Un año de regresión democrática

No nos vayamos con la finta de las encuestas o con los resultados buenos o malos del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, estos 12 meses han sido un proceso de desmantelamiento de la división de poderes y una regresión democrática.

El gobierno de Claudia Sheinbaum ha logrado consolidar un gobierno autoritario, eliminar los organismos autónomos es un paso hacia el autoritarismo en donde el gobierno tendrá la última palabra en cualquier disputa. El manipular la elección del Poder Judicial para imponer a través de los acordeones a sus incondicionales es no solo un golpe a la división de poderes, sino sobre todo un golpe al Estado de Derecho. La recién aprobada ley de amparo que acaba con la no retroactividad de la ley pasa por encima de nuestra Constitución.

Es probable, sin embargo, que falte lo peor, una reforma electoral que debilite a los partidos de oposición garantice una mayoría ficticia a Morena eliminando o reduciendo los plurinominales, busque controlar el INE a través de la elección directa de los consejeros como sucedió con ministros, magistrados y jueces y como consecuencia acabe con nuestra democracia electoral.

No nos vayamos con que la presidente tiene 73% de popularidad, desgraciadamente la gente no entiende el riesgo que representa darle tanto poder al Estado y tardará mucho tiempo en darse cuenta. El gobierno de Claudia Sheinbaum ha sido de claroscuros, es una buena administradora, pero el liderazgo del movimiento lo sigue teniendo López Obrador. No es cómplice de los escándalos de corrupción que se han destapado últimamente, pero si es tapadera de los responsables. Dice la presidenta que el país va bien y vamos a ir mejor, como puede decir eso cuando diariamente asesinan a 60 personas y desaparecen un número similar. Su estrategia de seguridad está dando resultados, pero está muy lejos de convertir a México en un país seguro.

Cómo puede decir que vamos bien cuando después de un año de gobierno no ha podido acabar con el desabasto de medicinas o cuando nuestra economía va a crecer solo 0.7% y la estimación para el próximo año es de 1.5 por ciento. Toda su apuesta es el Plan México, pero todas las medidas que ha tomado para fortalecer al Estado en contra de los derechos ciudadanos y el Estado de Derecho no ayudan a crear la confianza entre el sector privado nacional y extranjero para invertir.

Cada sexenio oímos lo mismo “el país va bien y vamos a ir mejor” y se dejan de lado los profundos problemas que enfrenta el país en educación, salud, empleo, pobreza, infraestructura. Problemas que venimos acarreando desde hace muchas décadas y que en el fondo no se hace nada para resolverlos.

Como van las cosas, el gobierno de Claudia Sheinbaum va a ser otro sexenio perdido en materia económica y empleo. Durante la administración pasada el país creció menos del 1% en promedio anual y como pintan las cosas algo similar va a pasar en ésta.

Para que nuestro país pueda crecer a un ritmo mucho mayor se requiere de mayor inversión privada, la inversión pública está limitada por lo apretado de las finanzas públicas. La inversión privada no se decide por encuestas de popularidad, se rige por condiciones de oportunidad para hacer negocios y por la garantía del Estado de Derecho. La realidad es que el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum ha sido un golpe para nuestra democracia y para la seguridad jurídica de los empresarios y de todos los mexicanos.

Cortesía de El Economista



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