Sumérgete en el mundo de los centauros, criaturas mitológicas mitad hombre mitad caballo

Desde las sombras de los bosques ancestrales, donde la naturaleza se rebela en su estado más puro, surgieron los centauros. Criaturas mitad hombre, mitad caballo, que galopan entre los árboles como sombras errantes, llevando consigo la fuerza indómita de la tierra y la sabiduría ancestral de los siglos. Sus cuerpos, una fusión perfecta entre lo humano y lo animal, los convierten en enigmáticas criaturas que desafían las leyes de la naturaleza y habitan en los límites de lo imaginable. Los centauros son más que simples mitos; son la encarnación de la dualidad que habita en el corazón de cada ser humano: la lucha entre la razón y la pasión, la civilización y la naturaleza salvaje.

Las leyendas de la mitología griega

El caballo es uno de los animales con mayor presencia en la mitología griega, transformándose en criaturas míticas como Pegaso, con sus extensas alas; el unicornio y su enorme cuerno en la frente; y los centauros, con su torso, brazos y cabeza de humano y el resto del cuerpo, patas y cola de equino. Este último mito parece tener su origen en la percepción del hombre a caballo como un solo individuo, y del animal mismo como un tótem. A partir de ello surgió la leyenda según la cual los centauros nacieron de la unión de Ixión y Néfele.

Los centauros hijos de Ixión y Néfele

Ixión, hijo de Flegias, rey de los lapitas, se casó con Día, hija de Deyoneo. Sin embargo, tras la boda, Ixión se negó a entregar a su suegro los dones prometidos a cambio de la mano de la joven. Deyoneo se desquitó de Ixión robándole sus caballos y, en represalia, su yerno le tendió una trampa en la cual murió ardiendo dentro de una fosa.

Pese a su atroz crimen, Zeus perdonó a Ixión e incluso lo invitó al Olimpo. Pero el lapita, en vez de reivindicarse, intentó seducir a Hera, esposa del padre de los dioses; cuando este se enteró, dio a una nube la apariencia de su mujer e Ixión se enamoró de ella (Néfele), creyendo que era la hermosa Hera.

Centauros
Imagen: Gru de Pixabay

De su unión nació Centauro, quien procreó, con las yeguas de Magnesia, individuos mitad hombres mitad caballos. “Estos son una transfiguración mítica de los salvajes habitantes de Tesalia, muy expertos en el arte de cabalgar, hasta el punto de que la fantasía popular los imaginó como seres con busto de hombre y cuerpo equino, que hablaban en vez de relinchar y galopaban en vez de caminar”, según los describe Juan Carlos Escobedo en su Enciclopedia de la mitología.

La expresión de lo salvaje

Cuenta la leyenda que los centauros vivían en los bosques de Tesalia. Comían carne cruda y bebían vino en exceso. Hábiles en el uso de la lanza, el arco y la flecha, mostraban una gran fuerza bruta y costumbres salvajes, así como una violencia desenfrenada y un desaforado apetito sexual. Su ferocidad y bajos instintos quedaron de manifiesto en la boda de Pirítoo (hijo de Ixión y Día) e Hipodamía, durante la cual se embriagaron hasta perder el control de sus actos.

Bajo los influjos del alcohol, Eurito se abalanzó sobre la novia para poseerla, y fue secundado por el resto de los centauros, quienes también se lanzaron sobre mujeres y menores presentes para ultrajarlos. Pero los invitados respondieron a los atacantes, lo que desató un cruento enfrentamiento que terminó con la huida de los hombres caballo. Sin embargo, estos no se conformaron con la derrota. Volvieron armados y con refuerzos para invadir el reino de los lapitas, a quienes vencieron y echaron de su territorio, y hacerse con su capital, Fóloe.

La leyenda de Neso

Otro episodio de la leyenda de los centauros que exhibe su barbarie tiene como protagonista a Neso, quien se dedicaba a transportar a los viajeros de una orilla a otra del río Eveno. Durante su recorrido de Etolia a Grecia, Heracles y su esposa Deyanira debían atravesar el afluente. El centauro Neso se ofreció caballerosamente para llevar a la dama montada a su grupa, mientras el héroe lo hacía a nado. Una vez al otro lado, Heracles se percató de que Neso no solo había incumplido su ofrecimiento, sino que intentaba violar a Deyanira. Furioso, le disparó una flecha envenenada que lo hirió mortalmente.

