
La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México volvió a tomar fuerza. Representantes de sindicatos de telefonistas, mineros, campesinos y trabajadores del sector salud acudieron a la Cámara de Diputados para exigir que se apruebe cuanto antes la reforma que llevaría la jornada semanal de 48 a 40 horas.
La movilización ocurre en un contexto donde crece la demanda social por mejores condiciones laborales y ante el compromiso político previo de impulsar la medida. Diputados confirmaron que recibirán a una comisión de los manifestantes para escuchar sus peticiones y explicar el avance del proceso legislativo.
Además, se prevé que la presidenta Claudia Sheinbaum envíe formalmente la iniciativa este 20 de noviembre, lo que ha intensificado el llamado sindical para que el tema se discuta y apruebe en este mismo periodo ordinario.
Preocupación por los tiempos en el Congreso
Francisco Hernández Juárez, líder del Sindicato de Telefonistas y presidente colegiado de la Unión Nacional de Trabajadores, advirtió que el mayor riesgo es el calendario legislativo. Aunque existe un compromiso público, señaló que la iniciativa aún no llega al Congreso y cada semana perdida compromete la viabilidad política de la reforma.
Los sindicatos temen que el debate se extienda más allá del actual periodo de sesiones, lo que complicaría su aprobación en los primeros meses del nuevo gobierno.
Resistencias empresariales, pero una reforma viable
Hernández Juárez reconoció que desde los primeros anuncios surgieron resistencias de grupos empresariales en ambas cámaras. Sin embargo, sostuvo que la reducción de la jornada a 40 horas es técnicamente viable y podría aplicarse de inmediato.
Pese a ello, los sindicatos han manifestado disposición a aceptar una gradualidad siempre que no se vulneren los derechos laborales ya reconocidos. También aseguraron que la medida no afectaría la productividad y que México debe alinearse con los estándares internacionales de países desarrollados.
Una demanda histórica por la calidad de vida
Enrique Domínguez, representante de la Confederación de Trabajadores y Campesinos (CTC), subrayó que la reducción de la jornada laboral es una demanda histórica de la clase trabajadora.
Dijo que el contexto político actual permite impulsar una medida que tendría un impacto directo en la calidad de vida, al favorecer descansos regulares y un equilibrio más justo entre el trabajo y la vida familiar.
Una ventana legislativa decisiva
Con la próxima presentación de la iniciativa presidencial, los sindicatos consideran que se abre una ventana clave. Su expectativa es que, una vez turnada a comisiones, la Cámara de Diputados avance rápidamente y envíe el dictamen al Senado dentro del mismo periodo.
La reforma de las 40 horas se perfila como uno de los temas laborales más relevantes del país y marcará el tono de la nueva administración en materia de derechos de las y los trabajadores.
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