Un niño en México coleccionaba piedras, lo que no sabía es que tenía uranio, uno de los elementos más tóxicos y radiactivos de la Tierra

En un reciente video en redes, un niño de nueve años de Naucalpan le regaló una piedra a su ídolo, el influencer y músico Insulini. Lo que parecía un detalle más de un fan resultó ser uranio, un mineral radiactivo que despertó tanto la curiosidad científica como la preocupación por su peligrosidad. La historia se volvió viral y hasta terminó en un corrido compuesto por el propio Insulini. Pero más allá de lo anecdótico, este caso abre la puerta a hablar de un elemento fascinante y controvertido.

El uranio es un elemento químico natural, con número atómico 92, que pertenece al grupo de los actínidos. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica, es una de las fuentes más importantes de combustible nuclear, un trozo del tamaño de un huevo puede generar la misma electricidad que 88 toneladas de carbón. Aunque suele considerarse raro, en realidad es unas 500 veces más común que el oro y se encuentra en rocas, suelos, agua e incluso en nuestros cuerpos.

Existen tres isótopos principales en la naturaleza: uranio-234, uranio-235 y uranio-238. Este último es el más abundante, con más del 99 % de presencia en la Tierra. El uranio-235, en cambio, es el único capaz de sostener una reacción en cadena, lo que lo convierte en la base de los reactores nucleares y de las armas atómicas.

Cómo llega el uranio a nuestras manos (y por qué es peligroso)

La minería de uranio se realiza en países como Kazajistán, Canadá y Australia, responsables de la mayor parte de la producción mundial, según la Asociación Nuclear Mundial (World Nuclear Association). El mineral se extrae por métodos como minería subterránea, a cielo abierto o lixiviación in situ, donde se utilizan líquidos para disolver y extraer el material del subsuelo.

Aunque el mineral en su estado natural emite principalmente radiación alfa (incapaz de atravesar una hoja de papel o la piel), el riesgo está en su manipulación. Como explicó el propio Insulini al revisar la colección del niño, el uranio es seguro si se guarda en vidrio o recipientes sellados, pero se vuelve peligroso si el polvo se inhala o ingiere.

De hecho, según la National Library of Medicine señala que la exposición prolongada puede afectar pulmones, riñones y huesos, además de aumentar el riesgo de cáncer. Los trabajadores de minas de uranio son considerados grupos de riesgo y deben usar equipo de protección especializado.

El uranio en la vida diaria: de vidrieras antiguas a centrales nucleares

Históricamente, el uranio no solo ha sido usado como fuente de energía. Según EBSCO Industries, los romanos ya lo empleaban para dar color a vidrieras, y durante siglos se utilizó en obras de arte. No fue hasta finales del siglo XIX cuando se entendió su radiactividad, gracias a los experimentos de Henri Becquerel y el trabajo posterior de Marie Curie.

Pichblende

Hoy en día, el uranio sigue siendo polémico, pues mientras que para unos es clave en la transición energética por su bajo nivel de emisiones en comparación con combustibles fósiles, para otros representa un riesgo por los accidentes nucleares como lo fue en Chernóbil y Fukushima o por su uso en armas.

Qué hacer si encuentras uranio en tu patio (o en tu colección de piedras)

Aunque suene improbable, pequeñas cantidades de uranio pueden encontrarse en minerales fluorescentes que coleccionistas identifican por su característico brillo bajo luz ultravioleta, justo como lo detectó Insulini. Si alguien encuentra un material sospechoso, la recomendación científica es evitar tocarlo directamente, no pulverizarlo y almacenarlo en recipientes sellados. En contextos formales, lo indicado es contactar a autoridades ambientales o de protección civil.

Según una investigación publicada en Ecotoxicology and Environmental Safety, la toxicidad química del uranio es tan peligrosa como su radiactividad, ya que puede acumularse en órganos y afectar funciones vitales. De ahí la importancia de manejarlo con el mismo respeto que otros contaminantes ambientales.

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De lo viral a lo científico

De regreso a la historia del niño de Naucalpan, el tema del uranio no solo fue algo divertido y viral, sino también mostró cómo la pasión científica puede surgir en edades tempranas. Nicolás, el pequeño coleccionista, tiene en su poder fósiles, diamantes y fragmentos de meteoritos y dedica su tiempo libre a la geología

Y aunque el uranio seguirá siendo un tema complejo, esta historia muestra que incluso un mineral radiactivo puede nuevamente abrir conversaciones sobre curiosidad, educación y seguridad.

Cortesía de Xataka



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