Las personas que consumen altas cantidades diarias de alimentos ultraprocesados –como refrescos, cereales industriales o perritos calientes– tienen hasta 2,5 veces más probabilidades de presentar síntomas tempranos de la enfermedad de párkinson. Así lo concluye un estudio publicado este martes en la revista ‘Neurology’ en el que se analizado el estado de salud y la alimentación de más de 42.000 personas durante más de dos décadas. “Cada vez hay más evidencia de que la dieta podría tener una influencia decisiva en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. En este caso, por ejemplo, este análisis apunta a que consumir demasiados alimentos procesados podría estar acelerando la aparición de los primeros signos de la enfermedad de párkinson“, afirma Xiang Gao, investigador del Instituto de Nutrición de la Universidad de Fudan en Shanghái y primer autor de este análisis.
Según explican los especialistas que han realizado este trabajo, el estudio no establece una relación causal —es decir, no prueba que los ultraprocesados provoquen párkinson—, pero sí pone sobre la mesa una asociación estadísticamente significativa sobre una mala alimentación y la aparición temprana de síntomas de esta enfermedad. Se trata, en palabras de los propios autores, de una “señal de alarma” que refuerza el vínculo entre dietas no saludables y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. “El estudio no demuestra que los ultraprocesados causen directamente la enfermedad, pero sí revela una correlación preocupante”, recoge el trabajo.
“El estudio no demuestra que los ultraprocesados causen directamente la enfermedad, pero sí revela una correlación preocupante”
Estudio a gran escala
La investigación, cuyos resultados se publican este martes en la principal revista médica de la Academia Americana de Neurología, se basa en datos de 42.853 personas con una edad media de 48 años a quienes se les hizo un seguimiento de hasta 26 años. Durante este periodo, los participantes respondieron periódicamente cuestionarios sobre su dieta, hábitos de vida y estado de salud, y se les evaluó la presencia de siete síntomas considerados indicadores tempranos del párkinson. Por ejemplo, las alteraciones del sueño, la pérdida de olfato o los síntomas depresivos que preceden a la aparición de los característicos temblores, rigidez muscular o lentitud de movimientos típicos de esta enfermedad neurodegenerativa.
El análisis encontró que las personas que comen 11 o más porciones ultraprocesados al día tienen más riesgo de desarrollar síntomas tempranos de párkinson
El análisis de estos datos desveló que, cuanto mayor era la cantidad de ultraprocesados ingerida por los participantes, mayor era la probabilidad de que presentaran síntomas tempranos de párkinson. Por ejemplo, se observó que las personas que comían 11 o más porciones de alimentos ultraprocesados por día tenían una probabilidad 2,5 veces mayor de tener tres o más signos tempranos de la enfermedad en comparación con los que consumían menos de tres porciones por día. También se vio que, a la larga, el consumo excesivo de ultraprocesados se asociaba con un mayor riesgo de desarrollar todos los síntomas de la enfermedad.
Daños neuronales
Este trabajo se suma a una creciente línea de investigación que señala los efectos negativos de los ultraprocesados en la salud cerebral. Estudios recientes han relacionado estas dietas con mayor riesgo de deterioro cognitivo, depresión, accidentes cerebrovasculares y demencia. Una investigación de ‘BMJ’ (2023), por ejemplo, encontró que las personas que consumen de forma frecuente y abundante estos productos sufren hasta un 50% más de riesgo de depresión. Este fenómeno, según apuntan algunos especialistas, podría estar relacionado con los mecanismos inflamatorios y de estrés oxidativo que desencadena la ingesta de estos alimentos y que, a la larga, que podrían dañar progresivamente las neuronas.
Algunos estudios sugieren que la ingesta de estos alimentos podría provocar mecanismos inflamatorios y de estrés oxidativo que acabarían dañando las neuronas
A la luz de estos hallazgos, cada vez son más los expertos que proponen fomentar dietas saludables como mecanismo para proteger la salud cerebral. “Optar por alimentos frescos, integrales y poco procesados no es solo una recomendación general de salud sino que podría ser una estrategia clave para prevenir enfermedades neurológicas a largo plazo“, sostiene Gao. “Llevar un estilo de vida saludable se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas. De ahí que sea tan esencial entender que las decisiones dietéticas que tomamos hoy pueden influir significativamente en nuestra salud cerebral en el futuro”, subraya el especialista.
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Cortesía de El Periodico
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