Situado en el yacimiento de la Edad del Cobre de Valencina de la Concepción (Sevilla), el monumento megalítico de Matarrubilla ha sido durante décadas una de las piezas más fascinantes de la arqueología peninsular. Un reciente estudio geoarqueológico multidisciplinar ha revelado un aspecto completamente inédito de esta estructura: la piedra con la que se esculpió su monumental pila central se transportó por mar desde decenas de kilómetros de distancia, en lo que constituye la primera prueba documentada de navegación megalítica en la prehistoria de la península ibérica. El hallazgo, fruto del trabajo conjunto de una decena de instituciones científicas, transforma la comprensión de las capacidades técnicas de las comunidades del III milenio a. C., al tiempo que obliga a repensar el propio origen y cronología del monumento.
El tholos de Matarrubilla: arquitectura y contexto
Matarrubilla constituye uno de los más imponentes tholoi del complejo arqueológico de Valencina, junto con La Pastora, Montelirio y Cerro de la Cabeza. Construido con una estructura de corredor y una cámara circular de un diámetro de 2,75 metros, el monumento alcanza los 36,21 metros de longitud total.
Su interior alberga una singular pila monolítica de yeso colocada en el centro de la cámara, cuya forma rectangular y dimensiones —más de un metro cúbico de volumen y unos 2.200 kg de peso— la convierten en una pieza única en el contexto megalítico ibérico. Esta pila, que, desde su descubrimiento, se ha interpretado como un altar u objeto ritual, no se había sometido a estudios técnicos detallados hasta ahora.
Una piedra exótica, trabajada con esmero
Gracias a los análisis geológicos y petrográficos, se ha determinado que la pila se esculpió en una brecha de yeso que se había deformado tectónicamente. Se trata de un tipo de roca completamente ausente en el entorno inmediato de Valencina. Por tanto, esta variedad de yeso, rica en tonalidades blancas, rojizas y verdosas, no solo destaca por su valor estético, sino también por su rareza.
Los investigadores han podido determinar que la piedra se talló mediante impactos repetidos de azuelas pulidas de piedra, lo que demuestra una técnica altamente especializada. Además, también se han identificado trazas de manufactura compatibles con herramientas líticas premetalúrgicas. Este dato descarta el uso de instrumentos de cobre, al tiempo que sitúa la producción de la pila en una fase muy temprana, previa incluso al apogeo del yacimiento.

El enigma del origen: un viaje desde el sur
Mediante la comparación entre secciones del material de la pila y los diferentes afloramientos del sur peninsular, se ha podido localizar el origen más probable de la roca en una zona cercana a Las Cabezas de San Juan, a unos 55 km al sureste de Valencina en línea recta, pero separada por la entonces bahía marina del Guadalquivir.
Hace 5000 años, el actual valle bajo del Guadalquivir formaba una gran ensenada marina, lo que habría obligado a transportar la enorme piedra por vía acuática. Este trayecto implicaba el uso de barcas o balsas capaces de cruzara el estuario, antes de poder arrastrar la pieza unos tres kilómetros cuesta arriba hasta su emplazamiento final en la cima del Aljarafe. Esta reconstrucción propuesta por el quipo investigador, por tanto, propone el primer caso comprobado de transporte megalítico por agua en la península ibérica.

Una cronología inesperada
A través de dataciones por luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) de los sedimentos bajo la pila, los investigadores han establecido que la roca se colocó en algún momento entre 4544 y 3227 a. C., una fecha muy anterior a la construcción de los tholoi conocidos de Valencina. De hecho, Montelirio, el más antiguo de ellos, data de entre 2850 y 2700 a. C.
Este dato sugiere que la pila pudo formar parte de una fase monumental previa y desconocida en el yacimiento, lo cual plantea la hipótesis de que el tholos de Matarrubilla se hubiese construido en un segundo momento alrededor de una estructura preexistente. Además, el análisis de las marcas de tallado indica que la pila se esculpió antes de ser depositada, ya que su posición en el interior de la cámara impide trabajarla in situ con precisión.
La singularidad de la pila en el contexto europeo
Aunque, hasta el momento, no hay precedentes en Iberia de una pila similar, existen paralelos lejanos en Irlanda y Malta. En Brú na Bóinne (Irlanda), varios monumentos albergan pilas líticas de distintos tamaños que se utilizaron como receptáculos con función ritual. En Malta, destacan ejemplos como el abrevadero de Kordin III. No obstante, ninguna de estas piezas coincide exactamente en forma, dimensiones o material con la pila de Matarrubilla, lo que refuerza su carácter excepcional.
Por otro lado, no se hallaron restos de pigmentación ni decoración sobre su superficie. Este factor parece indicar que el atractivo visual del colorido natural de la piedra pudo ser un factor relevante en su elección. El valor simbólico del material quizás pudo estar vinculado a su procedencia, su rareza o su apariencia.

Una sociedad tecnológicamente avanzada
Este descubrimiento pone de manifiesto el grado de complejidad alcanzado por las comunidades que habitaron el entorno del Guadalquivir durante el IV milenio a. C. La posibilidad de organizar el transporte de un bloque de más de dos toneladas por mar, además de su arrastre cuesta arriba y colocación, implica una logística social y técnica cohesionada. Estas comunidades eran capaces de movilizar recursos humanos y materiales a gran escala, empleando tecnologías adaptadas al medio y dotando de sentido simbólico a su paisaje ritual.
Asimismo, este hallazgo se enmarca en un contexto más amplio. Valencina se ha interpretado como un lugar de agregación, un centro ceremonial y social que reunía a las comunidades dispersas del suroeste peninsular. La presencia de materias primas exóticas como el marfil, el ámbar, la variscita o el cinabrio reforzarían esta idea.
La pila de Matarrubilla supone una evidencia tangible del dominio técnico, la complejidad simbólica y la capacidad organizativa de las sociedades prehistóricas de la península ibérica. Su procedencia, la necesidad de transportarla por mar y su cronología temprana abren nuevas perspectivas sobre la génesis del megalitismo en el suroeste europeo.
Referencias
- Cáceres Puro, Luis Miguel, et al. 2025. “Seafaring megaliths: A geoarchaeological approach to the Matarrubilla giant stone basin at Valencina (Spain)”. Journal of Archaeological Science, 180: 106263. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jas.2025.106263
Cortesía de Muy Interesante
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