Entre la barbarie y el salvajismo y la crueldad y la atrocidad, más de 12,300 niños han muerto en la franja de Gaza, según información del Ministerio de Salud Palestino y más de 1,500 menores han fallecido o han resultado heridos en la guerra de Ucrania. En estas inhumanas confrontaciones bélicas los niños pagan un alto precio.
Según la Misión de Observación de los Derechos Humanos de la ONU, 276 niños han muerto en Ucrania, 219 niñas y 30 menores que no ha sido posible conocer su sexo, muchas muertes fueron causadas por armas explosivas de amplio alcance, artillería, misiles y ataques aéreos, y al menos 1,047 menores de edad han sido heridos.
De acuerdo a UNICEF, en los dos años de guerra los niños ucranianos han tenido que pasar una parte importante de su tiempo refugiados en sótanos y estaciones del metro, con repercusiones devastadoras en su salud mental y educación escolar. La tragedia se acentúa en los meses de invierno cuando los menores deben acudir a refugios húmedos, sin calefacción ni agua, en aislamiento, separación familiar, pérdida de seres queridos y sin la atención sanitaria necesaria. Las repercusiones psicológicas de estos niños han derivado en elevados niveles de ansiedad, miedo excesivo, fobias y tristeza.
Un escenario similar se repite en la franja de Gaza. Los niños mueren de manera alarmante. Según datos disponibles, los menores fallecidos representan el 47% del número de palestinos que han muerto en esa guerra (28,176), entre los cuales se encontrarían 8,400 mujeres; habría alrededor de 1.7 millones de desplazados, de los cuales la mitad serían niños, entre carencias de agua, alimentos y medicinas, falta de retretes y lavabos, sin un hogar donde refugiarse, destrozado por el conflicto bélico y golpeados por enfermedades y desnutrición. Los niños y sus familias han sufrido ataques en sus hogares, refugios, hospitales y lugares de culto.
Antes del conflicto bélico, subraya UNICEF, la población infantil de esa región creció bajo la sombra de una violencia constante y pobreza devastadora. Hoy se enfrentan a una triple amenaza mortal como las hostilidades, desnutrición y enfermedades como la sarna, varicela y plagas de piojos. A pesar de lo anterior, el acceso de la asistencia humanitaria internacional es difícil y peligroso, por lo que se requiere facilitar la distribución de ayuda vital a gran escala y suministros de emergencia.
Según especialistas el panorama no parece prometedor para la paz en Ucrania y Gaza, la presencia de eventuales crímenes de guerra y la violación al derecho internacional humanitario, destinado a proteger al individuo y no al Estado ante las atrocidades de la guerra. En este entorno, prevalece la urgencia de establecer un alto al fuego humanitario de manera inmediata y duradera como lo demandan organismos humanitarios, contener los ataques dirigidos contra la población civil, distinguir los bienes de la población civil y los objetivos militares y brindar protección a las tareas humanitarias internacionales y su personal.
Es indispensable asegurar la ayuda humanitaria a la población civil y desplazada; atender y evitar acciones que pongan en riesgo a la población infantil; prevenir brotes de enfermedades; aplicar el respeto a las familias, sus creencias y sus costumbres y; restablecer las infraestructuras críticas como refugios, escuelas e instalaciones sanitarias, de agua, electricidad y suministros comerciales.
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Cortesía de Eje Central
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