Sierra-Montaña: Aventura, cultura y descanso en el estado de Jalisco

En el corazón del sur de Jalisco existe una ruta que transforma la manera de viajar. Se trata de la experiencia Sierra-Montaña, una inmersión de cuatro días entre pueblos históricos, montañas envueltas en neblina, gastronomía local vibrante y hospitalidad cálida. 

Desde Ciudad Guzmán hasta Amacueca, pasando por Tapalpa y Sayula, este recorrido ofrece un mosaico de vivencias que reconectan al viajero con lo esencial: la naturaleza, la tradición y el buen vivir.

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El viaje comienza en Guadalajara, pero rápidamente nos lleva hacia el sur, haciendo una parada en Zacoalco de Torres para disfrutar de un desayuno típico. En este punto ya se percibe el cambio de ritmo: las fachadas coloridas, los mercados pequeños y los aromas a maíz cocido abren el apetito para lo que vendrá.

Ciudad Guzmán

La llegada a Ciudad Guzmán, también conocida como Zapotlán el Grande, marca el verdadero arranque de esta ruta. Su centro histórico vibra con una mezcla de historia y arte sacro, con calles tranquilas que invitan a recorrerlas a pie, descubriendo templos, plazas, el imponente Teatro José Rosas Moreno y la galería Estación a Estación.

La comida, en Tostadas Don Rubén que están desde 1963, revela el poder del sabor local para contar historias. El menú se compone de tostadas de: lomo, lengua, pata, trompa, cuero y campechanas y tacos de requesón con carne o cuero.

Ciudad GuzmánCortesía

El postre imperdible es la palanqueta de nuez artesanal, de marca Clarissa, y un café del Rey Amargo.

Esa noche, el alojamiento es en El Mesón de Colombo, una antigua casona que abraza a los viajeros con un aire colonial y detalles campiranos. El silencio de la montaña cae como un manto, preparando los sentidos para lo que viene.

Sayula

La siguiente parada es Sayula, joya cultural que se descubre a bordo de su tranvía turístico. Aquí se visita el Santuario de la Virgen de Guadalupe, el Museo de Arte Sacro, los talleres de Cajetas Lugo, donde el dulce de leche se transforma en arte comestible, los telares de Tachigual y la famosa tienda de Cuchillos Ojeda, piezas de colección hechas a mano. 

SayulaCortesía

La visita culmina con una representación del “Ánima de Sayula”, una puesta en escena que rinde homenaje de forma divertida a las leyendas que habitan el alma de este pueblo.

Tapalpa

La tarde nos conduce hacia Tapalpa, el primer Pueblo Mágico de Jalisco, enclavado entre montañas y pinos perfumados. Nos alojamos en El Remanso.

El Remanso Tapalpa es mucho más que un hotel: es un abrazo de la montaña. Ubicado en un bosque de pinos y encinos, este refugio boutique ofrece una experiencia sensorial que calma el cuerpo y reconforta el alma. Las habitaciones, con chimeneas encendidas y vistas panorámicas al verdor infinito, están diseñadas para desconectarse del mundo exterior y reconectar con uno mismo, uno se puede perder en la vista al lago. 

Al caminar por sus senderos, el sonido del viento entre los árboles y el crujido de la madera bajo los pies evocan una paz casi olvidada. Al caer la tarde, el cielo se tiñe de tonos dorados y lilas, mientras el aroma a leña y tierra húmeda acompaña cada respiro. 

TapalpaCortesía

Aquí, el lujo está en lo simple: una taza caliente entre las manos, una noche estrellada y la certeza de estar en un lugar donde el tiempo se detiene para que tú puedas volver a empezar.

La cena en Madre Tierra, un restaurante que honra la cocina de campo, resalta ingredientes locales como hongos silvestres, quesos de la región y carnes ahumadas. 

Aquí, el arte de comer bien se vive sin pretensiones, pero con profunda autenticidad.El tercer día comienza con un desayuno popular en la Plaza Central, donde se sirven tamales de acelga, taquitos de birria, café de olla y jugos frescos. 

Luego, la emoción toma el volante en el Ecopark, donde las cuatrimotos recorren la Presa del Nogal y el Valle de los Enigmas, hogar de las famosas Piedrotas, gigantescas formaciones rocosas que han sido objeto de mitos y ceremonias ancestrales.

Por la tarde, la adrenalina continúa en el Parque Ecoturístico Los Frailes: tirolesas que cruzan barrancos, escaladas en roca, caminatas guiadas entre bosques y puentes colgantes que hacen latir el corazón. La comida, si hay disponibilidad, se toma en La Cava, un escondite gastronómico que marida vistas y sabores como pocos.

Amacueca

El último día lleva al viajero a Amacueca, una tierra fértil donde se cultiva un café de altura con gran carácter. El Hotel Puerta Amacueca recibe con un desayuno sencillo pero lleno de identidad, antes de pasar a la Cafetería El Cartero, donde los baristas locales explican el proceso del grano a la taza.

Puerta Amacueca está enclavado entre cafetales y montañas cubiertas de niebla es un refugio de paz donde la autenticidad rural se transforma en hospitalidad genuina.

La ruta Sierra-Montaña no es solo un itinerario: es un viaje interior. Cada pueblo es un susurro de historia; cada comida, una declaración de identidad; cada paisaje, una invitación a detenerse, respirar profundo y agradecer. Así es Jalisco profundo, donde el alma mexicana se muestra sin filtros, generosa y luminosa.



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