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Un niño Jesús “vengativo y obstinado” que mataba personas y animales. Su madre, María, hija de un hombre rico, criada por religiosos en el templo de Jerusalén que quedó embarazada mientras era adolescente. Por otra parte, José, un hombre anciano, viudo y padre de seis hijos biológicos.
Mientras que en los llamados evangelios canónicos -los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan- que conforman la Biblia no hay muchos detalles biográficos de los tres integrantes de la llamada Sagrada Familia, en los textos considerados apócrifos hay muchos datos para llenar esas lagunas.
Y estos relatos, que contienen información a veces disonante con la imagen que se ha creado alrededor de la familia de Jesús, acaban causando perplejidad en muchos lectores.
Tomados como literatura, estos textos tienen sentido en ese contexto. Lo cual no significa que no sean ciertos.
“Los evangelios canónicos tienen muchos vacíos sobre la infancia de Jesús e incluso sobre la vida de la Sagrada Familia, porque evidentemente solo se enfocan en la acción apostólica de Jesús”, le dijo a la BBC el investigador Thiago Maerki, miembro de la Hagiography Society, en Estados Unidos.
“Entonces, muchos autores y grupos durante los primeros siglos del cristianismo comenzaron a escribir y producir evangelios (hoy llamados apócrifos) con datos que de cierta forma completan o ayudan a completar esas lagunas”, añadió.
El experto señala que este es un tipo de literatura también presente en otras tradiciones religiosas. “Hace parte del género de vidas, es decir cualquier género que intente narrar la vida de un héroe, un santo o una figura importante”.
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Para André Leonardo Chevitarese, profesor de la Universidad de Río de Janeiro y autor de “Descubriendo al Jesús Histórico”, estos textos, como también los canónicos, deben ser considerados literatura, sin que se les adjudique un carácter sagrado.
“El llamado material neotestamentario nos dice muy poco del nacimiento, la infancia y la adolescencia de Jesús”, le explicó Chevitarese a la BBC.
“Y estos son temas que de alguna manera despertarán el interés del público que consume literatura y del público que consume historias sobre Jesús”, añadió.
Fue en ese contexto que esos textos considerados apócrifos fueron escritos en los primeros siglos del cristianismo.
“Nadie consultó un archivo para esas informaciones. Son historias que estaban en la oralidad, inventadas con el fin de saciar el deseo de información. Saciar la curiosidad de los cristianos sobre la vida de Jesús, de María y de José”, explicó Chevitarese.
“Ese es el principio básico de ese tipo de literatura”, agregó.
Pura fantasía
El padre franciscano Jacir de Freitas Faria, presidente de la Asociación Bíblica de Investigadores de la Biblia (Abib) y autor de seis libros sobre los textos apócrifos, lanzó al inicio del año el libro “Biblia apócrifa”, una edición comentada que reúne estos textos.
“Esos escritos tienen más información sobre la Sagrada Familia porque fueron redactados para complementar datos de fe que los canónicos no registran”, señaló.
“Se tratan de curiosidades que pueden ser verdaderas o no. Algunos textos tienen carácter aberrativo, o sea, son pura fantasía”, añadió.
La llamada literatura apócrifa fue escrita probablemente entre los siglos II y VII. Son decenas de textos y, según Faria, hay siete sobre la infancia de Jesús, 15 sobre María y uno sobre José, entre aquellos textos cuyo conocimiento llegó hasta nuestros días.
De cierta forma, buscaban responder preguntas latentes entre los primeros grupos cristianos.
“Las discusiones sobre la humanidad y la divinidad de Jesús dieron lugar a la literatura apócrifa sobre su infancia. Una vez resueltas las cuestiones teológicas sobre Jesús, las comunidades exigieron que la Iglesia se posicionara sobre el papel de María en la historia de la Salvación. Ante esto, la vida de José, recordado como carpintero, padre y educador de Jesús, no podía quedar al margen”, señaló.
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El experto anotó que estas narraciones literarias, debido a su amplia difusión, tuvieron una “fuerte influencia en el cristianismo” de aquellos primeros siglos y contribuyeron luego a una religiosidad “devocional y dogmática” que perdura hasta la actualidad.
Genio indomable
En el texto más conocido sobre la infancia de Jesús, el Evangelio de Tomás, el niño es presentado como alguien que hacía milagros desde pequeño. Cuenta la historia que hizo 12 gorriones de arcilla y, cuando fue reprendido, dio la orden para que los animales cobraran vida y salieran volando.
