Un hallazgo extraordinario: rescatan más de 1.000 monedas de los galeones de la Flota del Tesoro de 1715, el tesoro colonial español que el mar escondió durante 310 años

La historia de los galeones españoles hundidos frente a las costas de Florida vuelve a escribir un nuevo capítulo digno de novela. Durante la temporada de salvamento del verano de 2025, más de un millar de monedas de plata y oro fueron recuperadas del lecho marino por un equipo de exploradores liderado por la empresa 1715 Fleet – Queens Jewels, LLC, que ostenta los derechos exclusivos de exploración sobre los restos de la mítica Flota del Tesoro de 1715.

Este hallazgo, valorado en aproximadamente un millón de dólares, no es solo un éxito de la arqueología subacuática, sino una auténtica cápsula del tiempo que devuelve a la superficie objetos que estuvieron sepultados durante más de tres siglos. Las piezas rescatadas, mayoritariamente monedas de plata Reales y Escudos de oro, se encontraban parcialmente conservadas bajo la arena y el coral, algunas aún mostrando restos de lo que parece ser un antiguo saco de arpillera. Su estado de conservación es tal que muchas conservan visibles sus fechas de acuñación y marcas de ceca, fundamentales para los estudios históricos.

Un naufragio con siglos de misterio

Para entender la importancia de este hallazgo, hay que remontarse a la madrugada del 31 de julio de 1715, cuando una poderosa tormenta sorprendió a la flota española que regresaba de América rumbo a Cádiz. Compuesta por 11 embarcaciones, muchas cargadas con el oro y la plata extraídos del Nuevo Mundo, la expedición fue tragada por el mar frente a la actual costa de Vero Beach, Florida. Se calcula que más de 1.000 personas murieron y que el valor total del tesoro perdido superaría los 400 millones de dólares actuales.

Durante siglos, los restos de estos barcos permanecieron dispersos a lo largo de lo que hoy se conoce como la “Costa del Tesoro”, un tramo litoral donde las leyendas de piratas, galeones hundidos y cargamentos malditos se mezclan con la historia real. Aunque algunos hallazgos se han producido desde el siglo XX, la mayoría de los tesoros permanecen ocultos, y cada nuevo descubrimiento es celebrado como un evento excepcional.

En el verano de 2025, un equipo de buzos logró recuperar 1.051 monedas de plata conocidas como Reales, cinco monedas de oro denominadas Escudos y diversos objetos de oro adicionales
En el verano de 2025, un equipo de buzos logró recuperar 1.051 monedas de plata conocidas como Reales, cinco monedas de oro denominadas Escudos y diversos objetos de oro adicionales. Foto: 1715 Fleet-Queens Jewels, LLC

Un hallazgo que sugiere un cofre entero

El descubrimiento anunciado por Queens Jewels se distingue por su volumen y contexto. El capitán Levin Shavers, a bordo del barco “Just Right”, y su equipo, localizaron una concentración de monedas en una zona previamente identificada como el “Anchor Wreck”, cerca de Wabasso Beach. Esta localización ya había revelado indicios de material disperso en campañas anteriores, pero hasta ahora no se había producido una recuperación tan masiva.

Las más de 1.000 monedas de plata recuperadas parecen haber pertenecido a un único contenedor —probablemente un cofre que se rompió durante el naufragio—, y las cinco monedas de oro y otros artefactos hallados en otras zonas complementan un panorama más amplio de lo que podría ser parte de una carga mayor aún no descubierta.

El hallazgo cobra aún más importancia por la posibilidad de que no sea un hecho aislado. La encrustación orgánica de algunas monedas indica que podrían haber estado guardadas dentro de sacos de tela, como otros casos documentados en exploraciones anteriores. Esto hace pensar a los especialistas que podrían existir dos o más depósitos similares aún sin recuperar, lo que ha desatado un renovado interés por continuar las excavaciones en la zona.

Una arqueología moderna con aroma de aventura

Aunque la imagen romántica del buscador de tesoros sigue viva, el trabajo de recuperación llevado a cabo hoy es una tarea rigurosa que se ajusta a estrictas normas arqueológicas y legales. Según las normativas estadounidenses, el tesoro pertenece en última instancia al Tribunal del Distrito de EE.UU., mientras que el Estado de Florida puede reclamar hasta un 20% de los objetos recuperados, que serán posteriormente estudiados, conservados y, en algunos casos, exhibidos al público.

De hecho, las monedas y artefactos hallados en esta campaña serán sometidos a procesos de conservación, lo que implica limpieza, estabilización y documentación detallada antes de su inclusión en catálogos científicos. Parte de esta colección podría ser exhibida próximamente en museos locales del estado de Florida, contribuyendo a la difusión del patrimonio marítimo de esta región.

Este proyecto forma parte de un esfuerzo mayor por estudiar sistemáticamente los restos de la Flota de 1715. Durante los últimos años, equipos como los del “Mighty Mo” y el propio “Just Right” han trabajado con tecnologías GPS para cartografiar sus hallazgos, una labor que, como afirman sus protagonistas, es como construir un mapa del tesoro a la inversa, marcando tanto los hallazgos como las zonas vacías.

Muchas de las monedas conservan aún visibles las fechas de acuñación y las marcas de ceca, detalles fundamentales para rastrear su origen en las colonias del Imperio español
Muchas de las monedas conservan aún visibles las fechas de acuñación y las marcas de ceca, detalles fundamentales para rastrear su origen en las colonias del Imperio español. Fotos: 1715 Fleet-Queens Jewels, LLC/Christian Pérez

Tesoros del Nuevo Mundo: monedas que cuentan historias

Más allá de su valor económico, las monedas encontradas ofrecen pistas valiosas sobre el comercio colonial, la expansión española en América y las rutas económicas de la época. Procedentes de las cecas virreinales de México, Perú y Bolivia, muchas de las monedas fueron acuñadas entre 1698 y 1714, el año anterior al naufragio.

Estas piezas circularon ampliamente por todo el Imperio español y más allá, convirtiéndose en una de las monedas más reconocidas del mundo. Su descubrimiento no solo es relevante para los numismáticos, sino también para los historiadores que estudian los sistemas económicos coloniales.

Cada moneda, al haber sido usada, transportada y destinada a transacciones o impuestos, representa un fragmento de historia. ¿Qué se pretendía comprar con ellas? ¿A quién pertenecían antes de hundirse con la Flota? ¿Fueron parte del pago de impuestos al rey o de fortunas privadas? Son preguntas que, aunque no siempre obtienen respuesta, enriquecen la narrativa histórica que acompaña a cada hallazgo.

Aún queda mucho por descubrir

Lo más fascinante de esta historia es que cinco de los once barcos naufragados en 1715 siguen sin localizarse. Y mientras las tormentas de hace tres siglos tardaron apenas minutos en hundirlos, sus secretos aún se resisten a ser descubiertos. Los equipos de salvamento estiman que han recuperado apenas una mínima parte del tesoro total, lo que hace de cada campaña una auténtica aventura arqueológica.

Con cada moneda que emerge, se añade una nueva página a la historia compartida entre América y Europa. Un recordatorio tangible de la violencia de la naturaleza, la codicia imperial, y la valentía —o desesperación— de quienes cruzaron el Atlántico en busca de riqueza. Pero también, de cómo el tiempo y el mar pueden conservar intactas las huellas del pasado, esperando el momento oportuno para ser redescubiertas.

Cortesía de Muy Interesante



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