
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, dio ayer 26 de junio, su discurso final en un evento en la Casa Blanca para su paquete masivo de alivio de impuestos y recortes de gastos mientras el Senado espera una votación en los próximos días.
El llamado proyecto de ley One, Big Beautiful Bill ampliaría los recortes de impuestos del primer mandato de Trump, que están a punto de expirar, a un costo de 4.5 billones de dólares, pero privaría de asistencia sanitaria a millones de los estadounidenses más pobres y añadiría más de 3 billones de dólares a los déficits durante una década.
Trump dijo a funcionarios y partidarios que el paquete es “una de las piezas legislativas más importantes en la historia de nuestro país”.
“Y eso lo dice todo el mundo; prácticamente todo el mundo (…) Este gran y hermoso proyecto de ley protegerá nuestras fronteras, impulsará nuestra economía y traerá de vuelta el sueño americano”, añadió el mandatario estadounidense.
Los republicanos del Senado quieren comenzar hoy un fin de semana de votaciones sobre el paquete, que Trump considera crucial para su legado, con la esperanza de llevarlo al escritorio de Trump el 4 de julio.
Sin embargo, esos plazos autoimpuestos parecen estar destinados a incumplirse debido a las profundas divisiones sobre el gasto y la deuda que dividen a los republicanos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.
Están utilizando un proceso especial para evitar tener que depender de los votos de los demócratas minoritarios, pero actualmente carecen del apoyo de su propio lado para lograr la aprobación del paquete.
Un análisis independiente muestra que el proyecto de ley allanaría el camino para una redistribución significativa de la riqueza del 10% más pobre de los estadounidenses a los más ricos.
Es una medida profundamente impopular entre múltiples grupos demográficos, de edad y de ingresos, según una extensa encuesta reciente.
Un puñado de republicanos del Senado se oponen a las disposiciones que desmantelarían el programa de atención médica Medicaid para los estadounidenses de bajos ingresos y amenazarían con el cierre de numerosos hospitales rurales.
Más de una docena de republicanos de la Cámara de Representantes han advertido que no apoyarán los recortes a Medicaid, pero los legisladores de ambas cámaras se han quejado de que los ahorros en el paquete no son suficientes.
Aunque la Cámara ya aprobó su propia versión, ambas cámaras tienen que ponerse de acuerdo sobre el mismo texto antes de que pueda convertirse en ley.
Cortesía de El Economista
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