Hace poco se filtró un documento recibido por trabajadores de Google en el cual los invitaban a “retirarse voluntariamente” de la empresa. La misiva fue enviada por Nick Fox, vicepresidente senior encargado de búsquedas y publicidad, y decía “quiero ser muy claro: si estás entusiasmado con tu trabajo, lleno de energía por la oportunidad que se te presenta y rindes bien, espero de verdad (¡de verdad!) que no aceptes esto. Tenemos planes ambiciosos y mucho que hacer“.
Google además ofreció una indemnización a los trabajadores de áreas clave como búsquedas, información, ingeniería, marketing, investigación y comunicaciones. Luego de que la carta se filtrara, la empresa confirmó el programa Voluntary Exit Program (VEP). Courtenay Mencini, portavoz de la compañía, explicó que algunos equipos ya se había introducido en algunos equipos a principios de 2025 y ahora se ampliaba a más divisiones.
Despido silencioso
Google también endureció sus políticas de retorno a la oficina, y ha hecho que algunos empleados que viven a menos de 80 kilómetros de sus oficinas en Estados Unidos retomen la presencialidad. De acuerdo con expertos, estas artimañas (menos flexibilidad y un plan de salida “voluntaria”) forman parte del llamado “despido silencioso” (quiet firing), una práctica cada vez más común en las empresas.
Hablamos de despido silencioso cuando una empresa crea un entorno que al final orilla al trabajador a marcharse de la empresa . Que un trabajador renuncie en lugar de ser despedido representa un ahorro de dinero para la empresa pues ya no deberá pagar liquidación. Otra estrategia usada por las empresas y que tiene la misma finalidad es el llamado “ostracismo obligado”.
Un ambiente de enfado interno
Desde 2022, Google ha sido noticia no solo por sus productos, sino por sus oleadas de despidos. En ocasiones, estos se han realizado poco (o nulo) tacto, como cuando se bloqueó el acceso a los sistemas a cientos de empleados de un día para otro. La situación ha generado un ambiente de enfado interno que se ha filtrado en diversas ocasiones.
También se han filtrado memes y críticas hacia la directiva en los foros internos, especialmente hacia el CEO, Sundar Pichai, quien recibió un aumento de sueldo en medio de los recortes. Por otro lado, uno de los fundadores, Sergey Brin, exigió jornadas de 60 horas semanales para acelerar el desarrollo de la IA, lo que aumentó la inconformidad entre los empleados.
Lo cierto es que el ambiente en los primeros años de Google poco o nada de parece a la actualidad. En ese entonces, los cofundadores Larry Page y Sergey Brin se reunían con los trabajadores en los encuentros TGIF, donde respondían preguntas directamente en un ambiente de confianza. Hoy, esas mismas reuniones requieren que las preguntas se envíen de antemano, según The Verge.
Cortesía de Xataka
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