¿Tomar cerveza engorda? Mitos y realidades


La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo y, al mismo tiempo, una de las que más polémica genera cuando se habla de salud y peso corporal. La pregunta es inevitable: ¿tomar cerveza engorda? La respuesta no es tan simple como un “sí” o un “no”, pues depende de varios factores relacionados con el consumo y el estilo de vida de cada persona.

En primer lugar, es cierto que la cerveza aporta calorías. Una lata o botella regular de 355 ml contiene entre 140 y 200 calorías, dependiendo de la marca y el tipo. Esto equivale a un pequeño refrigerio, como un plátano o una barra de cereal. Por sí sola, esta cantidad no debería causar un aumento de peso significativo, siempre y cuando se consuma con moderación y dentro de una dieta equilibrada. 

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El problema surge cuando el consumo es frecuente o excesivo. Beber varias cervezas en una sola ocasión puede aportar fácilmente más de 500 calorías adicionales, que, si no se queman mediante actividad física, terminan acumulándose como grasa corporal. Además, la cerveza suele acompañarse de botanas altas en grasa y sal, como papas fritas, cacahuates o alitas, lo que incrementa notablemente la ingesta calórica total.

Otro punto a considerar es que el alcohol interfiere en el metabolismo. El cuerpo lo procesa de inmediato como una fuente de energía prioritaria, lo que retrasa la quema de grasas y carbohidratos. Esto facilita que el exceso de calorías provenientes tanto de la bebida como de los alimentos se almacenen más rápido.

Sin embargo, también hay que reconocer los matices positivos. Diversos estudios han señalado que un consumo moderado de cerveza —equivalente a una lata al día para las mujeres y hasta dos para los hombres— podría tener efectos benéficos en la salud cardiovascular, gracias a sus antioxidantes y a su contenido en vitaminas del grupo B.

La cerveza no es “culpable” por sí sola de engordar. Lo que determina el impacto en el peso es la cantidad, la frecuencia y el estilo de vida de quien la consume. Moderación, balance en la dieta y actividad física son la clave para disfrutar de una cerveza sin remordimientos ni consecuencias en la báscula. 

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Cortesía de El Informador



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