El siglo XXI representó la llegada de una etapa de retos, pero también de oportunidades para la Iglesia Católica. En un mundo marcado por el avance y expansión de la digitalización, el desarrollo global y el auge de los movimientos sociales, la institución ha tenido que adaptarse a las nuevas realidades para mantener su vigencia.
Son ya cuatro los Papas, figura que representa la máxima autoridad de la Iglesia católica, quienes han dirigido su rumbo en este periodo: Juan Pablo II, quien extendió su liderazgo hasta 2005; Benedicto XVI, que sorprendió al mundo con una renuncia histórica; Francisco, que impulsó una Iglesia más cercana a los problemas actuales, y León XIV, quien ha apostado en sus primeros meses de papado por la paz y el alto a la guerra.
Aunque los cuatro han mostrado un estilo de papado distinto, comparten un hilo común: cada uno, a su manera, ha buscado adaptar la institución más antigua de Occidente a los desafíos de una época marcada por la globalización, la crisis de credibilidad y los cambios sociales acelerados, apostando por una cercanía, desde su perspectiva, con la comunidad.

Enfoques distintos para causas en común
El siglo comenzó con Juan Pablo II al frente de la iglesia católica y ha sido considerado por muchos como uno de los Papas más influyentes de la era reciente. Nacido en Polonia bajo el nombre de Karol Józef Wojtyła, su infancia estuvo marcada por la pérdida de su madre y su hermano, así como por la ocupación nazi en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. Ingresó al seminario clandestino durante dicha invasión, debido a que las autoridades nazis prohibieron la formación sacerdotal abierta, llegando a ordenarse sacerdote el 1 de noviembre de 1946.
Tras varios años de servicio y haber pasado por distintos cargos en la iglesia, se convirtió, el 16 de octubre de 1978, en el primer Papa de origen distinto al italiano en más de cuatro siglos.
Su pontificado apostó por la incidencia política, pero también por el crecimiento espiritual y de la fe. Por ejemplo, se convirtió en un actor clave en la caída del comunismo en Europa del Este, ya que apoyó con firmeza al movimiento Solidaridad en Polonia y desafió con sus discursos el poder soviético, además de impulsar la Jornada Mundial de la Juventud, un encuentro que atrajo multitudes de jóvenes católicos y que consolidó la idea de una Iglesia universal en movimiento.
Beatificó y canonizó a 482 santos y beatificó a mil 338 personas, acercando a los feligreses a figuras de distintas culturas y épocas. Además, Juan Pablo II se convirtió en un referente mundial; visitó 129 países, llevó su imagen de pontífice a millones de fieles, pero también a aquellas personas usualmente alejadas de la Iglesia, en su mayoría, quienes coincidían en su imagen de bondad y apertura a la escucha, gracias a su capacidad para conectar con multitudes y gran habilidad mediática.
En 2005, tras su muerte a causa de un infarto de miocardio, fue elegido el cardenal alemán Joseph Ratzinger, quien fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Eligió como nombre Benedicto XVI y se desmarcó del papado de su antecesor debido a que su perfil siempre fue más reservado e inclinado a la reflexión que al contacto con las multitudes, apostando por reforzar la tradición al tratar de dar respuestas a crisis dentro de la Iglesia, por ejemplo, procurar mayor transparencia financiera en el Vaticano, en medio de críticas por manejos opacos y escándalos de corrupción, de acuerdo con diversos medios internacionales.
Pero fue en el tema de los abusos sexuales cometidos por el clero, hechos públicos por medios de comunicación a nivel internacional, donde su papado se vio más cuestionado, confirma el portal oficial del Vaticano. Aunque dio pasos importantes para reconocer el problema y establecer protocolos, muchos consideraron que su reacción fue insuficiente frente a la magnitud del daño y la falta de justicia para las víctimas.
“No hay que olvidar que, precisamente desde ese observatorio, el cardenal Ratzinger tuvo la posibilidad de seguir los casos de abusos sexuales que se denunciaban y favoreció una reforma, también legislativa, más rigurosa en esa materia. Como Pastor supremo de la Iglesia, el Papa mantuvo también en este campo un estilo de gobierno que busca la purificación de la Iglesia, eliminando la ‘suciedad’ que anida en ella. Benedicto XVI, por tanto, demostró que era un pastor que vigila su rebaño. Precisamente gracias al mayor rigor del Papa, varias Conferencias episcopales están intentando aclarar casos de abusos sexuales, colaborando a su vez con las autoridades civiles para hacer justicia a las víctimas”, señala el sitio vatican.va.
Fue en febrero de 2013 cuando Benedicto XVI anunció su renuncia. Cansado, y ante las exigencias del cargo, se convirtió en el primer Papa en seis siglos en abandonar la Santa Sede. Su decisión abrió entonces una nueva era: el papado ya no sería necesariamente un encargo de por vida, sino un servicio que podía cederse si así lo decidía el pontífice, lo cual representó un gran cambio en la Iglesia católica.
Ese mismo año, el Consejo Cardenalicio eligió a Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, quien tomó el nombre de Francisco. Su llegada al Vaticano, de igual manera, hizo historia al convertirse en el primer Papa latinoamericano y primer jesuita en ocupar el cargo.
Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco mostró un estilo diferente al de su antecesor, marcado por la sencillez y la cercanía con las personas, incluso similar al de Juan Pablo II. Eligió vivir en la Casa Santa Marta en lugar de la Santa Sede, evitando los protocolos rígidos y realizando ante el mundo actos de sencillez, como el lavar los pies de reclusos en la misa del Jueves Santo en 2024 para conmemorar la Última Cena y mostrar humildad y servicio, “un acto que busca recordar la disposición de Jesús al perdón y al servicio incondicional”, según llegó a declarar.
El pontificado de Francisco estuvo marcado por denuncias sociales en busca de generar conciencia sobre situaciones como la desigualdad social, la exclusión y las guerras, retomando además el tema sobre los abusos sexuales cometidos por el clero, reforzando las normas contra los encubrimientos y creando estructuras para atender a las víctimas.
También emitió diversos discursos que buscaban visibilizar a “los otros”, temas que por años han generado debate social, como como el celibato sacerdotal, el papel de la mujer en funciones de mayor responsabilidad, incluso dentro de la iglesia, y la inclusión pastoral de las personas que integran la comunidad LGBTIQ+.
Otro de los sellos de su papado fue la defensa del medio ambiente: en 2015 publicó una carta solemne titulada Laudato si’, en la que planteaba una ecología integral y llamaba a enfrentar la crisis climática como un deber moral de la humanidad.
El Papa Francisco falleció apenas el pasado 21 de abril, a los 88 años, y de acuerdo con lo señalado por el Decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Re, quien presidió la homilía de sus funerales, dejó un legado de humildad, cercanía y servicio.
“La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco”, destacó el cardenal.
Estas palabras confirman su trabajo al frente de la Iglesia católica: en los años que estuvo al frente de la Santa Sede creció el número absoluto de fieles que profesan dicha religión. De acuerdo con las estadísticas reportadas por la Agenzia Fides (la agencia de prensa de la Santa Sede) al 2024, creció en poco más de 135 millones desde que Bergoglio llegó al pontificado.

EJEMPLO DE VOCACIÓN
Robert Prevost, el primer líder estadounidense de la Iglesia católica
En un hecho histórico, el 8 de mayo de 2025, en el segundo día del cónclave y en la cuarta votación del mismo, Robert Francis Prevost fue elegido el nuevo pontífice de la Iglesia Católica a sus 69 años, siendo el primer Papa agustino y de origen estadounidense, decisión que sorprendió al mundo entero. Tomó el nombre de León XIV, en referencia al Papa León XIII, quien afrontó la llamada “cuestión social” en el contexto de la primera revolución industrial.
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago (Illinois), Estados Unidos, se convirtió en el segundo Papa americano, después de Mario Bergoglio.
Hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y de Mildred Martínez, de ascendencia española, desde muy pequeño mostró su inclinación por la vida religiosa: pasó su infancia y adolescencia con su familia; decidió estudiar en el Seminario Menor de los Padres Agustinos, de la Orden de San Agustín (OSA), ordenación religiosa que se distingue por una espiritualidad centrada en la comunidad, la búsqueda interior de Dios y el servicio pastoral, bajo el lema: “Tengan una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios”, de San Agustín de Hipona.
Luego de culminar sus estudios en el Seminario Menor de los Padres Agustinos, Prevost ingresó a la Universidad de Villanova, ubicada en Pennsylvania (EU), donde se licenció en Matemáticas y estudió Filosofía en 1977, de acuerdo con información del Vaticano.
Fue el 1 de septiembre de ese mismo año que Robert Prevost ingresó en el noviciado de la Orden de San Agustín (OSA), de St. Louis, en la Provincia de Nuestra Señora del Buen Consejo, de Chicago, realizando su primera profesión el 2 de septiembre de 1978. El 29 de agosto de 1981 emite sus votos solemnes.
Recibió su formación en la Catholic Theological Union de Chicago y se licenció en Teología. A los 27 años, fue enviado por sus superiores a Roma para estudiar Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum). Se ordenó sacerdote el 19 de junio de 1982 en el Colegio Agustiniano de Santa Mónica por monseñor Jean Jadot, presidente del Pontificio Consejo para los No Cristianos, hoy Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, según señala el Vaticano.
Prevost se licenció en Derecho Canónico en 1984 y al año siguiente, mientras preparaba su tesis doctoral, fue enviado a la misión agustiniana de Chulucanas, Piura, Perú (1985-1986). Es en 1987 cuando discute su tesis doctoral sobre “El papel del Prior Local de la Orden de San Agustín” y es nombrado Director de Vocaciones y Director de Misiones de la Provincia Agustiniana Madre del Buen Consejo en Olympia Fields, Illinois (EU).
Al año siguiente, en 1988, se incorporó a la misión de Trujillo, también en Perú, como director del proyecto de formación común para los aspirantes agustinos de los vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac.
