“Si tuvieras la oportunidad de irte de Gaza, ¿te marcharías?”: el dilema que enfrentan los gazatíes en una Franja destruida

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  • Autor, Yahya Kanakrieh
  • Título del autor, Servicio árabe de la BBC

“No puedo soportarlo más, especialmente ahora que la guerra ha comenzado de nuevo, nuestras vidas están amenazadas cada día, quiero irme de Gaza”, confiesa Ola a la BBC, expresando su deseo de abandonar la Franja lo antes posible.

Mientras Israel reanuda los bombardeos en Gaza, los gazatíes se enfrentan a retos diarios, ya que la destrucción del territorio y el cese de la ayuda humanitaria han convertido la vida cotidiana en algo imposible de soportar.

La BBC planteó a varios habitantes la la Franja la siguiente pregunta: “Si tuvieras la oportunidad de irte de Gaza, ¿te marcharías?”.

Algunos expresaron tristeza y rabia por la repetida experiencia de bombardeos y desplazamientos, y manifestaron su deseo de marcharse a otro país, mientras que otros insistieron en quedarse en Gaza “aunque les cueste la vida”, afirmando que marcharse no es una opción, sean cuales sean los desafíos.

Más de 110.000 personas pudieron salir de la Franja de Gaza hacia Egipto antes del cierre del paso fronterizo de Rafah a principios de mayo de 2024. Algunas se quedaron en Egipto, mientras que otras se trasladaron a otros países, según cifras de la ONU.

Pero salir de la Franja no es fácil.

El mecanismo para lograrlo consiste en pagar grandes sumas de dinero a intermediarios de forma oficial y extraoficial, según gazatíes que han intentado salir o que ya lo han hecho, aunque se dan facilidades a enfermos y heridos, ya que su acogida está coordinada oficialmente, según informan medios palestinos e israelíes.

“La mayoría de la gente a mi alrededor quiere irse de Gaza”, dice Ola, vecina de Yabalia.

La razón no es otra que “la ausencia de una vida decente, no hay lugares adecuados para vivir, no hay comida en condiciones, no hay oportunidades de trabajo, falta de todo, incluso los elementos más básicos de la vida”.

En cuanto a los que se aferran a permanecer en Gaza, “quieren quedarse porque tienen una fuente de ingresos que les permite gestionar sus asuntos, pero se irán en cuanto encuentren una oportunidad mejor, y otros quieren invertir y ganar dinero trabajando”, afirma Ola.

En cuanto a las posibilidades de salir de Gaza, Ola señala que “para los jóvenes puede ser a través de becas, pero las oportunidades de trabajo son difíciles, y algunos pueden acabar recurriendo a la inmigración ilegal si tienen la oportunidad”.

Un edificio semidestruido en Gaza con personas en su interior.

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La situación de los ancianos es desgarradora, según Ola.

“Si nos fijamos en los ancianos de Gaza, sus posibilidades de abandonar la Franja son escasas, salvo para los enfermos y heridos que son acogidos por algunos países para recibir tratamiento”, añade Ola.

El resto de ancianos, afirma, “no tiene dinero, comida ni siquiera una tienda de campaña, y sólo buscan un lugar seguro a diario, e intentar cubrir algunas de sus necesidades, por lo que si tienen una buena oportunidad, también se irán”.

A la pregunta sobre posibles países de salida, Ola señala que “algunos en Gaza dicen que Indonesia podría ser una buena opción para los ancianos así como los países árabes vecinos, mientras que los jóvenes aspiran a marcharse a países europeos”.

“País en guerra”

“Es difícil para cualquiera que sale de Gaza pensar en regresar”, reconoce Ola, “se ha convertido en un país en guerra, sobre todo si logran salir y establecerse dignamente”.

“Pero si no lo logran, podrían regresar. En última instancia, si nos dan residencia y una vida digna, nos iremos sin dudarlo”, señala esta vecina de Yabalia.

Ola continúa: “Lo que vivimos en Gaza no es fácil. Nos llevará años recuperarnos. Vimos muerte, hambre, pobreza, frío y las condiciones de vida más duras. Nuestras mentes están agotadas y nuestra memoria jamás sanará. Perdimos a nuestras familias, a nuestros hijos, a nuestros amigos, a nuestros vecinos y a muchos de nuestros conocidos. La muerte y sus consecuencias nos rodean por todos lados”.

Según el plan egipcio para la reconstrucción de Gaza, los daños en las viviendas de de la Franja por la guerra ascienden a US$15.800 millones, lo que representa el 53% de todos los destrozos.

Los datos indican que 330.000 edificios residenciales resultaron dañados, entre ellos 272.000 unidades, que quedaron completamente destruidas y 58.500 unidades parcialmente dañadas.

