En los últimos meses, una investigación arqueológica a cargo de la Universidad de Roma Tor Vergata ha identificado una gran basílica funeraria de época constantiniana en el área del complejo de las catacumbas de San Calisto, entre la vía Appia y la vía Ardeatina. El hallazgo, que ha podido documentarse mediante una combinación de técnicas no invasivas y sondeos arqueológicos, amplía nuestro conocimiento sobre la arquitectura cristiana suburbana en la transición del siglo III al IV d.C. del Bajo Imperio romano.
Una basílica circiforme recién identificada
Los arqueólogos han confirmado que se trata de una basílica de planta circiforme similar a la que se encontró en la zona en una campaña anterior: las naves laterales rodean el ábside y la planta evoca el trazado de un circo romano. La estructura, que mide unos 68 metros de longitud por 29 metros de anchura, se ha fechado entre los años treinta y cuarenta del siglo IV d.C. La tipología y la datación, por tanto, la integran en el grupo de basílicas vinculadas al programa constructivo que Constantino llevó a cabo en la periferia de Roma.
Los estudios sobre las llamadas basílicas circiformes de Roma muestran que este tipo arquitectónico tiene un fuerte anclaje local y una relación evidente con la ideología imperial del siglo IV. La nueva basílica de San Calisto parece encajar en esa matriz tipológica que vinculó memoria, arquitectura y legitimidad religiosa durante el gobierno de Constantino.
El equipo responsable de la investigación, bajo el liderazgo de los profesores Vincenzo Fiocchi Nicolai y Lucrezia Spera, combinó las técnicas de georradar, tomografía eléctrica y magnetometría con pequeños sondeos estratigráficos autorizados por el Ministerio de Cultura. La metodología mixta, pensada para asegurar la preservación, ha permitido identificar la planta y los anexos sin necesidad de poner en marcha una intervención extensiva inmediata.

El contexto arqueológico de las catacumbas de San Calisto
Las catacumbas de San Calisto constituyen uno de los mayores complejos funerarios cristianos de la Roma antigua. Estructuradas en niveles, cuentan con una red de galerías que se extiende a lo largo de varias hectáreas, y donde se han documentado enterramientos de mártires, papas y numerosos fieles. Objeto de investigaciones continuas, el conjunto revela la importancia cultual y litúrgica del lugar desde la antigüedad tardía hasta la Edad Media.
En el mundo tardorromano, las grandes basílicas funerarias suburbanas se construyeron, con frecuencia, en proximidad a las tumbas de mártires o a espacios de importancia para la memoria colectiva. Las basílicas circiformes, en particular, son un fenómeno asociado a las políticas constructivas del tiempo de Constantino y a la configuración de lugares de culto vinculados al recuerdo de los santos. Este contexto, por tanto, ayuda a interpretar la estructura recién descubierta como parte de una red de basílicas funerarias que transformaron la periferia tardoimperial romana.

Una metodología diseñada para conservar el patrimonio
La investigación se ha desarrollado gracias a la colaboración de varias entidades, entre las que se cuentan la Universidad de Roma Tor Vergata, la Universidad de la Tuscia y los profesionales de Italferr. El proyecto, que conjuga investigación científica y formación práctica, ofrece a los estudiantes la oportunidad de llevar a cabo trabajo de campo.
Gracias al uso de técnicas geofísicas como el georradar, la magnetometría y la tomografía eléctrica, el equipo ha podido localizar las estructuras enterradas y, de este modo, reducir la incertidumbre antes de intervenir arqueológicamente. Este procedimiento resulta crucial cuando se trabaja en un contexto tan complejo, desde el punto de vista patrimonial y litúrgico, como el de San Calisto.

Interpretaciones históricas: ¿qué nos dice la nueva basílica?
Según indican los trabajos preliminares, la basílica podría identificarse con la iglesia que se menciona en las fuentes con relación a las tumbas de los santos Marco y Marceliano. Este templo cristiano todavía era un destino de peregrinaje activo en el siglo VII. Si tal identificación se confirma, la basílica aportaría evidencia directa tanto sobre la persistencia del culto a los mártires como de las rutas de peregrinación en la antigüedad tardía.
El descubrimiento de esta basílica circiforme en el área de San Calisto, por tanto, aporta datos relevantes para reconstruir el rompecabezas de la Roma cristiana del siglo IV. Confirma, así, la fuerte intervención arquitectónica en la periferia romana y la importancia continuada del culto a los mártires en la configuración del paisaje funerario y litúrgico.

Perspectivas futuras y patrimonio
Los primeros trabajos que han permitido detectar la planta del templo cristiano allanan el camino para planificar sondeos más amplios y programas de investigación a medio plazo. El hallazgo ofrece, por tanto, una oportunidad valiosa para formar in situ a las nuevas generaciones de arqueólogos a través de las excavaciones didácticas y los análisis interdisciplinarios que combinan antropología, arqueometría y estudios arquitectónicos. Considerando el estatus del área, propiedad de la Santa Sede y con elevado valor patrimonial, las futuras intervenciones deberán equilibrar la investigación científica con la tutela y la accesibilidad pública, integrando los resultados en la narrativa del complejo y en su presentación para la divulgación responsable.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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