Un pulpo se sube a un tiburón y nadie sabe por qué: el insólito encuentro que desconcierta a los científicos

Durante una expedición rutinaria en las aguas de Nueva Zelanda, un grupo de investigadores se encontró con una escena que podría haber salido de una novela de ciencia ficción marina: un pulpo de gran tamaño aferrado a la cabeza de un tiburón mako (Isurus oxyrinchus), nadando juntos como si fueran una sola criatura. La imagen, registrada por drones y cámaras submarinas, se volvió viral en cuestión de días, pero dejó tras de sí una pregunta que ni los expertos han podido responder: ¿qué hacía un pulpo montado sobre el depredador más rápido del océano?

La escena ocurrió en diciembre de 2023 en el Golfo de Hauraki, al noreste de la Isla Norte de Nueva Zelanda. Los científicos estaban rastreando bancos de peces en busca de esos espectaculares banquetes marinos donde delfines, aves, peces y depredadores se congregan para alimentarse frenéticamente. Fue entonces cuando algo llamó su atención: una aleta gris metálica sobresalía del agua, signo inequívoco de un tiburón de gran tamaño. Pero lo que rompió con lo esperado fue una mancha naranja sobre su cabeza.

A primera vista, pensaron que era una boya, un trozo de red o incluso una herida abierta. Pero al acercarse con la ayuda de un dron y una cámara submarina, la verdad fue aún más desconcertante: se trataba de un pulpo perfectamente acomodado sobre el tiburón, con sus tentáculos recogidos, como si intentara pasar desapercibido. Lo apodaron rápidamente “sharktopus”.

Dos mundos que no deberían cruzarse

Lo curioso del hallazgo es que, en teoría, el encuentro entre estas dos especies es altamente improbable. El pulpo de color naranja, identificado como el inesperado jinete, es un habitante habitual del lecho marino. Prefiere zonas rocosas y fondos arenosos, donde puede camuflarse y cazar crustáceos y peces pequeños. El tiburón mako, por el contrario, es un viajero incansable del océano abierto, capaz de nadar a más de 70 km/h y lanzarse fuera del agua en saltos espectaculares. Ambos pertenecen a ecosistemas que rara vez se superponen.

Entonces, ¿cómo llegaron a encontrarse? Y más aún, ¿por qué el pulpo decidió subirse al tiburón?

Los científicos no tienen respuestas claras. Una posibilidad es que el pulpo estuviera huyendo de un depredador y vio en el tiburón una suerte de “vehículo de escape”. Otra teoría apunta a un comportamiento de caza fallido: tal vez el pulpo intentó atrapar al tiburón por error desde el fondo marino. También se baraja la opción de que el tiburón se acercara a aguas más someras de lo habitual, donde el pulpo sí tiene presencia, quizás persiguiendo presas como calamares o peces.

Pero más allá de las hipótesis, el misterio permanece. Lo único cierto es que el encuentro fue breve —apenas duró diez minutos antes de que los científicos se alejaran— y extremadamente inusual.

Una vista desde arriba muestra al pulpo viajando sobre el lomo del tiburón como un inesperado pasajero marino
Una vista desde arriba muestra al pulpo viajando sobre el lomo del tiburón como un inesperado pasajero marino. Fuente: Wednesday Davis

Un paseo al borde del peligro

Que un pulpo se atreva a montar a un tiburón es, cuanto menos, una escena que desafía todo lo que sabemos sobre la ecología marina. El mako, aunque no suele alimentarse de pulpos, es perfectamente capaz de hacerlo si se le presenta la oportunidad. Por tanto, si el tiburón hubiera acelerado su nado, probablemente el cefalópodo habría perdido su agarre y terminado en sus fauces.

El pulpo parecía recoger sus tentáculos de forma compacta, tal vez para evitar ser detectado por los sensores del tiburón o simplemente para mantenerse firme mientras este nadaba. Las imágenes muestran un comportamiento tranquilo por parte de ambos: ni el tiburón parecía molesto por el pasajero, ni el pulpo mostraba signos de estrés.

Sin embargo, la historia pudo haber tenido un final muy diferente. Si el tiburón decidía acelerar —algo natural en una especie diseñada para la velocidad— el pulpo no habría tenido ninguna oportunidad de mantenerse a bordo.

Conservación: una urgencia velada

Más allá del espectáculo inusual, el evento sirve como recordatorio de la importancia de conservar los océanos y sus criaturas. El tiburón mako, por ejemplo, está catalogado como especie en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Su captura accidental en pesquerías y la demanda de sus aletas lo han llevado al borde del colapso poblacional. Su bajo índice de reproducción complica aún más su recuperación.

Este tipo de pulpo, aunque menos estudiado, también sufre presiones ambientales. La contaminación de los fondos marinos, la pérdida de hábitat y la pesca intensiva afectan a su supervivencia.

Ver a estas dos especies interactuar de manera tan inesperada nos recuerda cuán poco conocemos del océano y cuán valioso es proteger su biodiversidad. Este tipo de encuentros —raros, sorprendentes, casi poéticos— podrían desaparecer si seguimos alterando los ecosistemas marinos a este ritmo.

Tiburón azul deslizándose con elegancia entre las profundidades del océano
Tiburón azul deslizándose con elegancia entre las profundidades del océano. Foto: Riley Elliott, Universidad de Auckland

¿Qué nos dice este curioso encuentro sobre el océano?

Hay algo profundamente simbólico en esta imagen: un cefalópodo, símbolo de inteligencia y adaptabilidad, sobre la cabeza de uno de los depredadores más eficaces y veloces del mar. Es una metáfora viva del caos controlado que reina bajo las olas, donde cada día ocurren cosas que aún no podemos explicar, pero que están ahí, esperando a ser observadas.

Este encuentro ha servido para abrir nuevas preguntas sobre el comportamiento de los animales marinos. ¿Podría haber más interacciones entre especies que simplemente no hemos documentado? ¿Estamos infravalorando la capacidad de ciertas criaturas para explorar hábitats que no considerábamos suyos?

Lo que está claro es que el océano no deja de sorprender. Y que mientras lo sigamos estudiando con curiosidad y respeto, nos seguirá regalando escenas como esta: inesperadas, misteriosas y profundamente hermosas.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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