Desde el Salón Oval el presidente Donald Trump volvió a colocar al T-MEC en la línea de fuego. Aunque reconoció que el acuerdo comercial firmado en 2020 con México y Canadá es bueno para los países y “sirvió un buen propósito”, también lo describió como un arreglo “transicional”.
“Tenemos una negociación durante el próximo año para ajustarlo o rescindirlo“, dijo el republicano.
Aunque Trump no lo declaró muerto, sí advirtió que el T-MEC está por entrar en revisión. El acuerdo, aseguró, “sigue ahí” y “se usa para ciertas cosas”, y matizó que sus beneficios dependen del cumplimiento estricto por parte de los países miembros.
“El T-MEC fue muy eficaz y sigue siéndolo, pero las partes deben cumplirlo. No lo han hecho. Fue un paso de transición tras el TLCAN, que fue el peor acuerdo comercial en la historia de nuestro país, quizá del mundo”, señaló.
“Veremos qué sucede. Posiblemente lo renegociemos, si es necesario. Ya no sé si lo es”.
Trump dejó claro que su modelo comercial ya no se basa en tratados multilaterales, sino en tarifas unilaterales. “No tenemos que firmar acuerdos. Ellos (otros países) quieren una parte de nuestro mercado. Nosotros no necesitamos el suyo”, dijo.
Según Trump, los aranceles a autos, acero y aluminio, de hasta 25%, ya están reconfigurando las decisiones de inversión global. “Tenemos más dinero entrando a Estados Unidos que en cualquier otro momento de nuestra historia”.
También insinuó tensiones pasadas con Canadá dentro del T-MEC, al criticar a una exfuncionaria del gobierno anterior a Carney, a quien acusó de “intentar aprovecharse del acuerdo”. “Fue una persona terrible… dañó mucho el tratado, pero no lo logró”.
Aunque se mostró cordial con Carney y dispuesto a negociar de forma bilateral, fue claro al reiterar su prioridad nacionalista: “Queremos hacer nuestros propios autos. No queremos autos de Canadá. No queremos su acero. No queremos su aluminio”.
Cortesía de Expansión
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