“Terrible peligro para la humanidad”: la icónica carta de Einstein contra la bomba atómica resurge en una subasta histórica

Albert Einstein es ampliamente recordado por su papel en la física moderna, pero su relación con el desarrollo de la bomba atómica ha sido un tema de confusión y debate. Uno de los documentos más reveladores sobre este asunto es su carta-ensayo titulado “On My Participation in the Atom Bomb Project”, redactado en respuesta a una pregunta del editor japonés de la revista Kaizō en 1952.

Aunque a menudo se ha pensado que Einstein fue un participante activo en el Proyecto Manhattan, este texto ofrece la aclaración más directa y personal del propio científico. En él, Einstein deja claro que su contribución fue mínima y motivada exclusivamente por el temor a que Alemania desarrollara la bomba primero.

Orígenes y contexto del documento

El texto fue escrito originalmente en alemán como respuesta pública, no como carta privada. En 1952, Kaizō publicó este ensayo en una edición especial, y el borrador original se conserva en el Archivo Einstein en la Universidad Hebrea de Jerusalén. La versión más conocida es una traducción al inglés de 1953, mecanografiada, corregida y firmada por Einstein, se subasta el 24 junio de 2025. Según puede leerse en la página de la subasta, “publicada por primera vez en inglés en el boletín de la Society for Social Responsibility in Science (SSRS)”. El documento procede de Herbert Jehle, físico, amigo de Einstein y editor de SSRS.

Esta versión en inglés incluye la palabra alemana “Einverstanden” (“de acuerdo”), escrita de puño y letra por Einstein, indicando su aprobación final del texto. La subasta, organizada por Bonhams, estima que el documento podría alcanzar entre $100,000 y $150,000 (87.000 € – 130.000 €).

Herbert Jehle. Fuente: Columbian College of Arts & Sciences

Contenido y postura expresada

La motivación de la carta fue una pregunta directa de Katshu Hara, editor de Kaizō: “¿Por qué cooperó con la producción de la bomba atómica, a pesar de ser consciente de su tremendo poder destructivo?”. Ante el levantamiento de la censura en Japón de hablar y mostrar imágenes de la destrucción nuclear, Einstein se decidió a contestar.

En su declaración, Einstein afirma con claridad: “Mi participación en la producción de la bomba atómica consistió en un solo acto: firmé una carta dirigida al presidente Roosevelt”. Aclara que lo hizo impulsado por el “terrible peligro” de que los nazis lograran desarrollar el arma primero, una amenaza que parecía muy real en 1939.

Pese a ello, Einstein subraya su rechazo a la violencia: “Matar en tiempo de guerra, me parece, no es en modo alguno mejor que un asesinato común”. De esta forma, reafirma su pacifismo incluso al justificar su acción pasada. En el ensayo también aboga por la abolición total de la guerra como única vía para evitar tragedias similares.

Esta carta es, según los expertos, el testimonio más claro y directo de Einstein sobre su relación con la bomba atómica. En lugar de mostrar orgullo, transmite pesar y responsabilidad ética. No es un intento de justificarse, sino de dejar constancia de sus motivaciones y convicciones profundas.

Carta enviada a Roosevelt en 1939. Fuente: Wikipedia

“Sobre mi participación en el proyecto de la bomba atómica” (Albert Einstein)

[Traducción completa de la carta subastada, con negritas puesta por equipo editorial]

Mi participación en la producción de la bomba atómica consistió en un solo acto: firmé una carta dirigida al presidente Roosevelt. Esa carta subrayaba la necesidad de realizar experimentos a gran escala para comprobar la posibilidad de producir una bomba atómica.

Era muy consciente del terrible peligro para toda la humanidad si esos experimentos tenían éxito. Pero la probabilidad de que los alemanes estuvieran trabajando en ese mismo problema con buenas probabilidades de éxito me impulsó a dar ese paso. No vi otra salida, aunque siempre fui un pacifista convencido. Matar en tiempos de guerra, me parece, no es de ningún modo mejor que un asesinato común.

Sin embargo, mientras las naciones no estén dispuestas a abolir la guerra mediante una acción común y a resolver sus conflictos de forma pacífica y legal, se verán obligadas a prepararse para la guerra. Se ven además obligadas a preparar los medios más abominables, para no quedarse atrás en la carrera armamentista general. Ese procedimiento conduce inevitablemente a la guerra, que, a su vez, bajo las condiciones actuales, significa destrucción universal.

En tales circunstancias, no hay esperanza de combatir la producción de armas o medios específicos de destrucción. Solo la abolición radical de la guerra y del peligro de guerra puede ayudar. Hacia esa meta se debe avanzar; de hecho, nadie debería permitirse actuar en contra de ella. Esta es una exigencia dura para quien sea consciente de su interrelación social; pero se puede cumplir.

Gandhi, el mayor genio político de nuestro tiempo, ha mostrado el camino y ha demostrado lo que un solo hombre está dispuesto a lograr si encuentra el camino correcto. Su trabajo por la liberación de la India es un ejemplo vivo de que la voluntad humana, sostenida por una convicción indomable, es más fuerte que un poder material aparentemente invencible.

De acuerdo, Albert Eistein

Recreación artística de la carta de Albert Einstein sobre su participación en el proyecto de la bomba atómica, con su firma y retrato integrados de forma simbólica. No se trata del documento original. Fuente: CharGPT / E. F.

Einstein y la bomba: una evolución moral

Einstein nunca trabajó en el Proyecto Manhattan. Su única implicación fue la famosa carta a Roosevelt de 1939, escrita junto al físico Leo Szilárd. En ella advertía sobre los avances alemanes en fisión nuclear. Años más tarde, Einstein describiría esa decisión como “el mayor error” de su vida.

Durante las décadas siguientes, el físico se convirtió en un firme defensor del desarme nuclear. Participó en campañas pacifistas, firmó el Manifiesto Russell-Einstein en 1955, y criticó abiertamente el uso de armas atómicas. Rechazaba los intentos de convertirlo en “el padre de la bomba”, insistiendo en que su única acción fue firmar una advertencia.

Hasta 1952, Einstein había evitado extenderse públicamente sobre el tema. Solo después de Hiroshima y de recibir la carta del editor japonés decidió ofrecer una explicación más completa. Este gesto refleja una evolución personal y moral, desde el temor pragmático a la bomba nazi, hasta una firme postura ética contra la guerra.

Además del manuscrito, la subasta incluye dos retratos fotográficos originales de Albert Einstein, tomados de forma espontánea en Princeton hacia 1949. Las imágenes, impresas en formato pequeño sobre papel fotográfico de gelatina de plata, muestran al físico en momentos cotidianos y aportan un retrato más íntimo de su vida fuera del ámbito científico. También se incluye un portafolio adicional con 17 fotografías de sus colegas del Instituto de Estudios Avanzados, entre ellos figuras como Niels Bohr, Kurt Gödel y Wolfgang Pauli, lo que convierte este lote en un testimonio visual único del entorno intelectual que rodeó a Einstein en sus últimos años.

Cortesía de Muy Interesante



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