En las alturas de las tierras altas etíopes, a más de 2.300 metros sobre el nivel del mar, un yacimiento arqueológico está reescribiendo la historia de nuestros ancestros. En Melka Wakena, un complejo de sitios que data de hace más de 1,5 millones de años, se han hallado pruebas de que los primeros homínidos no solo fabricaban herramientas de piedra, sino que lo hacían con una sorprendente capacidad de planificación y selección de materiales. Esta investigación, publicada recientemente en la revista PLOS ONE, ofrece una ventana al ingenio y la adaptabilidad de nuestros antepasados.
Los hallazgos de Melka Wakena no son solo un testimonio de la habilidad técnica de los primeros humanos, sino también un reflejo de su capacidad para comprender y aprovechar su entorno natural. Este yacimiento destaca no solo por su antigüedad, sino por las pistas que ofrece sobre las decisiones tecnológicas de aquellos que lo habitaron. Los investigadores han analizado cómo seleccionaban cuidadosamente las rocas para fabricar herramientas de uso diario y cómo sus elecciones estaban marcadas por factores como la durabilidad, la calidad y la eficiencia.
Un laboratorio del pasado
El equipo detrás de este estudio, liderado por un grupo internacional de expertos en arqueología, geología y ciencias del comportamiento humano, ha utilizado tecnología punta para desentrañar los secretos de Melka Wakena. Con la ayuda de experimentos controlados y técnicas avanzadas de imagen tridimensional, han replicado el uso de herramientas de piedra, midiendo cómo los materiales respondían al desgaste. Estos experimentos permitieron identificar patrones de desgaste específicos que, combinados con datos sobre las propiedades físicas de las rocas, revelan que los primeros humanos no elegían al azar las piedras que empleaban.
Los resultados son fascinantes. Las herramientas encontradas en Melka Wakena, fabricadas a partir de materiales como basalto, ignimbrita y escoria, muestran que cada tipo de roca tenía un propósito específico. Por ejemplo, el basalto, conocido por su dureza y resistencia, era ideal para herramientas de percusión, mientras que la ignimbrita vidriosa, más difícil de trabajar pero extremadamente duradera, era seleccionada para herramientas de corte más sofisticadas. Estas decisiones demuestran una capacidad de planificación y adaptación que desafía las concepciones tradicionales sobre los primeros homínidos.
Innovación en las alturas
Melka Wakena no es solo un yacimiento arqueológico más; es un testimonio de cómo nuestros ancestros adaptaron sus tecnologías a un entorno desafiante. Situado en una región de alta montaña, este sitio ofrece pistas sobre cómo los primeros humanos afrontaron las dificultades de vivir en altitudes elevadas. La disponibilidad limitada de ciertos tipos de piedra en la zona obligó a los habitantes de Melka Wakena a desarrollar estrategias de movilidad y transporte para acceder a los materiales necesarios.
El estudio también destaca cómo estos homínidos eran capaces de prever las necesidades futuras al seleccionar materiales específicos para herramientas que serían sometidas a un uso intensivo. Este nivel de planificación no solo habla de su ingenio, sino también de una profunda conexión con su entorno, un rasgo que sin duda influyó en su éxito evolutivo.
Tecnología avanzada para estudiar el pasado
El análisis de las herramientas de Melka Wakena no habría sido posible sin el uso de tecnología moderna. El equipo empleó robots para replicar los impactos de las herramientas y escáneres tridimensionales para analizar el desgaste en las superficies de las rocas. Esto permitió a los investigadores cuantificar con precisión la durabilidad y la eficiencia de cada tipo de piedra, estableciendo una base de datos que ayudará a futuras investigaciones.
Los experimentos también revelaron que las propiedades físicas de las rocas, como la dureza y la densidad, desempeñaban un papel crucial en su selección. Por ejemplo, mientras que la ignimbrita pomácea, con su baja densidad, se desgastaba rápidamente, el basalto y la ignimbrita vidriosa mostraban una resistencia notable. Estos hallazgos sugieren que los primeros humanos tenían un conocimiento intuitivo de la ingeniería, eligiendo materiales no solo por su disponibilidad, sino también por sus propiedades específicas.
Un legado de ingenio
El trabajo en Melka Wakena es solo el comienzo de un proyecto ambicioso que busca desentrañar los orígenes de la tecnología humana. Los investigadores planean realizar más experimentos y análisis para comprender mejor las complejas decisiones que tomaron los primeros homínidos. Este enfoque multidisciplinar no solo está arrojando luz sobre cómo se fabricaban las herramientas, sino también sobre cómo estas decisiones reflejan los patrones de pensamiento y adaptación de nuestros ancestros.
Melka Wakena es mucho más que un sitio arqueológico; es una prueba de que incluso en las primeras etapas de nuestra historia, los humanos estaban empujando los límites de lo que era posible. Su capacidad para transformar el entorno y adaptarse a condiciones desafiantes es un recordatorio del ingenio que define nuestra especie.
Referencias:
- Eduardo Paixão et al, Exploring early Acheulian technological decision-making: A controlled experimental approach to raw material selection for percussive artifacts in Melka Wakena, Ethiopia, PLOS ONE (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0314039
Cortesía de Muy Interesante
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