Hay otra historia de un niño que arruinó su juego en el río y Jesús se vengó haciendo que perdiera su juventud. También se puede leer la historia de un niño que se chocó contra él, Jesús le dijo que no iba a continuar su camino y el niño murió.
“Es un texto desconcertante en varios niveles, sobre todo en el modo que retrata a Jesús como un niño insensible y caprichoso”, explicó Federico Lourenço, de la Universidad de Coimbra, en su libro “Evangelios Apócrifos – Griegos y Latinos”.
Por otra parte, el texto también perfila a Jesús con una inteligencia por encima del promedio, principalmente a partir de la interacción con un profesor de griego que fue el encargado de alfabetizarlo.
Eso coincide con el relato del evangelio canónico de Lucas, en el que se cuenta que Jesús le enseñaba las escrituras a los doctores del templo cuando tenía apenas 12 años.
“La inteligencia de Jesús cuando era niño era tal que no necesitó ir a una escuela regularmente. Él sabía más que sus maestros. De acuerdo a estos textos, tuvo tres profesores que renunciaron a sus trabajos porque no soportaban su inteligencia”, indicó Faria.
“Uno de ellos afirmó que había buscado a un alumno y encontró un maestro. Al tercer intentó de educar a Jesús, el maestro renunció. Él permaneció en la escuela, mientras era reconocido por todos como alguien con un poder sobrenatural, divino”, recordó.
Este texto muestra que José, su padre adoptivo, lo reprende varias veces y lo ayuda en su vocación. Y Jesús también hace milagros positivos como curar a enfermos e incluso resucitar personas.
“Aunque escuchar que Jesús era un niño malvado y vengativo puede resultar problemático, lo cierto es que ese relato lo hace más fácil de comprender”, anotó Faria.
“Muchos relatos apócrifos de la infancia de Jesús no son aceptados por nosotros, porque hablan de aberraciones a las que no estamos acostumbrados, pero que podrían ser cometidos por Jesús niño. Y los autores consideraban que él ya era Dios desde ese momento”, añadió.
“En ese sentido, los textos pretendían retratar un niño que a la vez era el señor de la vida y de la muerte. Hay textos que sugieren que Jesús mató personas y animales”, señaló el académico.
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“En los canónicos, Jesús hace secar la higuera porque no tiene frutos y manda los demonios que acaba de exorcizar a un grupo de cerdos, a los que dan muerte. Debemos considerar que en los canónicos no encontramos relatos sobre Jesús matando y después resucitando personas, como en el caso del profesor de griego que lo desafió”, dijo el especialista.
Para Faria, todas estas narrativas apócrifas cumplen una función de demostrar que Jesús, por ser Dios, tenía el poder sobre la vida y la muerte. Esto es, destacar la cuestión de su divinidad.
Según el experto, se puede trazar un paralelo con las narrativas del mundo greco-romano, en las que las habilidades del adulto eran resaltadas en su infancia:
“Con los textos apócrifos de la infancia, aunque cuentan la historia de un niño travieso, poderoso, malvado, gnóstico, sabio y capaz de realizar milagros, no era la intención de los autores causar polémica, sino dar claridad sobre esa fase de su vida y saciar la curiosidad de los cristianos”.
Maerki clasifica esos textos como hiperbólicos porque “exageran para enfatizar el poder de un niño. Un niño Jesús que se irrita con sus amigos y utiliza sus poderes sobrenaturales para perjudicarlos sería impensable desde el punto de vista tradicional de la Iglesia”.
Una adolescente embarazada
En el caso de María, la madre de Jesús, esta literatura apócrifa busca responder cuestiones sobre el embarazo de Jesús. En aquellos primeros años ya se hablaba del dogma de la virginidad y la santidad de María.
“La literatura apócrifa sobre María, aquella que no fue considerada inspirada por la Iglesia, fue la responsable del culto a María. Más de una decena de textos apócrifos marianos cuenta su historia”, comentó Faria.
En el siglo II existió un filósofo griego llamado Celso que era muy crítico del cristianismo. Él escribió un ensayo dando como verdad una historia de que María había quedado embarazada de un soldado romano llamado Tiberio Julios Abdes Pantera.
