¿Cómo era la vida en las costas niponas hace tres milenios? Por fortuna, cuando la imaginación nos falla, la historia acude en nuestra ayuda. En el Japón prehistórico, además de ser una fuente que garantizaba el sustento, la pesca se convirtió en un arte cuyo legado llega hasta el presente. Un estudio reciente, publicado en la revista Journal of Archaeological Science, ha logrado reconstruir redes de pesca de hace más de 3000 años a partir de las huellas impresas que dejaron sobre piezas de cerámica de la cultura Jōmon. Gracias a tecnologías avanzadas como la tomografía computarizada por rayos X y los moldes de silicona, los investigadores Hiroki Obata y Yoon-ji Lee han arrojado nueva luz sobre las técnicas de pesca y la manufactura cerámica en dos regiones del archipiélago japonés: Hokkaidō y Kyūshū.
Pesca en el período Jōmon: una actividad milenaria
La cultura Jōmon (c. 14 000–900 a.C.) se desarrolló en un entorno geográfico privilegiado domminado por mares ricos en recursos. Prueba de su intensa actividad pesquera son los más de 2700 concheros documentados, así como una variedad de utensilios, entre ellos, una serie de plomos que podrían haberse utilizado como pesos para redes. Sin embargo, la escasez de redes conservadas ha limitado durante décadas nuestra comprensión de su factura y uso.
Un único ejemplar de red presenta condiciones depreservación lo suficientemente buenas como para permitir su estudio.Se encontró en el yacimiento de Funagatani, en la prefectura de Ehime, y tiene una antigüedad de unos 3200 años. Lamentablemente, se desconoce el paradero actual de esta red, que no ha podido analizarse en profundidad. La escasez de fuentes arqueológicas, por tanto, ha hecho que las impresiones dejadas por las redes en la cerámica Jōmon —y que, hasta ahora, se habían considerado decoraciones o marcas accidentales— cobren una relevancia extraordinaria.

Cerámica con impresiones de redes: dos tradiciones, una revelación
El estudio Hiroki Obata y Yoon-ji Lee se ha centrado en el análisis de dos tipos de cerámica: la denominada “estilo Shizunai-Nakano”, procedente del sur de Hokkaidō y datada en el Jōmon temprano (hace unos 6000 años), y la “cerámica con impresión textil”, típica de la región de Kyūshū, correspondiente al Jōmon final e inicios del Yayoi (ca. 3200–2800 años antes del presente).
Ambas tradiciones conservan impresiones de redes que se utilizaron durante el proceso de fabricación cerámico. Unas veces se usaron para retirar la arcilla de los moldes; otras, como parte del material de la estructura, en el caso del modelado por enrollado. El equipo analizó 80 muestras de Kyūshū y 24 de Hokkaidō, empleando técnicas de reconstrucción digital, moldes de silicona y escáneres de tomografía computarizada.

Redescubrir las redes: estructura, nudos y función
Uno de los hallazgos más importantes del estudio fue que las impresiones en la cerámica no respondían únicamente a una función decorativa. Las marcas se presentan como las huellas de redes reutilizadas que permiten reconstruir su forma, tamaño y técnica de fabricación.
En el caso de la cerámica Shizunai-Nakano, las redes se integraban directamente en el cuerpo del recipiente como parte del método de enrollado. A través de las imágenes 3D obtenidas por rayos X, los investigadores han podido identificar la presencia de nudos en hilos que se extendían en cuatro direcciones, además de patrones de tensión horizontal coherentes con su uso como base para los rollos de arcilla.
Los hilos de estas redes presentaban un grosor que oscilaba entre 0.84 y 2.33 mm y una torsión S2z (esto es, dos hilos retorcidos en y unidos en una torsión en S), lo que difiere de los hilos Z2s predominantes en la cerámica de Kyūshū. Esta diferencia sugiere variaciones culturales entre ambas regiones en la fabricación de fibras y redes.
En cuanto al tamaño de las mallas, las de Shizunai-Nakano mostraban dimensiones mayores (entre 24 y 72 mm). Las de Kyūshū, por su parte, presentaban medidas más bien pequeñas, entre 3 y 6.5 mm. Este detalle resultó clave para comprender su función. Con probabilidad, las redes grandes de Hokkaidō se habrían usado en la pesca real, mientras que las más pequeñas de Kyūshū habrían servido como contenedores o herramientas auxiliares.

Tipologías de nudos: del lago al mar
Otro de los logros técnicos del estudio consistió en la identificación precisa de los nudos utilizados en ambas regiones, mediante el análisis comparativo con los nudos procedentes de los registros arqueológicos de otras culturas. Así, en Shizunai-Nakano, los nudos correspondían al tipo F (nudo llano), de uso común en Asia y caracterizado por ser de rápida ejecución, aunque de menor resistencia. En cambio, en la cerámica de Kyūshū, los nudos pertenecían al tipo D (nudo simple), asociados a usos más versátiles como las redes para insectos o las bolsas.
Además, se identificaron dos métodos de anudado en Kyūshū. Junto al sistema tradicional, también se documentó el llamado “knotted wrapping”, una técnica de trenzado útil para las mallas muy pequeñas que, con probabilidad, se vincula a la fabricación textil más que a las actividades pesqueras. Esta diferenciación sugiere un uso diverso de las redes, más allá de la pesca, en contextos de almacenamiento o transporte.

Cultura y técnica: entre el norte y el sur
Las diferencias en las técnicas de torsión y anudado que se aprecian en las marcas de redes parecen estar ligadas a tradiciones culturales distintas. Mientras que las redes de Kyūshū reflejan el uso de fibras como el karamushi (Boehmeria nivea u ortiga blanca), comunes en el sur, las de Hokkaidō podrían estar hechas de cáñamo (Cannabis sativa), cuya torsión natural es compatible con el patrón S2z observado.
Estas variaciones coinciden con los patrones observados en otras regiones de Asia y Rusia. En particular, el sitio de Chertovy Vorota en Primorie (Rusia), cercano geográficamente a Hokkaidō, muestra redes con nudos del tipo F y torsión en S, lo que sugiere bien posibles contactos, bien una tradición compartida en el ámbito pesquero del norte del Pacífico.

El coste de fabricar una red y su reutilización
Uno de los aspectos más reveladores del estudio fue la estimación del coste de producción de una red. Una red de 5 metros insertada en una vasija Jōmon requería al menos 85 horas de trabajo humano, sin contar la preparación de fibras, lo que equivale a más de 10 días de labor intensiva.
Ante ese esfuerzo, no resulta sorprendente que muchas redes se reutilizaran en la fabricación cerámica. Las evidencias de redes desgastadas, nudos inconsistentes y patrones irregulares indican que las redes utilizadas en la cerámica se habían dejado de usar para la pesca y, por ello, se reaprovecharon como material estructural.
El “fantasma” de las redes de pesca en la cerámica
Este estudio pionero ha logrado reconstruir, por primera vez, las redes del período Jōmon a partir de sus impresiones en cerámica. Los resultados muestran que las comunidades del Jōmon no solo pescaban con redes complejas, sino que también las reutilizaban con ingenio en la elaboración de sus vasijas. La combinación de análisis técnico, etnográfico y cultural ha permitido entender que las redes eran productos valiosos, multifuncionales y de grab valor cultural en el Japón prehistórico.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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