El despliegue de tres buques de guerra de la Armada de Estados Unidos en el Caribe suma a la tensión entre Washington y Caracas. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró que la operación forma parte de la estrategia del presidente Donald Trump para golpear las redes del narcotráfico en la región.
En su declaración, la portavoz se refirió al mandatario venezolano Nicolás Maduro, tras ser cuestionada sobre una posible operación terrestre en la zona del despliegue.
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“Lo que diré respecto a Venezuela es que el presidente Trump ha sido muy claro y consecuente: está dispuesto a utilizar todos los recursos de su poder para frenar la entrada de drogas a nuestro país y llevar a los responsables ante la justicia. El régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela, es un cártel de terror narco, y Maduro, según la opinión de esta administración, no es un presidente legítimo. Es un cabecilla fugitivo de este cártel, que ha sido acusado en Estados Unidos por traficar drogas en el país”, afirmó Leavitt el martes en rueda de prensa.
Por lo que los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson estarán frente a las costas venezolanas mientras continúe la operación, en la que, según versiones de prensa, podrían participar hasta 4.000 infantes de marina.
Estos buques lanzamisiles cuentan con el sistema de combate Aegis, capaz de detectar y neutralizar amenazas aéreas, navales y submarinas. Pueden disparar misiles Tomahawk de ataque terrestre, interceptores SM-2/SM-3 y operar con helicópteros Seahawk.
Washington sostiene que el despliegue busca cortar las rutas de envío de cocaína hacia Estados Unidos y presionar al gobierno venezolano, al que acusa de encabezar el Cartel de los Soles.
Washington considera a Maduro uno de los “narcotraficantes más grandes del mundo” y ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por información que permita su detención.
El ministro de Interior venezolano, Diosdado Cabello, rechazó los señalamientos de Washington. “El único cártel de droga que opera a la luz de todo el mundo es la DEA”, la agencia antidrogas estadounidense, dijo.
El gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, libra una guerra contra los cárteles del narcotráfico. En febrero designó como organizaciones “terroristas globales” a ocho grupos del crimen organizado de América Latina y en julio añadió a esa lista al Cartel de los Soles.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos sostiene que el grupo “proporciona apoyo material” al grupo criminal venezolano Tren de Aragua y al mexicano Cartel de Sinaloa.
La OFAC, que determina las sanciones en función de la política exterior de Estados Unidos, dice que el grupo está “encabezado por Nicolás Maduro” y “otros individuos venezolanos de alto rango en el régimen de Maduro”.
El Cartel de los Soles se trata de una red de militares y altos funcionarios venezolanos vinculados al narcotráfico desde la década de los noventa. Su nombre proviene de las insignias en forma de sol que portan los generales de la Guardia Nacional Bolivariana.
Para esta red, la interrupción del proceso de paz entre las FARC y el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana en 2002, fue clave para que tuvieran contacto más cercano con la guerrilla, al estos pasar sus operaciones a los estados fronterizos venezolanos, según registra Insight Crime, organización especializada en el estudio del crimen organizado en América Latina y el Caribe.
En 2015, se reveló que Leamsy Salazar, exjefe de seguridad de Hugo Chávez, señaló a Diosdado Cabello, ese momento presidente de la Asamblea Nacional, de ser el jefe del cartel de los Soles.
Salazar desertó a Estados Unidos y se convirtió en testigo protegido, bajo la protección de la DEA, tras cooperar con la justicia estadounidense en una investigación sobre narcotráfico.
Actualmente, según Insight Crime, el “Cartel de los Soles” se usa para referirse a altos funcionarios del gobierno venezolano implicados en el tráfico de narcóticos.
Cortesía de El Colombiano
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