“Si empresarios cumplen ley tendrán certeza jurídica”

En su despacho hay, a la entrada, una pequeña efigie de cuerpo entero de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas; indígena de la etnia zapoteca de Oaxaca, su paisano, presidió la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 1857 y al año siguiente asumió la Presidencia de México hasta su muerte, 14 años después.

Hugo Aguilar Ortiz, presidente electo del máximo tribunal constitucional del país, indígena oaxaqueño también, de origen mixteco, promete atender “la corrupción, la deshonestidad, el nepotismo en que está sumida la Corte”, como temas centrales para “mejorar en algo el sistema de justicia”.

En entrevista con El Economista, desde el sexto piso de un edificio de oficinas con vista al Circuito Interior, ubicado en la Colonia Anzures, asegura que si se cumple con la ley las inversiones estarán garantizadas, que habrá Estado de derecho y seguridad jurídica.

“Si se cumple con la normatividad (los empresarios) van a tener certeza jurídica, vamos a hacer los pronunciamientos que sean necesarios para que estas inversiones continúen. Hay que reconocer que en el esquema actual de organización y de vida de la sociedad mexicana ellos juegan un papel importante en la economía de México y van a estar aseguradas las inversiones”.

Pero aclara que “si hay violación a la norma, si no se cumplen las reglas ambientales, no hay forma también de sostener una cosas así. Si hay un aprovechamiento de la concesión sin cumplir los requisitos legales, sin cumplir el derecho social, si ellos desde antes incrementan la iniciativa que han tenido de lo que llaman responsabilidad social empresarial, estoy seguro que no va a haber mayor problema. Eso contribuye a un México más digno y más justo”.

“Primero, decirle a todo mundo que está con inversiones, que ha generado empleos, que tiene iniciativas de inversión en México o los que ya están desarrollándose plenamente, que van a tener certeza. No estamos cambiando el sistema jurídico, no vamos a hacer a un lado la Constitución ni las leyes. Ellos tienen toda la capacidad para llegar a la Corte, tienen sus cuerpos de abogados, conocen el camino y les puedo decir con bastante firmeza que van a seguir teniendo un trato adecuado de la Corte y la Corte va a cumplir su mandato constitucional de darles certeza jurídica, que no tengan la menor duda”.

Ya platicó con los empresarios, revela, y que les dijo “que si hay negocios, contratos, convenios, concesiones, autorizaciones que da el gobierno que cumplen con la ley, no veo bajo qué argumento podamos anular, obstaculizar o impedir esas inversiones”.

Transición tersa

Su diagnóstico es claro: “Hay una deuda del sistema de justicia en general y en particular de la Corte con muchos sectores de la sociedad, con los sectores que llamamos vulnerables: pueblos indígenas, mujeres, niños, adultos, trabajadores, jornaleros que no tienen la posibilidad de acceder a mejores condiciones de vida y a resoluciones adecuadas de parte de la Corte”.

El cambio sustancial en el sistema de acceso a la justicia será realidad, explica, “si logramos consolidar criterios favorables a clases desfavorables, clases que no han estado favorecidas por el sistema”.

El sueño de Ricardo Flores Magón en 1900 de moralizar el Poder Judicial, dice, hoy sigue vigente: “un sistema de gobierno, un sistema de justicia limpio de corrupción, de arbitrariedad, de esta visión patrimonialista (…) Hoy estamos frente a un reto similar de hacer las cosas con vocación de servicio y no con una idea de obtener ganancias o beneficios personales en el ejercicio de la función pública”.

Es posible avanzar en el saneamiento del Poder Judicial, producto de la reforma constitucional que está a punto de culminar, considera, porque los juzgadores que fueron electos el pasado 1 de junio, “lo digo por mí y por varios con los que he platicado, tenemos la sensibilidad y el contacto con la realidad nos hace pensar que debemos de cambiar”, pero advierte que si quienes llegarán “se alejan de la realidad, si se encierran en cuatro paredes (…) van a regresar los vicios”.

Para lograr un cambio completo del sistema de justicia, aclara, se necesita más reformas y ajustes a la procuraduría de justicia, pero que “hoy por hoy, creo que imprimiendo una nueva visión, una nueva mística de trabajo, nuevos métodos de análisis de la realidad y una perspectiva distinta, con esos elementos podemos dar un giro al sistema de justicia”.

“No se requiere grandes transformaciones. Nuestro sistema jurídico debe construirse desde México y para México”.

Son muchos los intereses en juego, ¿No teme por su vida?

No tengo ningún temor. Tengo la conciencia tranquila, estoy tranquilo conmigo mismo. Sé que puedo hacer declaraciones, tomar decisiones que puedan afectar, pero sé también que podemos dar explicaciones, razones.

Y pide confianza a la sociedad.

De todos los niveles, los de abajo, los altos empresarios, dénos un voto de confianza. A todos les digo que esta Corte va a servir a la sociedad en general.

Finalmente, informa que en la reunión que ya tuvo con Norma Piña, presidenta de la Corte —“yo la busqué, la contacté y hubo una buena respuesta”—, acordaron una transición tersa.

Cortesía de El Economista



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