El humo blanco asciende de las llantas de un Toyota Camry atrapado entre las camionetas de los agentes migratorios que lo han seguido por una calle del sur de Los Ángeles. Parece que el conductor quiere huir, pero no hay escapatoria. El motor se revoluciona aún más y uno de los oficiales en la escena saca su pistola y dispara. El hombre tras el volante, un mexicano indocumentado llamado Carlitos Ricardo Parias, pero más conocido por su perfil de TikTok, Richard LA, en el que precisamente documenta y denuncia redadas migratorias, recibe una bala en su brazo. Otra bala alcanza la mano de un agente de la oficina del sheriff. ¿El saldo final? Parias es trasladado al hospital, acusado de agresión a un agente federal, y deberá enfrentar también un proceso migratorio.
El incidente ocurrió el pasado 21 de octubre, pero eventos inquietantemente similares se han producido semana tras semana a lo largo de los últimos meses. En los últimos días, ha habido por lo menos dos situaciones similares, en Phoenix y en Los Ángeles de nuevo. En Chicago, a mediados de septiembre, en una secuencia casi idéntica a excepción de que en esa ocasión el sospechoso no fue encerrado por camionetas de la policía, un hombre mexicano murió, el primero en fallecer por una bala de la policía durante un operativo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) este año. Desde entonces, las persecuciones, choques y disparos se han vuelto noticias recurrentes en medio de la constantemente fortalecida cruzada migratoria desatada por el presidente Donald Trump.
Aparte de los disparos, una de las maniobras controversiales es la llamada PIT (Precision Immobilization Technique), que consiste en embestir un auto durante una persecución en el lugar preciso para detener al presunto fugitivo. Es una técnica peligrosa, pues puede hacer que el auto salga volando si se hace a una velocidad suficiente, pero ya ha habido evidencia, especialmente a través de videos publicados en redes sociales por residentes de Chicago, de que está siendo implementada. Asimismo, choques y encerronas, como la aplicada a Parias en Los Ángeles, también se han vuelto comunes, según las evidencias que circulan a diario por internet.

Los denunciantes, activistas pro migrantes y expertos señalan que las detenciones de presuntos indocumentados son de bajo riesgo, no son persecuciones criminales y no deberían requerir este tipo de técnicas, mucho menos el uso de armas de fuego. “El PIT es una técnica de fuerza potencialmente letal”, explicó en declaraciones a la CNN Jerry Robinette, exresponsable de Investigaciones para el ICE. “Debe aplicarse solo cuando el riesgo para el público o los agentes es mayor que el riesgo de la colisión”.
En respuesta a las críticas, funcionarios del Gobierno han simplemente repetido la línea oficial. Alegan que los ataques contra agentes del ICE u otros cuerpos federales han “aumentado un 1.000%” con respecto al año anterior —una cifra que ha sido disputada—, el cual es el mismo argumento usado para el despliegue de tropas de la Guardia Nacional a Chicago y Portland. Asimismo, desde el ICE insisten que los incidentes son provocados, o bien por la persona sospechada de ser indocumentada, o por personas ajenas a los operativos que “obstruyen y agreden a las fuerzas del orden”.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS), por su parte, ha defendido el uso de maniobras de choque en persecuciones y también ha quitado toda responsabilidad a los agentes. “Cualquiera que embista a un agente con su vehículo será arrestado y procesado con todo el peso de la ley”, declaró Tricia McLaughlin, portavoz de la agencia.
Sin embargo, las pruebas, cuando las hay, es decir, cuando los testigos graban o hay videos de cámaras de seguridad, demuestran que las supuestas agresiones contra agentes o sus vehículos, no son siempre exactamente como las describen las autoridades. Unos días antes del incidente en California en el que Parias resultó herido por un balazo, un video grabado en Chicago mostró una persecución. Una camioneta blanca de la Patrulla Fronteriza chocó contra un vehículo rojo durante un operativo de inmigración. El impacto, captado por un residente, envió el coche hacia atrás hasta colisionar con otro.
El DHS explicó que el vehículo perseguido era conducido por una persona que había embestido primero a los agentes, y que estos respondieron con una “maniobra PIT autorizada”. Los videos, aunque no son concluyentes ni representan pruebas irrefutables, no muestran el primer supuesto choque, solamente el realizado por los agentes.
En el caso de septiembre que resultó en la muerte del mexicano Silverio Villegas-González, el ICE alegó que el hombre había usado su auto para atropellar y arrastrar por metros a un agente para justificar el uso de fuerza letal. Videos de ciudadanos que circularon después, sin embargo, mostraron que Villegas-González no atropelló con fuerza al agente y en ningún momento lo arrastró. Además, a pesar de que el DHS aseguró que el agente en cuestión había sido herido de gravedad, fue dado de alta el mismo día.
Esta semana, el miércoles en Phoenix, otro operativo terminó con un inmigrante hondureño herido. Según documentos obtenidos por una cadena de televisión local, un agente del ICE disparó dos veces contra José García-Sorto, conductor de un vehículo detenido en la autopista I-17. El DHS afirmó que el hombre “aceleró en dirección al oficial”, que “temió por su vida” y disparó en defensa propia. García-Sorto fue trasladado a un hospital en condición estable, al igual que el agente.
En este caso, no hay ningún video ciudadano para contrastar la versión oficial, y el FBI ha asumido la investigación. En su comunicado, el DHS mantuvo su discurso y responsabilizó a “políticos y activistas deshonestos” de alentar la resistencia a los arrestos y aseguró que “las agresiones contra agentes federales, incluidos los atropellos, han crecido más de un 1.000%”.
Para los críticos, la repetición de choques y tiroteos demuestra un endurecimiento institucional deliberado. Y las escenas se acumulan: camionetas sin distintivos que bloquean calles, choques en intersecciones, disparos en plena calle. Y los videos —grabados por vecinos o por los propios involucrados— circulan en redes sociales y, aunque las autoridades los señalan por alimentar la polarización en torno a la política migratoria, son la única defensa en contra de la palabra de los oficiales.
Cortesía de El País
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