No es un secreto que Tesla quiere construir el auto más inteligente del mundo, y ahora tiene un nuevo socio para lograrlo: Samsung. Elon Musk confirmó que su compañía firmó un acuerdo multimillonario con la gigante surcoreana de tecnología para la fabricación de chips de nueva generación. La inversión asciende a 16,500 millones de dólares y es un salvavidas para Samsung. El objetivo es claro: acelerar la producción del chip AI6, pieza central del futuro sistema de conducción autónoma de Tesla.
La alianza fue revelada esta semana en una serie de publicaciones de Elon Musk en X. Ahí explicó que la fábrica encargada de esta producción estará en Taylor, Texas, muy cerca de su residencia. El directivo dijo que supervisará personalmente el proceso, con la intención de maximizar la eficiencia. Esto tiene un significado especial: Samsung había retrasado el proyecto por falta de clientes importantes, pero ahora lo retoma con fuerza de la mano de Tesla, quien quiere recuperar el control de sus tecnologías clave, luego de múltiples cuestionamientos y demandas.
Este anuncio llega en un momento de gran presión para la industria. Mientras Tesla busca independencia tecnológica, Samsung pelea por no perder terreno frente a TSMC y SK Hynix, quienes dominan el mercado de chips de inteligencia artificial. Con este contrato, la compañía surcoreana asegura producción hasta 2033. También consigue un impulso vital para su planta de Texas, que había retrasado su arranque hasta 2026.
Musk fue claro en sus mensajes: la cifra anunciada es apenas un mínimo, y anticipa que el volumen real de producción será varias veces mayor. No se trata solo de chips, se trata de quién controla la infraestructura tecnológica detrás del automóvil del mañana. Tesla ya utiliza chips AI4 en su sistema Full Self-Driving, y planea que TSMC fabrique el AI5. El AI6 representa la próxima evolución. Será diseñado por Tesla y producido por Samsung.
Aunque el gobierno de Corea del Sur busca acuerdos comerciales con Estados Unidos, las autoridades aseguran que esta alianza no forma parte directa de esas negociaciones. Aun así, su impacto podría ser político y económico. Samsung intenta diversificar su negocio, muy afectado por la caída en ganancias de su división de chips. En el segundo trimestre de este año, se proyectó una baja del 56% en sus ingresos operativos, y este contrato podría revertir la tendencia, según información de Reuters.
Tesla Robovan y Cybercab.
Esta jugada también pone a Tesla en un lugar incómodo frente a los plazos. Musk ha prometido chips listos para 2026, pero su historial de entregas lo contradice. No obstante, con la planta en Texas y la supervisión directa del CEO, hay razones para creer que esta vez el calendario podría cumplirse. Al final, el futuro del automóvil no solo depende de las baterías, también del poder de cómputo. Y esta alianza de 16,500 millones es prueba de que la batalla ya no está en los motores, sino en los microprocesadores.
Cortesía de Xataka
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