Para vengarse, antes de morir, el hombre caballo convenció a la mujer de que guardara un poco de la sangre de su herida a fin de utilizarla para supuestamente conservar por siempre el amor de su marido. Tiempo después, Heracles se enamoró de Yole y entonces Deyanira impregnó con aquella sangre una túnica del infiel. Este, debido al insoportable sufrimiento que le infligía el veneno contenido en el fluido vital del fallecido Neso, decidió suicidarse, y lo hizo quemándose vivo en la cima del monte Eta.

Imagen: Artie_Navarre en Pixabay.

Los civilizados Quirón y Folo

No todos los centauros son sinónimo de barbarie. Algunos de ellos, al entrar en contacto con la cultura griega, se convirtieron en seres pacíficos y civilizados. Tales fueron los casos de Quirón y Folo. El primero era hijo del dios Cronos y la ninfa Filira. Según la leyenda de su nacimiento, Cronos había adoptado la forma de caballo para tomar por la fuerza a Filira, quien para huir de él se había transformado en yegua. Una vez preñada, escapó para dar a luz en el monte Pelión, en Tesalia.

Fue ahí, dentro de una cueva, donde vivió Quirón, quien era “el sabio educador de héroes. Sabía tocar la lira, era experto cazador, un hábil curandero y, además, un excelente pedagogo”, escribe M. R. Padilla en “Dioses mitológicos”. Fue maestro, entre otros, de Heracles, célebre por su fuerza; Aquiles y Eneas, próceres de la guerra de Troya; Jasón, quien al frente de los argonautas emprendió la aventura para recuperar el vellocino de oro; los Dioscuros –Cástor y Pólux, uno diestro en la equitación y el otro, en la lucha cuerpo a cuerpo–; Teseo, émulo de Heracles; Meleagro, experto cazador; y Asclepio, dios de la medicina y la curación.

La muerte de Quirón

A pesar de haber sido su mentor y tener el don de la inmortalidad, Quirón murió a manos de su pupilo Heracles, al igual que el bondadoso y hospitalario Folo. Cabe señalar que, para obtener su libertad, el héroe debía realizar doce trabajos. El cuarto consistía en capturar vivo a un jabalí que habitaba en Erimanto y causaba estragos en los campos.

En su camino para cumplir esa tarea, Heracles pasó por Fóloe, la ciudad invadida por los centauros, donde el buen Folo lo hospedó en su casa y le ofreció de comer y beber. El aroma del vino despertó la furia de los hombres caballo, al recordar la afrenta sufrida en la boda de Pirítoo e Hipodamía. Así pues, se dirigieron en tropel a la morada de Folo, dispuestos a acabar con el autor de aquella nueva ofensa. Sin embargo, se encontraron con el poderoso Heracles, quien armado con sus flechas envenenadas abatió a un buen número de ellos. El resto huyó y fue a refugiarse en la casa de Quirón. Pero allí los alcanzó el héroe, con el fin de aniquilarlos.

Desgraciadamente, en la lucha, una de las flechas hirió a Quirón. A pesar de los muchos remedios aplicados, su herida no cicatrizaba. El dolor era tan insoportable que el centauro suplicó a Zeus que transfiriera su inmortalidad a Prometeo, a cambio de descansar en paz. El padre de los dioses atendió sus plegarias. Para entonces los alborotadores ya se habían dispersado, aunque el infortunio continuó. Otra de las flechas hirió mortalmente a Folo.

Es así como, para bien y para mal, Heracles se convirtió en el protagonista de las principales leyendas en torno a estas criaturas ambivalentes, los centauros, símbolo a la vez de civilización y barbarie.

Centauros
Imagen de Gemini.

Quirón y Sagitario

De acuerdo con la mitología griega, el dios Zeus convirtió a Quirón, tras su muerte, en la constelación del zodiaco denominada Sagitario, la cual representa a un centauro sosteniendo un arco.

La constelación de Sagitario, con su imagen de un centauro apuntando con un arco, representa la búsqueda constante de la verdad y el conocimiento. Quirón, como maestro de héroes como Aquiles y Asclepio, era un símbolo de sabiduría y guía. Al convertirse en una constelación, sus enseñanzas se hicieron eternas, y su imagen en el cielo nocturno inspira a los navegantes y astrónomos a explorar los misterios del universo. La flecha de Sagitario representa el deseo de alcanzar metas elevadas y la capacidad de superar obstáculos.

Los astros y Quirón

En la astrología, Quirón ha trascendido su origen mitológico como un centauro herido para convertirse en un símbolo poderoso de la sanación y la transformación. Su leyenda, marcada por el dolor de una herida incurable, lo convierte en un arquetipo del “sanador herido”. Se dice que Quirón, al experimentar el sufrimiento en carne propia, desarrolló una profunda comprensión de la condición humana y una capacidad innata para curar las heridas de los demás.

Como maestro de héroes como Aquiles y Asclepio, Quirón es un símbolo de sabiduría y guía. En la astrología, se le considera un puente entre los mundos consciente e inconsciente, ayudándonos a comprender las profundidades de nuestra psique. Quirón representa la búsqueda de la verdad y la integración de nuestras sombras. Al igual que el centauro mitológico que guiaba a los héroes en sus aventuras, Quirón astrológico muestra el camino hacia la autodescubrimiento y la realización personal.

Centauros
Imagen: Gemini.

La literatura y los centauros

Los centauros han evolucionado a lo largo de la historia literaria, pasando de ser criaturas salvajes y violentas a símbolos de sabiduría, naturaleza y la dualidad entre lo humano y lo animal. Su presencia en la literatura continúa enriqueciendo las narrativas y ofreciendo a los lectores nuevas perspectivas sobre el mundo y sobre sí mismos.

En la literatura clásica griega, los centauros eran comúnmente retratados como criaturas salvajes y violentas, como en las “Metamorfosis” de Ovidio, donde se describe la batalla de los lapitas contra los centauros. Sin embargo, esta visión no es universal. Quirón, el centauro más famoso, era conocido por su sabiduría y su papel como maestro de héroes como Aquiles y Asclepio. En la “Odisea” de Homero, Quirón aparece como un ser noble y conocedor de las hierbas medicinales.

En la literatura moderna, los centauros continúan siendo una fuente de inspiración. Autores como C.S. Lewis y J.K. Rowling han reinterpretado a estos seres mitológicos, dotándolos de una mayor complejidad y profundidad psicológica. Otros autores, como John Updike en “El Centauro”, han utilizado la figura del centauro para explorar temas como la identidad, la paternidad y la naturaleza humana.

Los centauros en la pantalla

Desde las películas de fantasía épica hasta las animaciones infantiles, los centauros también han cautivado al público con su apariencia única y sus habilidades sobrenaturales. Un ejemplo clásico es la saga de Harry Potter, donde los centauros habitan en el Bosque Prohibido y son retratados como seres sabios y protectores de la naturaleza.

Más allá de su papel como seres mágicos o mutantes, los centauros también han sido utilizados para explorar temas más profundos como la naturaleza, la identidad y la conexión entre el hombre y el animal.

Referencias

  • Moreno, B. L. (2018). La relación hombre-animal en la mitología griega. Naturaleza y Libertad. Revista de estudios interdisciplinares, (10). doi: https://doi.org/10.24310/nyl.v10i3.3666
  • Aguirre, M., & Santos, A. E. (2012). Cuentos de la mitología Griega VI (Vol. 26). Ediciones de la Torre.
  • Monteira Arias, I. (2022). El centauro en el arte románico. doi: https://apidspace.linhd.uned.es/server/api/core/bitstreams/e47b61f2-78e7-483c-9c53-b0519e05c962/content
  • Escobedo, J. C. (2012). Enciclopedia de la mitología. Parkstone International.

Cortesía de Muy Interesante



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