Tramas Vivas: Lourdes Carreras y la carne en llama del yute

En su nueva exposición, Lourdes Carreras transforma el yute en carne viva: una materia que respira, vibra y se transforma. Inspirada por Leibniz y Gombrich, y en sintonía con la poética matérico-espacial de Manuel Rivera y Manuel Miralles, desdibuja los límites entre técnica y emoción, entre sombra y forma. El yute —fibra humilde— se convierte aquí en lenguaje, en pensamiento que se despliega como una pregunta suspendida.

Una instalación que convierte el espacio en cuerpo, en memoria, en paisaje que late.

El visitante que se acerque estos días a Doctor Fourquet, 31, en pleno corazón artístico de Madrid, se encontrará con algo más que una exposición convencional. Lo que propone Lourdes Carreras es una inmersión sensorial y filosófica en una materia que, a pesar de su aparente sencillez, alcanza aquí una densidad poética inusitada. El yute, un material tradicionalmente asociado a lo utilitario, se eleva hasta convertirse en metáfora de la piel, de lo orgánico, del tiempo que deja huellas.

El yute se pliega, se desgarra y se convierte en una forma de pensamiento suspendido en el espacio. Foto: Album

La artista no trabaja con el yute como si fuera un mero soporte. Lo manipula, lo rasga, lo tensa y lo deja respirar en una especie de coreografía de gestos contenida. Esa “carne viva” a la que alude el texto curatorial no es solo una imagen poderosa: es una realidad física que se impone en el espacio, que reclama atención y que interpela al espectador desde su misma fragilidad.

Carreras lleva años explorando las posibilidades del tejido como herramienta de expresión. Sin embargo, en esta muestra alcanza una madurez expresiva notable. Las influencias que menciona —Leibniz, con su teoría de las mónadas, Gombrich y su análisis de la ilusión y la percepción, así como la obra de artistas como Rivera o Miralles— no funcionan aquí como citas eruditas, sino como ecos conceptuales que refuerzan la densidad simbólica de la propuesta. La instalación es un territorio donde se disuelven las fronteras entre lo material y lo emocional.

Inspirada por Gombrich y Leibniz, Carreras convierte el espacio en un campo de tensiones filosóficas
Inspirada por Gombrich y Leibniz, Carreras convierte el espacio en un campo de tensiones filosóficas. Foto: Album

Lo que más impresiona es la manera en que la exposición convierte el espacio en un cuerpo extendido. No hay una división clara entre las obras y el lugar que las contiene: todo late al mismo ritmo. Las paredes, los suelos, incluso el aire, parecen participar de una misma respiración. El yute se despliega en grandes superficies, pero también se recoge en formas más íntimas, como si cada fragmento ocultara una historia o una herida.

Esa sensación de “pregunta suspendida” que menciona el texto original se mantiene durante todo el recorrido. No hay respuestas claras, ni un mensaje unívoco. Lo que Carreras propone es una experiencia abierta, en la que el espectador debe decidir si se deja afectar por esa materialidad herida, por ese paisaje que parece haber sido arrancado de un sueño o de una memoria colectiva.

Cada pieza parece tener un pulso propio. Algunas se asemejan a órganos expuestos, a vísceras metafóricas que vibran en silencio. Otras, más abstractas, recuerdan a mapas o tejidos erosionados por el tiempo. Pero en todas hay una intención clara de ir más allá de lo puramente formal. Carreras no busca solo belleza o impacto visual: busca emoción, pensamiento, conexión.

Detalle de una de las piezas, donde el yute revela su textura más visceral, cercana a la carne
Detalle de una de las piezas, donde el yute revela su textura más visceral, cercana a la carne. Foto: Album

“Tramas vivas” es, en definitiva, una invitación a mirar de otra manera. A prestar atención a lo que parece insignificante. A descubrir, en la humildad del yute, una potencia expresiva que habla de nosotros, de nuestras cicatrices, de nuestras preguntas sin respuesta.

La exposición permanecerá abierta hasta el domingo 22 de junio. Un recorrido imprescindible para quienes buscan en el arte algo más que imágenes: una experiencia que transforme.

Cortesía de Muy Interesante



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