Si algo tiene de increíble la ciencia es su capacidad de asombrarnos, sorprendernos y ayudarnos a entender nuestro lugar en el universo. Este año, sin ir más lejos, hemos asistido al descubrimiento de cosas tan esenciales como nuevos fármacos y terapias que algún día podría salvar millones de vidas y de cosas tan extraterrestres como cuevas lunares ocultas, agujeros negros congelados en el tiempo y posibles rastros de vida pasada en el hielo marciano. ¿Pero cuál ha sido el avance científico más importante de este 2024? Las revistas ‘Science’ y ‘Nature’, las más prestigiosas del sector, publican su balance anual de las “historias científicas” más impactantes de este último año. “Se trata de descubrimientos extraordinarios realizados por personas extraordinarias”, afirma Brendan Maher, editor de la revista ‘Nature’.
El avance científico más espectacular de este año es, según anuncia este jueves la revista ‘Science’, el desarrollo de un esperanzador fármaco contra el VIH que promete proporcionar hasta seis meses de protección por inyección. Se trata del Lenacapavir, un medicamento inyectable que en los primeros estudios clínicos ha demostrado casi un 100% de efectividad en las poblaciones estudiadas.
Este innovador fármaco se basa en una investigación pionera que ha permitido endurecer la proteína que envuelve el virus y evitar así su replicación. Según explican sus creadores, este fármaco empezó a estudiarse como terapia de rescate para pacientes resistentes a otros tratamientos pero, con el tiempo, se ha posicionado como una de las grandes esperanzas globales para hacer frente al VIH.
Science afirma que el “avance científico del año” ha sido el Lenacapavir, un fármaco que podría revolucionar el tratamiento del VIH en el mundo
La revista ‘Nature’, por su parte, sigue con su tradición de destacar el perfil de 10 científicos que más han contribuido a la ciencia este año. Entre estos destaca la historia de Li Chunlai, el geólogo de la Agencia Espacial China que logró recolectar y traer a la tierra muestras del suelo lunar a bordo de la misión Chang’e 6. También destaca el caso de Rémi Lam, investigador de Google DeepMind, quien utilizó la inteligencia artificial para crear una herramienta que permite mejorar las previsiones meteorológicas y proporcionar predicciones más rápidas y precisas. O el médico Huji Xu, de la Universidad Médica Naval de Shanghái, quien logró desarrollar tratamientos contra trastornos autoinmunes devastadores utilizando células T modificadas genéticamente.
Historias más leídas
En las páginas de este diario, las historias científicas más leídas han estado muy relacionadas con todos aquellos aspectos que nos ayudan a entender la magnitud de la crisis climática. Por ejemplo, los estudios que advierten sobre el posible colapso de la gran corriente oceánica que regula el clima terrestre (AMOC) y sus eventuales consecuencias para regiones como Europa. También han ganado su justo protagonismo historias esperanzadoras como, por ejemplo, la maravillosa recuperación de las ballenas jorobadas que en tan solo unas décadas han pasado de estar al borde de la extinción a reinar de nuevo en los mares. O la emocionante victoria de las ‘abuelas por el clima’ que lograron la primera condena a un país por inacción climática. La abogada que defendió este caso, Cordelia Bähr, también destaca entre los personajes aplaudidos en el balance anual de ‘Nature’.
Los relatos científicos más leídos en este diario han sido sobre crisis climática, pero también sobre dinosaurios, ‘hobbits’ y fábricas de cerebros en miniatura
Entre las historias de ciencia más curiosas que hemos relatado en este diario en los últimos meses está, por ejemplo, la venta del “dinosaurio más caro de la historia” por 44,6 millones de dólares; el hallazgo de un ‘hobbit’ de menos de un metro que vivió hace 700.000 años en Indonesia; la visita a una fábrica de cerebros en miniatura en Barcelona; el hallazgo de una pequeña segunda Luna que nos orbitó durante unos meses o la increíble historia de dos astronautas que viajaron al espacio para ocho días y que llevan meses ‘atrapados’ en la Estación Espacial Internacional.
Cortesía de El Periodico
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