En 2024, Apple integró Apple Intelligence en sus dispositivos, como parte de uno de los movimientos más ambiciosos de su historia. Esta iniciativa incluyó una reinvención de Siri, con el objetivo de ofrecer un asistente realmente útil, capaz de entender el contexto del usuario y brindar respuestas precisas a partir de su información personal.
Aunque se presentó como una “transformación importante”, la mejora continua de alternativas como ChatGPT ha ido retrasando su lanzamiento oficial. Esta situación también ha afectado la reputación de Apple, una compañía que históricamente había manejado con maestría la anticipación de sus novedades, incluso cuando estas aún no estaban completamente terminadas. Un ejemplo clásico es la presentación del primer iPhone, en 2007.
El debut del iPhone, una presentación legendaria… con muchos trucos detrás
Durante ese evento —hoy considerado un hito en la historia del marketing tecnológico— Steve Jobs presentó un producto “revolucionario y mágico” que, en realidad, apenas funcionaba correctamente el día de su debut.
Según un reportaje de The New York Magazine, basado en entrevistas con exempleados de Apple, el software del iPhone presentaba múltiples errores. Andy Grignon, ingeniero senior a cargo de los módulos de comunicación del dispositivo, relata que las canciones se reproducían incompletas, los videos se bloqueaban y el sistema completo podía colapsar si las tareas no seguían una secuencia precisa. La memoria del equipo era tan limitada que realizar varias operaciones al mismo tiempo podía forzar un reinicio.
Para evitar esto, los ingenieros diseñaron un “camino dorado”: una secuencia específica de acciones que Jobs debía seguir sin desviarse, con el fin de evitar errores durante la demostración. Además, tenía a su disposición varias unidades idénticas que podía intercambiar discretamente en caso de bloqueo.
La presentación también debía cumplir con estándares estéticos exigentes. Jobs no quería que una cámara enfocara el dispositivo, sino que su pantalla se proyectara directamente y sin interferencias visuales. Para lograrlo, los ingenieros instalaron placas personalizadas y cables de video que extraían la señal directamente del iPhone.
El Wi-Fi también representó un reto, pues la multitud podía saturar la señal. Como solución, se modificó el software del AirPort que brindaba conectividad al iPhone para que operara en frecuencias utilizadas en Japón, fuera del espectro común en Estados Unidos, garantizando una señal estable.
Respecto a las llamadas, AT&T instaló una torre móvil portátil para asegurar cobertura. Además, los iPhone de la demo estaban alterados para mostrar siempre cinco barras de señal, incluso cuando no las tenían.
La presentación que salió impecable… casi por milagro
Afortunadamente —como se puede ver en los videos de la época— la presentación fue un éxito. Jobs siguió el guion sin errores, demostrando funciones como música, video, navegación web, mensajes, llamadas, fotos y hasta Google Maps, donde buscó una sucursal de Starbucks para pedir 4,000 cafés. Todo estaba cuidadosamente ensayado para funcionar sin fallos.

El nivel de secretismo fue extremo. Según el medio, incluso algunos proveedores como Marvell Technologies no supieron hasta el día del lanzamiento que sus chips de Wi-Fi y Bluetooth habían sido utilizados en un iPhone y no en un iPod, ya que Apple había utilizado esquemas falsos para evitar filtraciones.
Por ahora, solo queda esperar el lanzamiento oficial de la nueva Siri —previsto para 2026— para saber si Apple repetirá la fórmula: mostrar una herramienta revolucionaria en apariencia, aunque aún esté en construcción detrás del escenario.
Cortesía de Xataka
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