Tiene 102 años y tras superar un infarto ha escalado el monte Fuji: la historia real que parece una película japonesa de superación batiendo un récord Guinness

Montañas hay muchas, pero pocas tienen la carga simbólica, estética y emocional del monte Fuji. Esta cumbre de 3.776 metros que domina el horizonte japonés ha sido durante siglos musa de artistas, escenario de rituales espirituales y meta para aventureros. Pero lo que ocurrió el pasado 5 de agosto de 2025 supera cualquier relato de ficción. Ese día, un hombre de 102 años y 51 días alcanzó la cima tras tres jornadas de escalada. Se llama Kokichi Akuzawa y su gesta ha batido un récord Guinness. Pero detrás del reconocimiento hay mucho más que una simple marca numérica: hay una historia de perseverancia, familia, coraje y un ejemplo silencioso de lo que significa envejecer con dignidad.

La hazaña ha sido confirmada oficialmente por Guinness World Records, que publicó un comunicado de prensa detallando cada paso de esta epopeya. Pero los hechos, por sí solos, no alcanzan a capturar todo lo que simboliza este ascenso. Porque Akuzawa no sólo luchó contra la altura, el frío y la falta de oxígeno. También lo hizo contra su propio cuerpo: meses antes había sufrido una caída, una infección por herpes zóster y un fallo cardíaco. Y, aun así, volvió a calzarse las botas, ajustar el bastón de trekking y emprender una nueva subida a la montaña más emblemática del país.

Un logro fuera de lo común

Desde hace décadas Kokichi lidera el Club de Montañismo de Gunma, y ha hecho de la escalada una forma de vida. Incluso en su cumpleaños número 99 celebró coronando otra cumbre, la del monte Nabewariyama, de 1.272 metros. Pero escalar el Fuji, con sus pendientes empinadas, su aire cada vez más escaso y las noches frías en los refugios de altura, es otro nivel.

Akuzawa ya había subido al Fuji antes. La última vez fue cuando tenía 96 años. Seis años después, decidió repetir la hazaña, pero esta vez su cuerpo no estaba en las mismas condiciones. Aun así, se entrenó con disciplina: cada mañana salía a caminar durante una hora, y cada semana subía alguna montaña de menor altitud. La preparación no era solo física, también mental. Y, como cualquier buen alpinista, sabía que la mente es tan importante como las piernas.

El 3 de agosto, acompañado por su hija de 70 años y algunos compañeros de montaña, comenzó la subida por la ruta Yoshida, la más popular entre los peregrinos. Es cierto que esta ruta es la “más fácil” de las cuatro opciones que tiene el monte, pero eso es relativo: la ascensión implica más de 1.700 metros de desnivel positivo, aire enrarecido y temperaturas que descienden drásticamente a medida que uno se aproxima a la cima.

Durante la travesía, su hija de 70 años fue su mayor apoyo en la montaña
Durante la travesía, su hija de 70 años fue su mayor apoyo en la montaña. Foto: Guinness World Records

Una subida de tres días, paso a paso

A diferencia de la mayoría de los excursionistas, que hacen la subida en un día y descansan solo unas horas en un refugio, Akuzawa se tomó su tiempo. Dividió la travesía en tres días, durmiendo dos noches en diferentes estaciones de montaña. El clima, afortunadamente, le fue favorable durante la mayor parte del trayecto, aunque el viento y el frío no se hicieron esperar al alcanzar las cotas más altas.

El momento más crítico fue al llegar a la novena estación. Exhausto, afectado por la altitud y el esfuerzo acumulado, Akuzawa pensó en abandonar. Nadie de su grupo se atrevía a presionarlo. Había dado ya una lección monumental solo por intentarlo. Pero fue su hija quien, con serenidad, lo animó a continuar. Le pidió que se concentrara en dar un solo paso a la vez. Y eso fue lo que hizo.

El 5 de agosto, a las 11:00 de la mañana, pisó la cumbre del monte Fuji. Firmó en el libro de visitas del santuario Fujisan Sengen, se tomó unas fotos con su equipo y recibió, días después, el certificado que lo acredita como el hombre de mayor edad en lograrlo.

Pasó dos noches en refugios de montaña antes de alcanzar la cima
Pasó dos noches en refugios de montaña antes de alcanzar la cima. Foto: Guinness World Records/Christian Pérez

Más que un récord, una lección de vida

La hazaña de Kokichi Akuzawa trasciende lo deportivo. En un mundo que a menudo relega a los mayores a un papel secundario o los encierra en estereotipos de fragilidad, este anciano japonés ha desmontado todos los prejuicios con una sola caminata de tres días. No es sólo que haya llegado a la cima de una montaña, es que lo hizo tras enfrentarse a enfermedades, lesiones y con una edad que para muchos sería sinónimo de inmovilidad.

En Japón, donde los centenarios se cuentan por decenas de miles, Akuzawa es parte de una generación que ha redefinido lo que significa envejecer. No se trata de ignorar los límites del cuerpo, sino de convivir con ellos, adaptarse y no rendirse. En muchos sentidos, su historia recuerda a la de otras personas que siguen corriendo maratones, pintando cuadros o tocando instrumentos musicales con más de un siglo de vida a cuestas.

Además, hay una dimensión espiritual en su logro. El monte Fuji no es solo una montaña para los japoneses. Es un símbolo sagrado, un lugar de peregrinación y contemplación. Subirlo es, para muchos, un acto de purificación, de renovación interior. Que alguien de 102 años haya completado ese ritual adquiere una resonancia profunda, casi poética.

La escalada fue un esfuerzo compartido con su hija, que a sus 70 años no se separó de él
La escalada fue un esfuerzo compartido con su hija, que a sus 70 años no se separó de él. Foto: Guinness World Records/Christian Pérez

¿Lo volverá a hacer?

Cuando le preguntaron si pensaba repetir la hazaña, Akuzawa bromeó diciendo que no. Pero luego matizó: quizás el año que viene cambie de opinión. Porque si algo ha demostrado esta historia es que, mientras haya ganas y fuerza de voluntad, no hay edad que nos impida alcanzar una cumbre. Literal o metafóricamente.

Su historia ha dado la vuelta al mundo. Y no es para menos: en un tiempo en que buscamos referentes, inspiración y relatos que nos conecten con lo esencial, la historia de Kokichi Akuzawa brilla como una de esas rarezas verdaderas que parecen sacadas de una película… pero que ocurrieron en la vida real.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: