Sorpresa entre los arqueólogos: el cráneo de Éfeso resuelve un misterio relacionado con la hermana de Cleopatra tras casi un siglo

En un giro sorprendente que redefine décadas de especulación, un estudio reciente ha revelado que el cráneo hallado en 1929 en el Octágono de Éfeso no pertenece a Arsinoé IV, hermana menor de Cleopatra, sino a un niño de entre 11 y 14 años con marcadas anomalías de desarrollo. Esta revelación no solo descarta una de las teorías más populares en la arqueología del Mediterráneo, sino que también plantea nuevas preguntas sobre quién era realmente este joven y por qué fue enterrado en un lugar tan prominente.

Un hallazgo envuelto en misterio

El cráneo, descubierto durante una excavación liderada por un equipo austriaco, estaba dentro de un sarcófago de mármol inundado de agua en el centro del Octágono, un edificio de arquitectura monumental en la antigua ciudad de Éfeso, en Turquía. La estructura, con sus ecos de la influencia egipcia y su semejanza con el famoso Faro de Alejandría, llevó a los arqueólogos de la época a especular que podía tratarse de la tumba de Arsinoé IV, exiliada y asesinada en esta ciudad en el año 41 a.C.

Décadas después, nuevas excavaciones añadieron más piezas al rompecabezas, incluyendo restos óseos encontrados en una cámara cercana. Sin embargo, la falta de inscripciones y objetos funerarios dejó la identidad del ocupante del sarcófago en el aire. La única pista era la importancia arquitectónica del edificio, que apuntaba a una figura de alto rango.

El cráneo procedente del Octágono de Éfeso
El cráneo procedente del Octágono de Éfeso, que forma parte de la colección del Departamento de Antropología Evolutiva de la Universidad de Viena, incluye una etiqueta amarillenta que indica: “Cráneo de Éfeso”. Foto: Gerhard Weber, Universidad de Viena

Ciencia al servicio de la Historia

Recientes avances tecnológicos han permitido un análisis exhaustivo de los restos. Utilizando técnicas de tomografía computarizada y análisis genético, un equipo liderado por expertos de la Universidad de Viena ha arrojado luz sobre este misterio. Los estudios determinaron que el cráneo data de un periodo comprendido entre 205 y 36 a.C., coincidiendo con el tiempo en el que vivió Arsinoé IV. Sin embargo, los resultados también demostraron de manera concluyente que los restos no pertenecen a una mujer, sino a un joven varón.

El análisis morfológico del cráneo mostró una serie de características inusuales: asimetría marcada, desarrollo insuficiente de la mandíbula superior y anomalías en la forma de los dientes. Estos indicios sugieren que el niño sufría de algún trastorno genético o nutricional, como el síndrome de Treacher Collins o una deficiencia de vitamina D. La evidencia genética añadió otro dato fascinante: el joven tenía ascendencia del centro de Italia o Sardinia, un detalle que lo conecta con la esfera cultural romana de la época.

¿Por qué un niño en el Octágono?

La revelación de que el cráneo pertenece a un niño con discapacidades plantea interrogantes aún más intrigantes. ¿Qué llevó a un joven con estas características a ser enterrado en un edificio tan destacado? El Octágono no solo es una construcción llamativa, sino que su diseño sugiere un propósito ceremonial o conmemorativo. Esto podría indicar que el niño pertenecía a una familia de alto estatus, posiblemente vinculada con Roma, que buscaba honrar su memoria de una manera que desafiara las normas convencionales.

Los arqueólogos sugieren que el niño pudo haber sido miembro de una familia influyente o incluso alguien con un simbolismo especial dentro de su comunidad. Su entierro en un lugar tan prominente podría reflejar un acto de amor, respeto o incluso de creencias culturales relacionadas con su condición física y la conexión espiritual que representaba.

Vista del Octágono en Éfeso a lo largo de la Calle de los Curetes. Solo se conserva la base revestida de mármol
Vista del Octágono en Éfeso a lo largo de la Calle de los Curetes. Solo se conserva la base revestida de mármol. Foto: Austrian Academy of Sciences/Austrian Archaeological Institute

Reescribiendo la historia

Este hallazgo no solo descarta la hipótesis de que el Octágono fue el lugar de descanso final de Arsinoé IV, sino que también redefine cómo interpretamos los contextos funerarios de la época. Durante años, la narrativa de una Arsinoé exiliada y asesinada en Éfeso se había cimentado como una de las historias más fascinantes del mundo helenístico. Ahora, con estas nuevas pruebas, los historiadores y arqueólogos deben buscar otros posibles lugares para encontrar sus restos y seguir explorando las complejidades políticas y culturales que rodearon su vida y su muerte.

Por otro lado, el caso del “niño del Octágono” abre una ventana a un aspecto poco conocido de la vida en la Antigüedad: la percepción y el tratamiento de personas con discapacidades. Este descubrimiento plantea la posibilidad de que algunas comunidades no solo aceptaran, sino que valoraran a individuos con características fuera de lo común, viéndolos quizás como especiales o incluso sagrados.

Un futuro lleno de preguntas

El cráneo del niño del Octágono nos recuerda que la arqueología es una ciencia en constante evolución. Lo que hoy consideramos como una verdad histórica puede ser revaluado a la luz de nuevas evidencias. La tecnología, al permitirnos examinar detalles antes inaccesibles, ha transformado nuestra comprensión del pasado, pero también ha generado nuevas incógnitas.

¿Quién era realmente este joven? ¿Por qué su familia eligió este lugar para su entierro? ¿Qué simbolismo tenía el Octágono en la sociedad de Éfeso? Estas preguntas, aunque aún sin respuesta, prometen inspirar futuras investigaciones que nos acerquen un poco más a comprender los matices de la vida y la muerte en el mundo antiguo.

Referencias:

  • Weber, G.W., Šimková, P.G., Fernandes, D. et al. (2025). The cranium from the Octagon in Ephesos. Sci Rep 15, 943. DOI: 10.1038/s41598-024-83870-x

Cortesía de Muy Interesante



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