Sheinbaum y Machado frente a un dictador

El premio Nobel de la Paz anunciado a favor de María Corina Machado representa un golpe letal en contra del régimen de Nicolás Maduro; se trata de un componente ético que ayuda a desenmascarar, ridiculizar y caricaturizar a la decadente dictadura.

La decisión también deja mal parada a la región latinoamericana, un espacio inerte frente a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Alfred Nobel fue consciente en 1890 de que el Storting (Parlamento noruego) ya mostraba un enorme interés por la solución pacífica de los conflictos.

En 2019, luego de la represión del régimen venezolano, que provocó decenas de muertos en las calles de Caracas, Maduro simuló su interés de negociar con la oposición por la vía pacífica eligiendo a Noruega como país mediador.

Ahora, todo ha cambiado.

Según el informe V-Dem, en 2004, el 51% de la población mundial vivía en democracia. En 2024, este número descendió al 28%.

En el continente americano, el informe V-Dem, elaborado previo al segundo gobierno de Donald Trump, aún catalogaba a Estados Unidos como democracia liberal, junto a Costa Rica, Chile y Uruguay.

Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú y Honduras fueron enmarcados como “democracias electorales”, que celebran elecciones libres, pero tienen serios problemas en el respeto a los derechos y las libertades.

En 2024 solo el 12% de la población global vivió bajo democracias liberales; el 72%, en autocracias.

Por lo anterior, no sorprende la respuesta dada por la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum a una pregunta que un periodista le hizo el viernes sobre la designación de Maria Corina Machado como Premio Nobel de la Paz: “sin comentarios (…) Nosotros siempre hemos hablado de la soberanía y la determinación de los pueblos, no solamente por convicción sino porque así lo establece la Constitución”.

Ni un solo guiño hacia María Corina Machado, una defensora de la democracia y los derechos humanos; si la venezolana perteneciera al grupo chavista, seguramente la presidenta mexicana hubiera aplaudido su designación como Premio Nobel de la Paz.

La respuesta de la mexicana fue criticada desde el exterior.

Arturo McFields, exembajador de Nicaragua ante la OEA, escribió en X: “Triste y vergonzoso. La primera mujer presidenta de la historia de México Claudia Sheinbaum baja la cabeza y por amor a Maduro no quiere felicitar a María Corina Machado por su Premio Nobel”.

La política exterior heredada por AMLO está envenenada: la defensa a dictadores latinoamericanos erosiona el perfil internacional de la presidenta Sheinbaum.

Cortesía de El Economista



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