Si nuestro cerebro es casi idéntico al de los monos, ¿por qué nosotros escribimos poesía y ellos no?

Los humanos compartimos casi el 98% de nuestro material genético con las demás especies de grandes primates como, por ejemplo, los chimpancés y los bonobos. Y eso no es todo. Nuestros órganos son muy parecidos (por no decir idénticos) al de los monos, se organizan de la misma manera y, en muchos casos, hasta tienen una estructura análoga. ¿Pero si somos tan parecidos, por qué la evolución nos ha llevado por caminos tan distintos? ¿Si nuestros cerebros son casi idénticos a los de los monos por qué nosotros hablamos, escribimos poesías, construimos ciudades y ellos no? Un equipo internacional de investigadores liderado por la neurocientífica Katherine L. Bryant, de la Universidad de Oxford, ha ahondado en esta cuestión y ha logrado descifrar este enigma evolutivo que nos permite entender qué parte de nuestro cerebro nos hace realmente humanos

Para este estudio, cuyos resultados se publican este lunes en un artículo de la revista ‘JNeurosci’, se analizaron un total de 30 cerebros humanos y una treintena más de diferentes especies de monos. Concretamente, de chimpancés y macacos, algunos de nuestros parientes evolutivos más cercanos. Por un lado, se estudiaron resonancias magnéticas realizadas para medir las funciones cerebrales y, en otros casos, se analizaron cerebros postmortem para desentrañar las diferencias estructurales del órgano. A partir de ahí se crearon mapas del funcionamiento del cerebro para entender las diferencias tanto en cuestiones anatómicas como en las funciones cognitivas de cada especie. ¿El resultado? Todo apunta a que nuestros cerebros son extremadamente parecidos a excepción de algunas regiones concretas. Parece ser que es ahí donde surge lo que nos hace humanos.  

Circuito de la empatía

El análisis desveló que las principales diferencias entre el cerebro de los humanos y el de los demás primates se encuentran en la corteza prefrontal y algunas regiones de la corteza temporal y parietal. Para ser exactos, en las zonas relacionadas con la toma de decisiones, el razonamiento, la planificación y la atención. También se hallaron diferencias significativas en los patrones de conectividad cerebral que, según explican los investigadores que han liderado este estudio, son cruciales para la regulación emocional, la cognición social y el procesamiento del lenguaje y, cómo no, actividades “tan nuestras” como escribir poesía. En el caso de los humanos se observa que las estructuras cerebrales detrás de estos procesos están bien conectadas, cosa que no ocurre ni en los chimpancés ni en los macacos analizados. 

El estudio encontró diferencias en las zonas encargadas de la regulación emocional, el procesamiento del lenguaje y el desarrollo de la empatía

El estudio también encontró que en el cerebro humano hay una conexión muy fuerte entre dos áreas del cerebro encargadas de integrar la información visual con procesos sociales. Este sería el caso, por ejemplo, de entender las emociones y creencias de otras personas. Las conexiones cerebrales que hacen posible este proceso se observan de forma clara en humanos y son casi imperceptibles en el caso de chimpancés y macacos, lo que sugeriría que nuestra especie ha desarrollado “circuitos mentales únicos” para tener empatía, entender mejor a otras personas y cooperar en sociedad. Esto podría explicar por qué tenemos habilidades más avanzadas que los demás primates en habilidades como la comunicación o, en general, la capacidad de generar pensamientos complejos.

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Cortesía de El Periodico



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