En Plaza Loreto, una casona de la familia Lenz que data del año 1926 late como refugio del sur chilango: sombra de árboles, terraza abierta y un comedor que Mónica Patiño trajo a la ciudad en 1994 tras fundarlo en Valle de Bravo (1978). La casa no es escenografía: sostiene un estilo propio —base mexicana con técnica europea— que Patiño pulió a lo largo de tres décadas y que hoy conduce su chef Corentin Bertrand.
Aquí el confort se sirve en los clásicos de la casa —la “pechuga de pollo al pipián de mi abuelita”, la sopa de frijol con nopalitos, las tostaditas de jaiba— y en guiños de técnica europea de “Core”, como el pato rostizado.
La operación funciona como reloj: 20 cocineros y cerca de 30 personas en sala afinan tiempos cortos y servicio cercano. El pico llega a la comida; muchos vienen “a que los apapachen” y el equipo, casi en automático, recuerda el vino de cada mesa. La terraza, renovada por el arquitecto Dirk Jan Kinet, consolida la noción de oasis en plena plaza abierta.
En la copa, la casa presume el trabajo colaborativo. Arenal y Colina, etiquetas de la casa, fueron desarrolladas por el enólogo Hugo D’Acosta (Paralelo) en coautoría con la chef Mónica Patiño para ajustar su perfil a la carta. La selección se redondea con grandes nombres de México, España y Francia, siempre con la misma premisa: equilibrio y carácter.
A 30 años de vida, la Taberna del León sigue siendo lo que prometió: un ícono del buen comer, perfecto para sobremesas largas.
Dirección: Plaza Loreto, San Ángel
Horario: lun y mar- 13:30-23 h, mié-sáb: 13:30-23:30 h, dom: 13:30-18 h
Reservaciones: 55 5616 2110, 55 5616 3951 y 55 5550 0989
IG: @latabernadelleon
Cortesía de Chilango
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