Se desempeñó en aquel país por once años, e incluso tomó la nacionalidad, hasta que en octubre de 2013 regresó a su provincia agustiniana en Chicago y se convirtió en director de Formación del Convento de San Agustín, primer consejero y vicario provincial; cargos que desempeñó hasta que el Papa Francisco lo nombró, el 3 de noviembre de 2014, Administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo, a la que envió un mensaje especial durante su primer discurso como Papa.
Así, se le elevó a la dignidad episcopal como obispo titular de Sufar. Ingresó en la diócesis el 7 de noviembre, en presencia del nuncio apostólico James Patrick Green, quien le ordenó obispo poco más de un mes después, el 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la catedral de Santa María.

Nombrado Cardenal por el Papa Francisco hace apenas año y medio
León XIV fue muy cercano a su antecesor, Mario Bergoglio, quien lo nombró obispo de Chiclayo el 26 de septiembre de 2015. Cuatro años después, el 13 de julio de 2019, el Papa Francisco también lo sumó a los miembros de la Congregación para el Clero, y al año siguiente, el 21 de noviembre, se encontraba ya entre los miembros de la Congregación para los Obispos.
Mientras tanto, el 15 de abril de 2020, llegó su nombramiento como administrador apostólico de la diócesis peruana de Callao, también por parte de Mario Bergoglio, hasta que el 30 de enero de 2023, el Papa lo llamó a Roma para nombrarlo prefecto del Dicasterio para los Obispos, organismo del Vaticano encargado de coordinar y supervisar la selección y nombramiento de obispos en todo el mundo.
En ese rol, Prevost no solo asumió tareas administrativas, sino que incidió en fomentar una visión pastoral alineada con las prioridades del Papa Francisco: promover la necesidad de que los obispos fueran pastores cercanos a su pueblo, más que burócratas o gestores, insistiendo en una Iglesia que escucha, acompaña y camina con las personas, en consonancia con el estilo que impulsaba Francisco, de formación jesuita, y de Prevost, parte de los agustinos. También fue nombrado presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y promovido a arzobispo.
La trayectoria de Prevost dentro de la Iglesia católica, definida por el compromiso de incidencia social y de fervor eclesiástico, lo llevó a que el 30 de septiembre de ese mismo 2023, como signo de confianza y reconocimiento, el Papa Francisco lo elevara al rango de cardenal y le asignara el diaconado de Santa Mónica.
Prevost tomó posesión el 28 de enero de 2024 y, al frente del Dicasterio, participó en los últimos viajes apostólicos del Papa Francisco y en las sesiones uno y dos de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad, celebradas en Roma del 4 al 29 de octubre de 2023 y del 2 al 27 de octubre de 2024, respectivamente.
Su experiencia en asambleas sinodales fue adquirida en el pasado como prior de los agustinos y representante de la Unión de Superiores Generales (UGS). Entre sus cargos más recientes se encuentra el que se le asignó el pasado 6 de febrero, cuando fue promovido al orden de los obispos por el pontífice argentino y obtuvo el título de la Iglesia Suburbicaria de Albano, hasta ser elegido, este jueves 08 de mayo, como el nuevo líder de la Iglesia católica.
Así, los distintos pontificados han dejado claro que la Iglesia católica no es una institución estática, sino un organismo que, a la par de la sociedad, está en constante desarrollo, buscando adaptarse a los cambios del mundo.
Cada Papa ha marcado su propio rumbo, desde la presencia global y el carisma de Juan Pablo II, pasando por la reflexión teológica y la defensa de la tradición de Benedicto XVI, hasta la cercanía pastoral y la apertura a los debates contemporáneos de Francisco. La elección de León XIV continúa esa línea, mostrando cómo la institución busca equilibrar la experiencia histórica con nuevas visiones de liderazgo y servicio, incidiendo en la manera en que la Iglesia se comunica, enfrenta sus crisis internas y se proyecta frente a la sociedad para permanecer vigente.

RECUENTO
Los últimos 10 Papas de la Iglesia católica:
1. Francisco (2013-2025)
Nombre secular: Jorge Mario Bergoglio
Origen: Argentina
2. Benedicto XVI (2005-2013)
Nombre secular: Joseph Ratzinger
Origen: Alemania
3. Juan Pablo II (1978-2005)
Nombre secular: Karol Józef Wojtyła
Origen: Polonia
4. Juan Pablo I (1978)
Nombre secular: Albino Luciani
Origen: Italia
(Papado de solo 33 días debido a que falleció repentinamente el 28 de septiembre de 1978, poco más de un mes después de su elección, por un infarto al miocardio)
5. Pablo VI (1963-1978)
Nombre secular: Giovanni Battista Montini
Origen: Italia
6. Juan XXIII (1958-1963)
Nombre secular: Angelo Giuseppe Roncalli
Origen: Italia
7. Pío XII (1939-1958)
Nombre secular: Eugenio Pacelli
Origen: Italia
8. Pío XI (1922-1939)
Nombre secular: Achille Ratti
Origen: Italia
9. Benedicto XV (1914-1922)
Nombre secular: Giacomo della Chiesa
Origen: Italia
10. Pío X (1903-1914)
Nombre secular: Giuseppe Melchiorre Sarto
Origen: Italia
Cortesía de El Informador
Dejanos un comentario: