Spielberg reflejó la moda de la ufología desde la experiencia intensa de personas fascinadas por la vida inteligente extraterrestre.
En 1977 el mundo de los ovnis era mucho más popular que hoy: extensos reportajes aparecían en la prensa generalista y los libros sobre el tema acaparaban los primeros puestos en las listas de los más vendidos.
Mercaderes de humo como Charles Berlitz se hicieron millonarios con sus historias sobre el Triángulo de las Bermudas. Y en medio de este ambiente, Steven Spielberg preparaba la película que seguiría a su primer gran éxito, “Tiburón” (1975).
Su amigo George Lucas había estrenado “La guerra de las galaxias” el año anterior, lanzándose de lleno a la fantasía espacial, pero Spielberg iba a ir por un camino más realista… dentro de lo que cabe.

Influencia ufológica
“Encuentros en la tercera fase” ni puede ni quiere librarse de la influencia ufológica reinante en los años en que fue rodada.
Sus protagonistas se dividen en ciudadanos comunes –el electricista Roy Neary, la pintora y madre soltera Jillian Guiler– quienes viven encuentros con extraños objetos procedentes del cielo, que culminan con la abducción del hijo de Jillian; y en los integrantes de las fuerzas gubernamentales, que investigan el fenómeno ovni y ocultan la verdad sobre los nuevos y asombrosos descubrimientos.
Unos y otros coinciden al final en la Torre del Diablo, una espectacular formación montañosa de Wyoming donde los alienígenas han convocado su primer encuentro con los terrestres.
Tras intercambiar el saludo inicial, por medio de una combinación de cinco notas musicales, los extraterrestres devuelven al hijo de Jillian y se llevan con ellos a un grupo de voluntarios, entre los cuales está Neary, ya separado por completo de su familia terrestre.
El fenómeno ovni
Todo es un completísimo compendio de los tópicos del mundo ufológico que Spielberg se tragó sin masticar.
Hasta el título está tomado de la clasificación de encuentros con extraterrestres elaborada por el astrofísico y ufólogo estadounidense J. Allen Hynek en 1972, y puede verse al propio Hynek entre las personalidades que reciben a los alienígenas.

Científicos en contra
En el estreno, Spielberg declaró a la prensa estar convencido de que los Gobiernos no nos decían la verdad sobre el fenómeno ovni. No es de extrañar que muchos divulgadores científicos despellejaran la película sin piedad, con el escéptico Martin Gardner a la cabeza, quien publicó un artículo lleno de insultos con la convicción de que Spielberg probablemente “no volverá a tener otro taquillazo”. Toda una muestra de clarividencia.
Pero no estamos hablando aquí de verosimilitud, sino de cine. Y no hace falta creerse lo que nos están contando para concluir que “Encuentros en la tercera fase” sigue siendo uno de los mejores títulos de su director.
Un espectador enganchado
Su habilidad para atrapar al espectador no siempre le ha funcionado al cien por cien, pero cuando lo hace, como ocurre aquí, es imposible despegarse de la pantalla.
Los efectos especiales, a cargo del maestro Douglas Trumbull, son hipnóticos y durante mucho tiempo se mantuvieron como alto secreto para no estropear la ilusión del público, igual que un mago no revela sus trucos.

Predecesora de E.T.
Cinco años después, una nueva aproximación al tema supondría el mayor éxito de la carrera de Spielberg, aunque “E. T., el extraterrestre” debería verse más como un cuento de hadas que como una película estricta de ciencia ficción.
Y en 2005, cuando rodó su versión de “La guerra de los mundos”, abandonó, quizá para siempre, su visión de los alienígenas bondadosos; el mundo había cambiado mucho desde 1977 y Spielberg, probablemente, también.
Cortesía de Muy Interesante
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