La madrugada del 25 de enero de 2025, el Museo Drents, en Assen, Países Bajos, sufrió un ataque que conmocionó al mundo cultural. Utilizando explosivos, un grupo de ladrones irrumpió en el edificio y robó cuatro piezas arqueológicas de un valor histórico incalculable. Entre ellas destacaban el famoso casco de Coțofenești y tres pulseras de oro, todas parte de la exposición internacional “Dacia: Reino de Oro y Plata”, que exploraba la riqueza cultural del antiguo reino de Dacia.
El robo no solo causó daños materiales en el museo, sino que representó una pérdida significativa para la historia y la cultura global. Como señaló Ernest Oberlander-Tarnoveanu, director del Museo Nacional de Historia de Rumanía, coprotagonista de la exposición, “son tan importantes que es imposible venderlas”. Este incidente subraya la importancia de poner medios para proteger el patrimonio cultural frente a redes de crimen organizado que amenazan con destruir legados históricos.
El antiguo reino de Dacia y su legado cultural
Dacia fue un reino que floreció entre los Cárpatos y el Danubio, habitado por los dacios y getas, tribus conocidas por su riqueza en oro. Según el historiador griego Heródoto, los dacios eran un pueblo “cubierto de oro”, y su territorio albergaba algunas de las minas más ricas de Europa.
La exposición “Dacia: Reino de Oro y Plata” pone de manifiesto esta opulencia y su significado cultural. Entre las piezas expuestas se encontraba el casco de Coțofenești, un símbolo de poder y ritualidad, y las pulseras reales halladas en Sarmizegetusa Regia, la capital del reino. Estas obras no solo son testigos del talento artístico de los dacios, sino que también revelan las complejas conexiones entre las culturas antiguas de Europa, Asia Menor y Grecia.
Los romanos, atraídos por esta riqueza, finalmente conquistaron el reino en el año 106 d.C., convirtiéndolo en una provincia del Imperio Romano. Sin embargo, los tesoros que sobrevivieron al paso del tiempo continúan narrando la historia de un pueblo que resistió invasores durante siglos.
Detalles del robo y las investigaciones en curso
El robo fue cuidadosamente planeado. Según las autoridades neerlandesas, los ladrones utilizaron explosivos para irrumpir en el museo alrededor de las 3:45 de la madrugada. La explosión dañó no solo las instalaciones del museo, sino también edificios circundantes. Poco después, se encontró un vehículo incendiado que las autoridades creen que fue utilizado para el escape.
Aunque aún no se han realizado arrestos, la policía está analizando imágenes de videovigilancia y colabora con Interpol para localizar a los responsables. Expertos han señalado que el reconocimiento internacional de las piezas dificulta que puedan ser vendidas en el mercado legal, aunque existe el riesgo de que los ladrones intenten fundirlas para comercializar el oro.
El casco de Coțofenești,: un símbolo de identidad cultural
El casco de Coțofenești, elaborado entre los años 450 y 400 a.C., es una de las obras maestras más emblemáticas de la orfebrería dacia. Fue descubierto en 1929 por un niño (Traian Simion)en el pueblo de Vărbilău, Rumanía, y desde entonces ha sido objeto de numerosos estudios arqueológicos.
Pesando cerca de un kilogramo, el casco presenta detalles únicos como grandes ojos apotropaicos, que se creían capaces de proteger contra el “mal de ojo”, y grabados mitológicos que muestran un sacrificio ritual de un carnero. Estas decoraciones revelan una mezcla de influencias griegas, persas y locales, adaptadas a las necesidades culturales y espirituales de los dacios.
Este casco era algo más que un objeto ceremonial: se trataba de un símbolo de poder, probablemente perteneciente a un noble o rey dacio. Su diseño refleja el talento de los artesanos de la época para combinar tradiciones artísticas de diferentes culturas en un estilo distintivamente dacio.
Las pulseras reales de Sarmizegetusa Regia
Las tres pulseras sustraídas, parte de una colección de 24 piezas, fueron encontradas en Sarmizegetusa Regia, la antigua capital de Dacia. Estas joyas, realizadas en oro macizo, se caracterizan por sus intrincados diseños, que incluyen escamas y motivos animales como el pelaje de lobo.
A diferencia de las joyas comunes, estas pulseras nunca fueron usadas, sino que se depositaron como ofrendas ceremoniales en fosos rituales. Este hallazgo confirma la importancia del oro en las prácticas religiosas dacias y su rol como símbolo de conexión entre lo humano y lo divino.
Impacto del robo en el patrimonio cultural rumano
El impacto de este robo trasciende con creces lo material. Como afirmó Harry Tupan, director del Museo Drents, “no se trata del oro, sino del patrimonio cultural”. Las piezas robadas no solo representan un legado histórico invaluable para Rumanía, sino también para la historia global.
Este robo es una llamada de atención ante la vulnerabilidad de los museos frente a redes delictivas bien organizadas. Aunque las piezas robadas son ampliamente reconocidas y difíciles de vender, el riesgo de su pérdida definitiva subraya la necesidad de fortalecer la seguridad en exposiciones internacionales.
La importancia de la cooperación internacional
En casos como este, la cooperación internacional es crucial. Interpol y otras agencias han desempeñado un papel importante en la recuperación de artefactos robados en el pasado. Sin embargo, el desafío radica en localizar y proteger piezas que, por su notoriedad, no pueden ser comercializadas fácilmente.
La comparación con el robo de la moneda de oro “Gran Hoja de Arce” en Berlín en 2017, que fue fundida tras su robo, pone en evidencia los riesgos asociados a este tipo de crímenes. Es fundamental implementar estrategias globales más robustas para proteger el patrimonio cultural frente a estas amenazas.
Cortesía de Muy Interesante
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