
Miles de simpatizantes de Jair Bolsonaro salieron a las calles este domingo en varias ciudades de Brasil tras el anuncio de sanciones estadounidenses contra el juez a cargo del juicio al expresidente ultraderechista.
“Estoy aquí para defender a nuestro pueblo de la censura y de los jueces que actúan arbitrariamente“, declaró a la AFP Valdeciria Galvão, taquígrafa presente en la marcha en Brasilia.
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La mayoría de los manifestantes vestían de verde y amarillo, los colores de la bandera nacional, y algunos portaban banderas estadounidenses o carteles con la leyenda “Gracias Trump”.
Bolsonaro, de 70 años y residente en la capital brasileña, no pudo asistir a la manifestación. Investigado por presunta obstrucción a su juicio por intento de golpe de Estado, debe usar un brazalete electrónico, quedarse en casa las noches y los fines de semana, y tiene prohibido utilizar redes sociales.
Acusado de conspirar para mantener su poder a pesar de su derrota electoral de 2022 ante el actual presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, se expone a ser condenado a una larga pena de prisión en un proceso que se prevé que concluya en las próximas semanas.
El miércoles, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones financieras al juez de la corte suprema de Brasil Alexandre de Moraes, quien está a cargo del juicio y también es criticado por los bolsonaristas por su lucha contra la desinformación, que equiparan con “censura”.
El mismo día, el presidente de Estados Unidos Donald Trump invocó una “caza de brujas” contra su aliado sudamericano de extrema derecha para imponer un recargo arancelario del 50% a productos brasileños importados por su país, una medida que entrará en vigor el 6 de agosto.
“Estoy totalmente de acuerdo con estas sanciones. Como no hemos encontrado una solución aquí, tenía que venir de afuera”, dijo Maristela dos Santos, de 62 años, en la playa de Copacabana, donde se celebra la manifestación el domingo en Rio de Janeiro.
Con una bandera estadounidense sobre los hombros, esta profesora dice no estar especialmente preocupada por el impacto económico del recargo aduanero anunciado por Washington.
“Lo que me preocupa es que Brasil se convierta en Venezuela y no podamos encontrar suficiente para comer en el supermercado”, dijo, en alusión a la grave escasez de alimentos bajo el régimen socialista de Nicolás Maduro en Caracas.
Para Paulo Roberto, un empresario de 46 años, los aranceles punitivos de Estados Unidos son un mal necesario.
“A veces hay que dar cinco pasos atrás para tener más libertad y una mejor calidad de vida”, afirmó este hombre de brazos musculosos cubiertos de tatuajes.
Cortesía de El Economista
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