Donald Trump lo ha hecho de nuevo: en un movimiento inesperado, el nuevo presidente de Estados Unidos presentó el viernes 17 de enero su criptomoneda oficial, llamada $TRUMP.
En apenas dos días, esta “moneda meme” acumuló un valor estimado de 40.000 millones de dólares, desatando un frenesí de compras que no solo elevó su capitalización de mercado a 50.000 millones de dólares, sino que también confirmó el magnetismo del empresario convertido en político.
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El anuncio, realizado a través de su red social Truth Social y en X (antes Twitter), llamó la atención global. La criptomoneda promete ser un tributo al “líder que nunca se rinde”, una estrategia que conecta emocionalmente con su base de seguidores.
Aunque carece de una utilidad económica o transaccional clara, $TRUMP ha demostrado cómo el poder de una figura pública puede transformar activos digitales en fenómenos financieros.
Detrás de esta iniciativa está CIC Digital LLC, una empresa vinculada a la Organización Trump, que también supervisó la venta de sus NFTs.
En esta ocasión, el 80% de los tokens está controlado por el propio Trump y sus socios, con restricciones para su venta durante tres años, una medida que busca estabilizar el precio, pero que también ha generado críticas sobre centralización.
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Los expertos en criptomonedas han advertido sobre los riesgos de este tipo de activos, usualmente especulativos y con picos de popularidad que tienden a desinflarse. Sin embargo, para Trump y sus seguidores, $TRUMP representa algo más: una declaración de intenciones sobre su futura administración, que promete ser una aliada del mundo cripto.
El lanzamiento ocurre en un contexto de tensiones regulatorias, en las que la administración saliente de Biden ha endurecido las reglas para las criptomonedas. Trump, por el contrario, ha prometido priorizarlas como una herramienta clave para el desarrollo económico.
Aunque algunos analistas consideran oportunista el momento del lanzamiento, justo antes de su segunda toma de posesión, es innegable que Trump ha capitalizado su influencia política y mediática para crear un activo que, al menos por ahora, está marcando la pauta en el mercado de criptomonedas.
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Cortesía de El Colombiano
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