Tras el acuerdo con Trump, Xi acelera en América Latina: visas, líneas de crédito e inversiones en energía

La reunión de Xi Jinping con presidentes, cancilleres y embajadores de América Latina en Beijing iniciada ayer lunes ofreció pistas sobre cómo entiende China, la segunda economía del mundo, el momento actual de tensión arancelaria generado por las políticas de Donald Trump.

El presidente chino está convencido de que ganará la guerra comercial propuesta por Trump. Los acuerdos de Ginebra del fin de semana pasado han potenciado esta creencia porque la Casa Blanca suspendió las medidas comerciales más duras contra China por 90 días, dejando un arancel del 10%, mientras que el acuerdo firmado por Trump con el Reino Unido ya estableció ese mismo monto de modo oficial y duradero. China tiene el mismo trato de parte de Trump que si principal aliado en el Atlántico del Norte.

El cálculo regional ofrece un escenario similar: en este momento China, el adversario a superar, tiene un mejor trato comercial que los socios del T-MEC, Canadá y México.

A partir de este panorama es que Xi y su staff diplomático enviaron el mensaje de que Trump no solo no puede ganarla guerra comercial que ha emprendido sino, que, además, no es un gran amigo de sus amigos.

El Gobierno chino cree que el electorado estadounidense no puede resistir el cambio drástico en la cadena de suministros que propone Trump. Quienes asistieron a Beijing no vieron el menor interés por parte de Xi de cambiar su modelo económico para reducir el déficit comercial de 295.000 millones de dólares al año con Estados Unidos.

Los acuerdos de Ginebra le han dado impulso a Xi: si Trump sostenía los aranceles, China se vería obligada a un fuerte endeudamiento por más de 140.000 millones de dólares. Ahora no solo deberá recurrir a una parte de ese monto, sino que se estima que su economía podría expandirse este año en un 4.4%.

Con este panorama el presidente chino juega a la diplomacia y enarbola su propia visión del tradicional “soft power” que desplegaba Washington antes de Trump: ayer lunes ofreció líneas de crédito por más de 10.000 millones de dólares a los países de la Celac, anticipó exenciones de visados y manifestó el interés por participar en proyectos estratégicos en materia de electricidad, petróleo y minerales raros.

Claudia escuchó el pedido de certezas de los bancos y se adelantará la renegociación del T-MEC

Al Xi lo escucharon los presidentes Lula Da Silva, Gustavo Petro y Gabriel Boric. La presidenta Claudia Sheinbaum optó por enviar al canciller Juan Ramón De la Fuente mientras que, hasta los países que viven momentos de fricción con China, como Panamá, enviaron a sus embajadores. La turbulencia desatada por Trump y sus modos empuja la región hacia un Xi que ofrece recursos y se muestra como un estadista.

En paralelo, China sigue muy de cerca, igual que México, el devenir doméstico de los republicanos. Para la diplomacia oriental es muy sintomática la reaparición de Joe Biden en la escena política – realizó una entrevista con la cadena ABC la semana pasada -, una rareza para las tradiciones de la política estadounidense pero explicada por una incipiente erosión en la base electoral republicana.

Un funcionario chino se lo mencionó a algunos diplomáticos latinoamericanos que acudieron a Beijing: es muy complicado pedir esfuerzos económicos a la población cuando el presidente recibe aviones de lujo de regalo y sus hijos hacen negocios multimillonarios casi de forma permanente. 

Cortesía de La Política Online



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