“No se puede decir que esa versión de Celso sea verdadera, pero sí indica el papel de esa literatura que hablaba sobre el nacimiento de Jesús. No solo era para llenar los vacíos, sino para responder a las críticas”, explicó Chevitarese.
En los textos apócrifos, los dogmas sobre la pureza de María quedan expuestos con claridad. Estos textos señalan que ella fue concebida sin que sus padres, que eran de una familia acomodada, tuviesen relaciones sexuales. Que ella quedó embarazada sin haber tenido intimidad con un hombre y permaneció así el resto de su vida, casta y virgen.
“Esos textos nos muestran cómo, en el inicio del cristianismo, la virginidad de María fue valorizada. La virginidad era fruto de un modo de pensar que despreciaba el cuerpo”, explicó Faria.
Los primeros cristianos fueron influenciados por el pensamiento dualista que proclamaba la separación entre el alma y el cuerpo, a través de la luz, la vida, la muerte, Dios y el mundo. Todo lo que pertenecía al mundo era despreciado, pues esa era una trampa de los poderes del mal”, añadió.
María fue llevada al Templo de Jerusalén a la edad de tres años y allí fue educada y criada en un lugar apropiado para vírgenes. Nueve años después, cuando entró en la adolescencia, se estableció que era necesario “entregarla en matrimonio”.
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En una reunión de todos los hombres de la comunidad, un cartel indicaba que el elegido debía ser José, un hombre viudo y anciano considerado justo. Ella se habría mudado a vivir con el padre terrenal de Jesús cuando tenía 12 o 13 años y quedó embarazada a los 14.
Un anciano de 111 años
Muy poco mencionado en los textos canónicos, José adquiere contornos biográficos en el material conocido como apócrifo.
En “La historia de José, el carpintero”, el personaje es presentado como un hombre “instruido en el conocimiento y la doctrina”, que se dedicó al “arte de la carpintería” y se había convertido en “sacerdote en el templo”.
El relato dice que “como todos los hombres, se casó con una mujer”. Esto habría ocurrido cuando ya tenía 40 años y de este matrimonio nacieron cuatro hijos y dos hijas: Judas, Justo, Santiago, Simón, Assia y Lidia.
José enviudó a los 89 años. “Un año después de esa muerte, la bienaventurada María fue entregada a José por los sacerdotes, para que la custodiara hasta el momento de la boda”, dice el texto.
Habrían vivido juntos dos años “sin ninguna novedad especial” y, en el “tercer año de su residencia con José, cuando tenía 15 años”, habría nacido Jesús.
Los apócrifos relatan que José, “aquel anciano justo”, murió a la edad de 111 años, cuando Jesús tenía 18.
Según Faria, se trata de un “informe historiográfico” que “no puede calificarse de histórico”.
“José es presentado como el esposo amoroso de María y el padre terrenal de Jesús”, describió.
El objetivo de traer la biografía de un anciano, según explica el fraile, “era dar una respuesta al grupo de cristianos que no creía en la virginidad de María”.
“Al enfatizar que era un hombre mayor, se dio a entender no tuvo una relación marital con María, respetando su condición de virgen”, dijo Faria.
Chevitarese añade que la idea era establecer la Sagrada Familia como una familia tradicional en ese contexto. La clave para interpretar esto es comprender lo que sucedía a finales del siglo I y del siglo II en adelante: “El hecho de que Jesús no se conociera a sí mismo, que nadie supiera quién era su padre, le pesaba profundamente. Este era el punto central”, analizó el historiador.
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“El papel de José es apoyar a una madre que incluso estaba siendo acusada de prostitución”, dijo Chevitarese y agregó: “Hubo toda una preocupación (entre los primeros cristianos) por construir la base familiar de la narrativa de Jesús”.
Voces alternativas apagadas
Para el fraile franciscano Faria, “la historia apócrifa de la Sagrada Familia es simplemente una forma de mostrar la encarnación de Dios entre nosotros”.
“Los apócrifos nunca serán considerados inspirados, y esa no debería ser nuestra bandera de lucha. Basta con respetarlos como formas de cristianismo que aspiraban a ser verdaderas, aunque no se los considerara como tales”, afirmó.
“Basta también entender que eran voces alternativas sofocadas y perseguidas por el cristianismo, que se volvió hegemónico, en una combinación de poder y herejías”.

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Cortesía de BBC Noticias
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