“No somos solo números en las estadísticas diarias de muertos”

Mahdi (un seudónimo), abandonó su ciudad natal de Rafah para viajar a Egipto hace unos meses con su hija para recibir tratamiento médico allí.

Ahora tiene la intención de quedarse en Egipto tanto tiempo como sea posible: “No tengo la intención de regresar a Gaza a menos que me vea obligado a hacerlo”.

Una niña llevando unas mantas entre los escombros en Gaza.

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Mahdi parecía enojado cuando hablamos con él.

“Dicen que huimos de Gaza, pero la verdad es otra. No huimos, ni elegimos vivir sufriendo. ¿Quieren que muramos bajo los escombros y nos convirtamos en nada más que pedazos? ¿Les gusta vernos muertos y destrozados? No, ese no es nuestro objetivo”, dice este gazatí.

“No somos traidores si queremos irnos. Todos tenemos la capacidad de resistir, y muchos ya no podemos soportarlo”, añade Mahdi.

El hombre explica que muchos como él buscan “escapar de la muerte y del genocidio. Queremos sobrevivir para decir la verdad, no morir en silencio”.

Y continúa: “Tenemos derecho a vivir. Tenemos derecho a escapar de la humillación, la muerte, el frío, el hambre y el asesinato. No somos solo números en las estadísticas diarias de muertes”.

Mahdi pide a quienes juzgan a los gazatíes sin conocer los detalles de sus vidas que no lo hagan.

“No nos juzguen desde la distancia, no han vivido nuestra dolorosa realidad y no conocen la verdad como nosotros. Sguiremos luchando a nuestra manera, y quien piense lo contrario ignora la verdad”, añade este refugiado en Egipto.

«Sí, quiero salir, pero sin condiciones»

Ahmed, del norte de la Franja de Gaza, no duda: “Sí, quiero salir de Gaza ahora mismo e ir a un país donde pueda trabajar y vivir durante el periodo de tiempo que yo decida”.

Cuando se le pregunta por qué, Ahmed cuenta su historia: “En Gaza, mi madre murió durante la guerra, y mi hermano y yo somos los únicos que quedamos porque mi padre murió antes”.

Asegura que se irá “cuando encuentre una oportunidad real en un país que nos acoja a mí y a mi hermano para trabajar y vivir con dignidad”.

“Sé que la gente se tomará a mal nuestra salida de Gaza”, repite Ahmed una y otra vez.

“Yo y muchas otras personas que conozco queremos salir de Gaza, pero sin que se nos impongan condiciones sobre cómo salir o volver, o incluso no volver a Gaza como se rumorea. Al fin y al cabo, este es nuestro país y queremos entrar y salir de él por nuestra propia voluntad”, añade.

Una mujer y un hombre lloran ante un cadáver.

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El ministerio de Defensa israelí anunció la creación de un departamento especial encargado de permitir que los palestinos abandonen “voluntariamente” la Franja de Gaza “a otro país”.

Según dijo, el plan de crear este departamento había sido aprobado por el Gabinete de seguridad.

Este departamento funcionará bajo la supervisión del ministerio de Defensa, pero podrá “cooperar con organizaciones internacionales” para “garantizar el paso seguro” de los gazatíes a esos otros países, señaló el ministerio en un comunicado, en el que no nombró a qué países se refería.

“La muerte pasa a nuestro lado todos los días”

La BBC también entrevistó a Hadil, que se marchó de Gaza a Jordania unos cuatro meses después del comienzo de la guerra, y quien relató su historia y sus motivos para abandonar la Franja.

“El 28 de enero (de 2024) salí de la Franja de Gaza por el paso fronterizo de Rafah y luego viajé a través de Nuweiba (en el Sinaí) por mar hacia Jordania para huir de la guerra y la muerte, acompañada de mis tres hijos y mi marido, que tiene pasaporte jordano, por lo que pudimos registrarnos para salir”, explicó Hadil.

“Sin embargo, cuando llegamos al lado egipcio, la inteligencia egipcia envió a mi marido de vuelta a Gaza, con el pretexto de que se impedía a los hombres salir de Gaza. Eso es lo que creemos. Mi esposo regresó a Gaza mientras mis hijas y yo seguimos de camino a Jordania”, añadió Hadeel.

Su vida en Jordania es diferente a la de Gaza: “Llegamos a Jordania sin mi marido y alquilamos una casa… Empezamos a vivir una vida libre de muerte y miedo. La vida en el campamento era difícil, amarga y agotadora, pero lo más importante que buscábamos era seguridad lejos de las calles y las tiendas de campaña”.

Su familia y parientes siguieron en Gaza “enfrentándose a una situación muy difícil”.

