La tensión al interior del obradorismo está en sus niveles más altos luego del desaire que vivieron figuras como Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal y Andy López Beltrán ayer domingo en el Zócalo capitalino.
Ubicados como figuras secundarias, volvieron a ser la imagen predilecta de las tribulaciones que atraviesan aquellos que apuran proyectos electorales hacia el 2030. En la misma situación cayeron la dirigente morenista Luisa María Alcalde, enemistada con Andy, y el senador Manuel Velasco, principal interlocutor presidencial en el Partido Verde.
El problema, como deslizan en Palacio, no son sus aspiraciones, visibles y por momentos desbocadas, sino que estas, aparecen por delante de la agenda del Gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum.
El episodio predilecto que afianzó este diagnóstico fue el debate por el nepotismo. “En esos días Adán Augusto y Andy estaban más ocupados en la candidatura de Andrea en Chihuahua que en operar una reforma pedida por Claudia”, deslizan en el staff presidencial.
El senador López Hernández sigue bajo un azote permanente. Ahora el motivo es su supuesta rebeldía en una cuestión muy sensible como la ley de amparo aprobada por el Senado, que está muy observada por el empresariado nacional y extranjero y que Sheinbaum ha requerido corregir.
A partir de este mal momento es que el senador quiere operar con Andy que en el mes de diciembre el expresidente Andrés Manuel López Obrador protagonice una gira por todo el país con motivo de promoción de su próximo.
Una lectura muy sintomática del momento actual: el obradorismo duro cree que Sheinbaum presiona a partir de su buena sintonía con Washington, desde donde ahora se descarrilan aspiraciones en la política mexicana, y que frente a ese mecanismo la única respuesta posible es un regreso del expresidente a la arena política.
De concretarse sería un escenario sensible para Palacio: la presidenta no tiene grandes brechas programáticas con su antecesor el problema central son sus acuerdos y operadores que están en la mira de Estados Unidos. Esa es la línea más crítica para el futuro del oficialismo.
Cortesía de La Política Online
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