“Trabajo como partera a pesar de tener terror a los hospitales”: cómo es vivir con nosocomefobia, una de las fobias más comunes

Fuente de la imagen, Hope Jezzard

    • Autor, Emily Holt
    • Título del autor, BBC News
  • Tiempo de lectura: 5 min

La fobia que Hope Jezzard le tenía a los hospitales era tan intensa que parecía inconcebible que algún día llegara a trabajar en uno de ellos. Hoy día, Hope es una partera que ayuda a otras madres a superar sus temores.

La fobia a los hospitales, o nosocomefobia, es uno de varios trastornos de ansiedad comúnmente asociados con experiencias traumáticas de la niñez.

Hope relató al programa Radio 5 Live de la BBC que su mamá estuvo varias veces internada en hospitales durante su niñez.

“Casi muere dos veces y estuvo conectada a soporte vital. Tuve que dejarla y, aunque sabía que la estaban cuidando, sentí como si me estuvieran separando de ella”.

Cuando Hope entró en su adolescencia y a principios sus 20, cualquier cita médica de rutina le disparaba el ritmo cardíaco, cuenta.

“Se manifestaba como una sensación de mucha ansiedad, de pánico, provocada por los olores y ruidos de un hospital”, explica.

John Hawker, un psicoterapeuta que ayuda a las personas a lidiar con sus fobias, expresa que el miedo a los hospitales es “bastante común”, que suele empezar en la niñez y es desencadenado por visiones, olores y sonidos.

“Tal vez es alguien que a las seis semanas de edad recibió una inyección, y el recuerdo de esa inyección es el olor del alcohol quirúrgico”, dice.

“Una parte de su cerebro se activó con el olor del alcohol quirúrgico, y no importa cuánta lógica use para superar eso, no va a querer entrar en un hospital”, asegura.

“Los primeros turnos fueron espantosos”

Una mujer con pelo castaño recogido, vestida en uniforme de enfermera, sotiene a un bebé muñeco

Fuente de la imagen, Hope Jezzard

Cuando Hope, quien proviene de Warwickshire (oeste de Inglaterra), tuvo que ir a citas en el hospital durante sus embarazos y para el nacimiento de sus dos hijos, cuenta que el apoyo que recibió de las parteras la inspiró a pensar en seguir esa misma carrera.

Al comienzo, su fobia a los hospitales le hizo pensar que era imposible pero, “con el tiempo y el deseo de tratar de ayudar a la gente superé mi temor”, afirma.

Dejó su trabajo en un café para estudiar y obtener un grado en partería en la Universidad de Coventry, Inglaterra.

“Entrar en un hospital fue un desafío enorme. Yo había evitado ambientes clínicos durante años. Los primeros turnos fueron espantosos”, relata. “Pero, con el tiempo, me empecé a sentir más cómoda”.

Se lo atribuye a la terapia que le ayudó a resolver las asociaciones negativas que tenía con los hospitales.

“Una de las herramientas que me dieron fue la idea de autocompasión, el tratarte a ti misma como lo harías con una amistad que te dijera ‘me atemoriza entrar a un hospital'”, explica.

“Podrías preguntar ‘¿puedo acompañarte, tomar tu mano, hablar de antemano o hablar mientras sucede?'”.

También aconsejó poner por escrito el “flujo de conciencia” (o monólogo interior) generado cuando alguien se siente abrumado por el miedo.

“No trates de darle sentido o ponerle puntuación o siquiera hacerlo legible. Puede ser tan sencillo como ‘temo que me voy a morir’. Puedes desecharlo o guardarlo para retornar a él”, aconseja.

Consejos para lidiar con el miedo a los hospitales

  • Escribe tus temores: ponerlos sobre el papel te puede dar perspectiva
  • Lleva a alguien contigo: una persona de confianza te puede ayudar a relajarte
  • Informa al personal del hospital: estarán mejor preparados para ayudarte si están enterados
  • Cuéntale a tu médico general: te podría referir a un terapeuta conductual, como un psicólogo
  • Terapia conversacional: consulta con tu servicio de salud local sobre sesiones de grupo o individuales

Por su parte, Kim Black cuenta que su miedo a los hospitales la dejó “absolutamente congelada” tras ser diagnosticada con displasia de la cadera a los 4 años. Describe que desarrolló estrés traumático médico pediátrico después de ser sometida a múltiples cirugías.

“Hacía lo que fuera para no ir al hospital, lo que fuera. Simplemente me disociaba o lo evitaba completamente”, dice.

“Una vez fui al hospital con mi pierna a rastras y no la podía levantar porque había esperado tanto tiempo para ir”.

Una mujer de pelo rubio y con una chaqueta naranja sonría a cámara

Fuente de la imagen, Kim Black

Kim ahora ayuda a otras personas a superar sus fobias a los hospitales y desarrollar confianza después de cirugías importantes.

“Algo que hago con mi trabajo es ayudar a las personas a abogar por ellas mismas y crear buenos límites para cuando ingresen”, expresa.

Asegura que puede mantenerse un paso por delante de sus “pensamientos desbocados” si los escribe.

“Cuando llego al hospital, le hablo directamente a quien se me acerque y le digo de una vez, ‘esto es lo que me está pasando'”.

Hawker indica que es posible combatir la fobia a los hospitales a través de numerosas terapias dirigidas a ayudar a las personas a desconectarse de recuerdos angustiantes sin tener que revivir el trauma.

“La esperanza es que al superar esa respuesta fóbica le permitirá a la persona sentirse mucho más empoderada cuando entre a un entorno médico”, señala.

Hope manifiesta que entrar en ambientes que la atemorizaban por períodos cortos le permitió acostumbrarse gradualmente a los hospitales.

“Ahora que soy una partera hay momentos en los que quiero salir corriendo de allí, pero he convertido una experiencia muy negativa de mi niñez en una forma muy positiva de ayudar a las personas de adulta”.

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Cortesía de BBC Noticias



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