T-MEC, el circuito que mantiene encendida la industria de chips

La industria de semiconductores de Estados Unidos recalca un mensaje: América del Norte no compite con China si desatiende el acuerdo que permite que sus fábricas funcionen en sincronía.

La Semiconductor Industry Association (SIA), que representa a las empresas responsables de casi toda la producción estadounidense, entregó a la Oficina del Representante Comercial un diagnóstico sobrio y una advertencia puntual. El T-MEC sostiene la competitividad del sector y cualquier decisión que modifique su estructura amenaza una arquitectura industrial creada con paciencia y capital pesado.

México, Canadá y Estados Unidos integran un circuito que permite que un chip nazca con un plano digital en Toronto, viaje a Guadalajara para pruebas, regrese a Texas para otra fase y termine instalado en un auto, un avión o un servidor. Ese ir y venir ocurre sin fricciones gracias al T-MEC.

La SIA sostiene que cualquier cambio imprudente tendría efectos inmediatos en una industria que no tolera interrupciones, pero abre la puerta a mejoras.

Las empresas necesitan certidumbre para plantas que tardan años en levantarse y para equipos que cuestan cientos de millones de dólares. La asociación subraya que el tratado redujo costos, preservó la propiedad intelectual y permitió una integración profunda en investigación, diseño y manufactura. Esa arquitectura convirtió a Norteamérica en un bloque con peso propio frente a la expansión asiática con un inductible liderazgo de Estados Unidos.

En 2024, EU registró un superávit de más de 10,000 millones de dólares con México y de casi 800 millones con Canadá en comercio de semiconductores, indican datos de la Comisión de Comercio Internacional.

Además de impulsar sectores manufactureros estadounidenses clave, el T-MEC ofrece una valiosa plataforma para consolidar el liderazgo de Estados Unidos en tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA), mediante el fortalecimiento de las cadenas de suministro de semiconductores y la promoción del comercio digital abierto

Semiconductor Industry Association (SIA).

De cara a la revisión del T-MEC en 2026, la industria de semiconductores tiene una petición: preservar las reglas de origen que refuercen la competitividad estadounidense y consoliden las cadenas de suministro de América del Norte. El sector plantea que esas normas consideren las diferencias entre los procesos actuales y los previstos para la fabricación de distintos tipos de chips.

Reglas de origen ajustadas a las particularidades de cada segmento podrían ser decisivas para integrar los semiconductores producidos en Estados Unidos en una gama más amplia de bienes finales ensamblados dentro de la región.

Pero también asoma una advertencia que gana peso en los círculos regulatorios. Sin mecanismos comunes de control, el T-MEC podría transformarse en una vía lateral para que actores externos filtren componentes provenientes de países con políticas industriales más agresivas.

La industria pide un blindaje que incluya procesos de revisión de inversiones, coordinación en seguridad económica y vigilancia sobre flujos sensibles. Para los fabricantes, la protección del ecosistema debe ser tan rigurosa como la protección del diseño de un chip.

El capítulo digital del tratado ocupa un lugar central en la carta. La industria considera que la libre circulación de datos permitió que América del Norte mantuviera proyectos de diseño con equipos distribuidos en múltiples husos horarios. La creación de un circuito integrado exige un intercambio continuo de información que no tolera restricciones ni impuestos.

Los ingenieros dependen de datos que viajan cientos de veces durante un solo proyecto. La Semiconductor Industry Association pide ampliar ese capítulo e incorporar reglas sobre inteligencia artificial, ciberseguridad e interoperabilidad. Cada mejora, afirma, sostiene la posición de la región frente a Europa y Asia.

La asociación dedica un espacio especial a la protección de secretos industriales. El T-MEC estableció sanciones severas contra el robo de diseños y la divulgación forzada de código fuente, celebra esas disposiciones y recuerda que la ventaja tecnológica depende de esa frontera jurídica, ya que un diseño filtrado equivale a años de inversión perdidos.

Mientras Washington analiza nuevas medidas arancelarias, la SIA confía en que la revisión del tratado preserve el liderazgo de Estados Unidos en la competencia global por la producción de semiconductores y mantenga al país como el eje de una industria estratégica para la economía mundial.

“Dadas las amplias consecuencias de imponer aranceles a los semiconductores, los equipos de fabricación de semiconductores y sus componentes, resulta fundamental mantener un régimen arancelario claro para los semiconductores y las tecnologías relacionadas, incluyendo el trato adecuado a los productos que cumplen con el T-MEC”.

Cortesía de Expansión



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