Sigur Rós regresó a la Ciudad de México para dar una velada inolvidable: en el primero de dos conciertos, la banda islandesa se presentó con una orquesta compuesta por 41 músicos mexicanos bajo la dirección del director de orquesta británico Robert Ames, como parte de su gira para celebrar dos décadas de su emblemático álbum Takk, además de promover su más reciente disco, ÁTT.
Sigur Rós en CDMX: así fue su concierto con orquesta en el Auditorio Nacional
Momentos de delicadeza como en “8” contrastaron con clímax intensos, mientras el público, en silencio respetuoso, se dejaba envolver por las atmósferas que alternaban luces cálidas, frías, humo y minimalismo visual.
La propuesta sonora que convirtió el escenario del Auditorio Nacional en un espacio íntimo y emotivo. El show, completamente agotado, comenzó con “Blódberg” bajo una tenue luz roja, marcando el inicio de una experiencia musical que prescindió de animaciones y pantallas, apostando por la sobriedad, la música y la intensidad emocional.
(Lulú Urdapilleta OCESA)
Además, para este para estas presentaciones, la banda islandesa invitó a la sección femenina del Ensamble Coral Cuicatl, que participó en los coros.
La presentación recorrió clásicos como “Ekki múkk”, “Fljótavík”, “Starálfur” y “Hoppípolla”, reinterpretados a través de cuerdas, vientos y percusiones, con un arreglo sinfónico que realzó la melancolía y profundidad característica de la banda.
Desde los primeros acordes, el público fue transportado a un espacio sonoro etéreo y profundo. La presencia de la orquesta no solo amplificó la atmósfera melancólica de Sigur Rós, sino que también resaltó su capacidad para fusionar lo íntimo con lo grandioso.
(Lulú Urdapilleta OCESA)
Los arreglos sinfónicos ofrecieron reinterpretaciones poderosas, donde la voz de Jónsi se mezcló con cuerdas y metales para crear momentos de pura emoción.
Además de evocar nostalgia, el concierto permitió a la audiencia sumergirse en el presente de la banda con composiciones de ÁTTA, que han sido elogiadas por su belleza y complejidad.
(Lulú Urdapilleta OCESA)
La elección de incluir una orquesta completa refuerza la madurez artística de Sigur Rós: cada nota se siente pensada para expandir el universo sonoro que han construido en sus más de 30 años de carrera.
Cortesía de "quien.com"
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