El Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia, en Roma, ha puesto en marcha un proyecto sin precedentes para restaurar uno de los tesoros más emblemáticos del arte prerromano: el Sarcófago de los esposos. La intervención, que se anunció de forma oficial el 16 de mayo de 2025, se ha articulado como una restauración abierta al público, que permite a los visitantes seguir en directo los trabajos técnicos y científicos realizados sobre la obra.
Este enfoque pionero, además de garantizar la conservación a largo plazo de esta escultura única del siglo VI a. C., también acerca al gran público los procesos científicos y técnicos que permiten la conservación del patrimonio arqueológico. El proyecto cuenta con el respaldo del Istituto Centrale per il Restauro (ICR), la dirección del Museo Etrusco y el apoyo económico de la Banca Popolare del Cassinate.
Una obra maestra del arte funerario etrusco
Datado hacia la segunda mitad del siglo VI a. C., el Sarcófago de los esposos fue realizado en terracota por artesanos de la antigua Caere (actual Cerveteri), una de las ciudades más ricas e influyentes de la civilización etrusca. La escultura muestra una escena ajena al dramatismo de la muerte. Representa a una pareja reclinada sobre un lecho de banquete, en una actitud serena, íntima y llena de vida. El hombre y la mujer se muestran sonrientes y con los brazos extendidos, como si participaran en un simposio eterno.
La obra destaca tanto por su monumentalidad —mide aproximadamente 2 metros de largo por 1 metro de altura— como por el tratamiento expresivo de los rostros, las manos y los detalles del vestuario, que conserva vestigios de policromía. Ambos personajes lucen vestimenta de tipo ceremonial. La mujer lleva un tocado cónico (tutulus) y un velo, mientras el hombre viste un manto que le cubre en parte el torso. Las manos, diseñadas en origen para sostener objetos hoy perdidos, acentúan la gestualidad naturalista de la composición.
Se trata de una de las escasísimas representaciones del mundo antiguo que muestra a una pareja en igualdad afectiva, sin jerarquías evidentes entre el varón y la mujer. Este hecho ha convertido al sarcófago en un símbolo de la civilización etrusca y en una de las piezas más admiradas del museo.

El hallazgo: de Cerveteri a Roma
El sarcófago fue descubierto en 1881 por operarios que trabajaban en la necrópolis de la Banditaccia, en Cerveteri. La pieza, sin embargo, no estaba íntegra: los arqueólogos hallaron unos cuatrocientos fragmentos de terracota que, posteriormente fueron adquiridos por el Estado italiano gracias a la intervención del arqueólogo y político Felice Barnabei, fundador del Museo Nacional Etrusco.
La primera reconstrucción de la escultura se llevó a cabo en 1893. Esta intervención permitió ensamblar los fragmentos principales, aunque con métodos que hoy resultan obsoletos. A lo largo del siglo XX se realizaron otras campañas de restauración, en ocasiones demasiado invasivas, que añadieron materiales nuevos o adhesivos inadecuados. El paso del tiempo, la fragilidad del soporte cerámico y la acumulación de residuos han motivado ahora una restauración integral, que se ha planificada para aplicar criterios contemporáneos.

Una restauración abierta al público
Una de las principales innovaciones del proyecto es su carácter participativo. Los trabajos se desarrollan dentro de la sala de exposición, y pueden presenciarse dos días a la semana, los martes y jueves de 10 a 13 h, en una operación cuidadosamente coordinada entre los restauradores y el personal del museo. Esta decisión busca tanto hacer más transparente el proceso técnico como estimular la curiosidad del visitante y convertir la conservación en una experiencia educativa.
La intervención se ha dividido en varias fases. Está previsto que la primera etapa se centre en la zona inferior de la escultura, en particular las piernas de las figuras, que presentan pequeñas grietas y depósitos de sales que podrían comprometer la estructura. El objetivo es estabilizar estas áreas sensibles, consolidar los fragmentos y sustituir o reajustar injertos antiguos que han perdido eficacia. El respeto por la pátina original, la mínima intervención y la reversibilidad son los principios que guiarán del trabajo.

Ciencia, tecnología y patrimonio
Los trabajos están supervisados por el Istituto Centrale per il Restauro, organismo de referencia en la conservación de los bienes culturales en Italia. Para el diagnóstico de la pieza, se están empleando tecnologías avanzadas como la fotogrametría digital en alta resolución, la espectroscopía Raman y la tomografía computarizada. Estas herramientas permiten obtener una “radiografía” completa del estado de la obra sin necesidad de intervenir directamente sobre ella.
Uno de los objetivos del proyecto, además, busca identificar posibles restos de policromía, muy deteriorados por el paso del tiempo, y cartografiar la microestructura del material para establecer modelos preventivos de conservación. Toda la documentación generada se incorporará a una base de datos digital accesible a los investigadores, restauradores y estudiantes, en línea con las políticas de transparencia y divulgación científica del museo.

Más allá de la restauración: un nuevo relato museográfico
Además de la intervención física sobre la obra, el proyecto contempla una renovación completa del contexto expositivo del sarcófago, con una museografía revisada que facilite su comprensión histórica, simbólica y material. Está previsto mejorar la iluminación, incluir paneles explicativos digitales y presentar los resultados de la restauración al público general.
El proyecto buscca convertir el sarcófago en un relato abierto sobre la civilización etrusca, su concepción del más allá y su excepcional valoración de la mujer en el contexto mediterráneo antiguo. La interacción entre los visitantes y el proceso restaurativo reforzará el papel del museo como espacio dinámico de conocimiento y participación ciudadana.
Una nueva forma de acercarse al pasado
El Sarcófago de los esposos ejemplifica la sensibilidad etrusca hacia la vida, la muerte y el amor compartido. El proyecto de restauración en curso busca salvaguardar la integridad física de esta obra milenaria mientras renueva la manera en que nos relacionamos con el pasado.
Gracias a una combinación de excelencia científica, transparencia institucional y participación activa del público, esta intervención se convierte en un paradigma de cómo la conservación puede trascender los límites del taller para convertirse en un acto cultural compartido. La restauración del Sarcófago de los esposos nos recuerda que la memoria antigua sigue viva, y que su custodia es una tarea colectiva.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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