“Lo que se muestra en las pantallas no refleja la realidad de lo que pasamos en la realidad”, relata Hadil.

Ella vivió personalmente la pesadilla de la guerra cuando perdió repentinamente a su padre en Gaza después de que sufriera un ataque al corazón mientras ella estaba en Jordania, lo que le causó un gran trauma.

En Gaza, recuerda, “los días pasaban y vivíamos con el miedo constante a la muerte que pasaba a nuestro lado cada día. Para nosotros, marcharnos era como un sueño, y no pensábamos que sobreviviríamos a estas difíciles condiciones”.

Hadil asegura que “hay muchas personas en Gaza que desean viajar a países europeos como Bélgica, Alemania y Grecia, pero el bloqueo, el cierre y las enormes sumas de dinero necesarias para viajar se lo impiden. Por otro lado, también hay quienes permanecen en Gaza a pesar de las difíciles condiciones”.

Para ella existiría la opción de regresar a Gaza si “la situación mejora, vuelven la seguridad y la estabilidad, y se reconstruyen los hogares”.

Niños desesperados piden comida.

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Mientras que algunos ven la salida de Gaza como una oportunidad para una “vida decente”, otros están decididos a quedarse a pesar de las penurias. Muchos gazatíes han expresado su apego a su “tierra y patria”, incluso en las duras condiciones que describen.

“Gaza no es sólo un lugar donde vivimos”

Sami, de Deir al-Balah, asegura que “Gaza es mi hogar, no importa lo difíciles que sean las circunstancias, no puedo dejarlo, aquí es donde crecí, aquí están mis amigos y mi familia, no quiero vivir en ningún otro sitio, no importa lo dura que sea la vida aquí”.

Preguntado por su situación y la de muchos otros en la Franja, subraya que “irse no es la solución, a pesar de todas las dificultades por las que estamos pasando. Gaza es nuestra tierra y, sean cuales sean los desafíos, no la dejaremos, esta es nuestra patria y no la dejaremos”.

Y, en tono enojado, añade: “Que Trump y los que están con él intenten echarnos, por Dios, aunque nos corten el cuello, no nos iremos de Gaza”.

Para Sami, “Gaza no es solo un lugar donde vivimos, es la tierra a la que estamos conectados con nuestros recuerdos y sueños, Gaza vive en nosotros”.

Una mujer y una niña lloran la muerte de un familiar.

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“En mi corazón, no hay otro lugar que Gaza”

A pesar de haber perdido su hogar y a seres queridos, Salma (seudónimo) expresó su deseo de quedarse: “He perdido a mis hermanos y primos, pero digo: No hay otro lugar en mi corazón que Gaza. Incluso sin nuestra casa, que fue demolida, pase lo que pase, me quedaré aquí hasta mi último aliento”.

Salma explicó que “cada día en Gaza es una nueva batalla, pero me quedaré aquí cueste lo que cueste, por el recuerdo de los que perdí y por la esperanza de un mañana mejor”.

“A pesar de todos los desafíos, este es nuestro hogar y no lo dejaremos. Abandonar Gaza no es una opción para mí, me esfuerzo por quedarme aquí y seguiré luchando por nuestros derechos, no podemos aceptar huir o abandonar nuestra patria”.

Según las cifras del proyecto de plan egipcio para la reconstrucción de Gaza, el sector sanitario de Gaza ha sufrido pérdidas por valor de US$6.300 millones, además de US$1.300 millones en daños directos, con 18 hospitales completamente fuera de servicio y otros 17 sólo parcialmente operativos.

“El exilio es una fantasía”

“Siempre hay esperanza en Gaza, y no creo en marcharse”, dice otro residente de Deir al Balah, que prefiere permanecer en el anonimato. “Si nos vamos de Gaza, abandonamos la esperanza con ella”.

“Es cierto que la vida en Gaza es muy difícil, y las necesidades básicas son casi inexistentes, pero no puedo imaginarme en ningún otro lugar. La tierra es nuestra, irnos no es una opción, el exilio es una fantasía, y si tenemos que vivir en estas condiciones para siempre, lo haremos aquí”, señala este vecino de Deir al Balah.

“Sí, hay mucha gente que quiere irse de Gaza, pero yo no puedo dejar el lugar donde crecí. Nos mantenemos firmes aquí y nos quedaremos pase lo que pase. El vínculo con esta tierra va más allá de vivir en ella”, añade.

“Hemos pasado por muchas cosas, pero Gaza es nuestra tierra. Aunque la vida aquí sea dura, nos aferramos a nuestro lugar porque aquí es donde pertenecemos. Emigrar no es una solución, la solución es quedarnos y luchar por nuestros derechos”.

Línea.

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Cortesía de BBC Noticias



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