Durante siglos, las aguas tranquilas de Loch Finlaggan ocultaron más que un paisaje pintoresco. En pleno corazón de la isla escocesa de Islay, un equipo de arqueólogos ha conseguido desenterrar los restos de una estructura monumental que podría reescribir lo que creíamos saber sobre el poder medieval en el oeste de Escocia. Un castillo real, completamente desconocido hasta ahora, ha salido a la luz gracias a tres décadas de investigaciones que culminan en el nuevo libro The Archaeology of Finlaggan, Islay, editado por la Society of Antiquaries of Scotland.
El hallazgo no solo saca del olvido un edificio de grandes proporciones, sino que revela la existencia de un centro político, militar y ceremonial que fue clave durante los siglos XII y XIII. Más aún: confirma que Finlaggan fue mucho más que la sede del legendario Señorío de las Islas. Fue, probablemente, el corazón de un reino propio, olvidado por los textos pero redescubierto por la arqueología.
Un enclave real oculto entre islas
Situado en un lago rodeado de naturaleza virgen, Finlaggan no figuraba en los documentos medievales como un lugar de gran importancia. Pero durante las excavaciones realizadas entre 1989 y 1998, lideradas por el arqueólogo David Caldwell, comenzaron a surgir evidencias que desafiaban esa visión. Lo que parecía un asentamiento más de las Tierras Altas pronto mostró signos de haber sido un complejo palaciego, con edificios ceremoniales, caminos empedrados y estructuras defensivas dignas de la realeza.
En el centro del lago se alzan dos pequeñas islas: Eilean Mòr (la grande) y Eilean na Comhairle (la de la asamblea). Durante la Edad Media, estas islas estaban unidas por una calzada y conectadas por senderos que llevaban a capillas, salones de banquetes y viviendas privadas. Este diseño no era casual: respondía a una necesidad ritual y de prestigio. En Eilean na Comhairle se reunía el Consejo de las Islas, el órgano de gobierno de los poderosos señores del clan MacDonald. Pero las raíces del poder en Finlaggan se hunden mucho más atrás en el tiempo.

El castillo sin nombre de los reyes olvidados
El descubrimiento más asombroso del estudio no es solo la confirmación de Finlaggan como centro político en los siglos XIV y XV, sino la aparición de un castillo desconocido, datado en los siglos XII y XIII. Este castillo no aparece en ningún texto histórico, no tiene nombre oficial y, hasta ahora, no figuraba en los registros de fortalezas reales. Sin embargo, su estructura revela que no fue una construcción menor.
Según los datos publicados en el comunicado de prensa de la Society of Antiquaries of Scotland, el castillo estaba dividido entre las dos islas. En una se erigía una torre de piedra de unos 19 metros por lado —una dimensión comparable a castillos ingleses como los de Carlisle o Bamburgh—, mientras que en la otra isla había patios con talleres, cocinas, viviendas, un gran salón y una capilla con cementerio. Todo esto sugiere una planificación cuidadosa, digna de un linaje real.
Estas torres rectangulares de piedra eran muy poco comunes en Escocia en esa época, y generalmente se asocian con la arquitectura de los grandes señores anglonormandos y los reyes de Inglaterra e Irlanda. Que aparezca una en Islay sugiere que los señores del lugar querían presentarse como iguales a esos poderosos rivales. El castillo, en este sentido, no era solo una fortaleza: era una declaración política.
Una historia de poder, guerra y desaparición
El control de Islay y de buena parte de la costa occidental escocesa fue durante siglos objeto de disputa entre Escocia, Noruega e incluso Inglaterra. Durante el siglo XIII, tras la cesión formal de las Hébridas por parte del rey noruego al rey escocés, surgió un vacío de poder que permitió la consolidación del Señorío de las Islas, dominado por el clan MacDonald. Este señorío actuaba con total autonomía: firmaba tratados, reunía consejos, recaudaba impuestos y poseía un ejército de hasta 6.000 guerreros profesionales, capaces de intervenir en el continente y en Irlanda.
Sin embargo, el castillo recién descubierto parece pertenecer a un momento anterior. A una época en que los antepasados de los MacDonald, probablemente reyes de los propios isles, consolidaron su dominio desde Finlaggan. Que este castillo desapareciera antes del auge pleno del Señorío de las Islas puede indicar que fue desmantelado por causas estructurales, por destrucción enemiga o porque resultaba obsoleto frente a las nuevas necesidades políticas de los siglos XIV y XV.
La arqueología ha permitido reconstruir parte de esta historia ausente. Entre los hallazgos se cuentan llaves de cofres, herrajes ornamentales y restos arquitectónicos que refuerzan la idea de un lugar de prestigio y ritual. Los caminos empedrados que unían el embarcadero con los edificios principales, la existencia de una capilla privada y de un salón de banquetes, la disposición defensiva… Todo apunta a una sede real de primer nivel.

La memoria rescatada por la arqueología
Lo más llamativo de este descubrimiento no es solo su escala, sino su silencio documental. La historia medieval de Escocia, como la de tantos otros lugares, está sesgada por lo que se escribió —o no se escribió— en su tiempo. Finlaggan no aparece como sede real en crónicas contemporáneas. Y sin embargo, el terreno, las ruinas y los objetos hablan con elocuencia.
Gracias a la paciente labor arqueológica, se ha podido dar voz a ese pasado silenciado. El libro The Archaeology of Finlaggan, Islay, fruto de casi tres décadas de trabajo, no solo recoge los resultados de las excavaciones, sino que propone una nueva interpretación del papel que jugó Finlaggan en la configuración de la Escocia medieval. Un papel más central, más majestuoso y más complejo de lo que se había supuesto.
La investigación ha contado con el apoyo de múltiples instituciones, incluyendo National Museums Scotland y Historic Environment Scotland, y ha sido impulsada por la Society of Antiquaries of Scotland. No es casual que esta organización, dedicada desde el siglo XIX a preservar la historia escocesa, haya sido la que liderara esta publicación. Finlaggan, hasta ahora apenas una nota al pie, podría convertirse en una de las claves para entender la identidad política y cultural del oeste escocés antes del dominio de los Estuardo.
¿Qué queda por descubrir?
Aunque el castillo ha sido revelado en sus líneas generales, muchos de sus secretos aún permanecen bajo tierra. El análisis de materiales, la datación precisa de estructuras y la interpretación de su evolución a lo largo del tiempo serán objeto de futuras investigaciones. Pero lo que ya se ha descubierto basta para convertir a Finlaggan en un punto neurálgico del pasado escocés.
Más que un hallazgo arqueológico, lo de Finlaggan es una recuperación de la memoria. Un testimonio de que la historia no siempre está escrita en pergaminos, sino en piedra, en tierra, en objetos cotidianos que, con el tiempo y el cuidado necesario, pueden contarnos historias que nadie se atrevió a escribir.
Cortesía de Muy Interesante
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