Un rompedor estudio arqueoentomológico logra reconstruir las costumbres funerarias de las poblaciones indígenas canarias a partir del análisis de insectos

Las moscas, mosquitos y escarabajos pueden parecer molestos. A veces, se convierten en plagas que arrasan las cosechas. Otras, sin embargo, son indicadores preciosos en investigaciones forenses e incluso arqueológicas. En un reciente estudio, publicado en la revista Journal of Archaeological Science en 2025, un equipo de investigadores ha logrado reconstruir con notable precisión las prácticas funerarias de los antiguos habitantes de El Hierro —los bimbapes— gracias al análisis de los restos de insectos hallados en una cueva sepulcral. Esta investigación supone el primer caso en el que se ha aplicado la arqueoentomología funeraria en el archipiélago canario, a partir de los datos directos obtenidos durante las campañas de excavación.

Un enclave excepcional: la cueva de La Lajura

La investigación se ha centrado en La Lajura, una cueva natural situada en la vertiente sur del cono volcánico homónimo, a unos 600 metros sobre el nivel del mar. Este enclave funcionó como espacio funerario colectivo entre los siglos VI y XI d. C., según las dataciones radiocarbónicas obtenidas. El hallazgo de esta necrópolis se produjo de manera fortuita en los años noventa, durante las obras de una carretera que cortó el talud del volcán y dejó al descubierto la cueva.

Los trabajos de excavación, realizados entre 1998 y 1999, revelaron tres unidades estratigráficas principales, asociadas a diferentes fases de ocupación. La más significativa (SU1) contenía cuerpos en posición anatómica y restos óseos desplazados por el uso continuado del espacio, así como tablones de madera que sirvieron para aislar los cadáveres del suelo. En corresponendencia con la fase SU2, se identificaron restos humanos que se habían sometido al fuego, mientras que la más antigua (SU3) albergaba evidencias de hogueras rituales previas al uso funerario de la cueva.

Cueva de La Lajura en El Hierro. Fuente: Henríquez-Valido et al. 2025

La arqueoentomología funeraria: una metodología pionera

La arqueoentomología funeraria —una disciplina aún emergente— analiza los insectos asociados a restos humanos para esclarecer los procesos tafonómicos (es decir, relativos a la formación de fósiles) y las prácticas mortuorias. En este caso, se tamizaron nueve litros de sedimento recogido en torno a los cráneos de al menos 24 individuos, mediante una batería de mallas de distinto grosor. El estudio, realizado en el laboratorio PACEA de la Universidad de Burdeos, permitió identificar un total de 5.817 restos entomológicos correspondientes a 4.521 individuos mínimos. Estos individuos pertenecían a dos clases, siete órdenes, 19 familias y 31 taxones distintos.

Un ecosistema funerario reconstruido insecto a insecto

La mayoría de los restos pertenecían al orden Diptera (moscas), con un 60 % de las muestras, seguidas por los coleópteros (escarabajos), que representaban un 36 %. Entre las moscas, destaca la Chrysomya albiceps, un díptero carroñero de gran voracidad que actúa como colonizador primario de los cuerpos en descomposición. También se identificaron especies de Calliphora, Hydrotaea, Muscina, Megaselia, Fannia y Sarcophaga, todas ellas conocidas por su papel en las distintas fases del proceso de putrefacción.

Por su parte, los coleópteros documentados incluyen especies de alto interés tafonómico como Necrobia rufipes, Dermestes maculatus y Saprinus sp., que suelen intervenir en etapas avanzadas de descomposición y pueden causar modificaciones directas en los restos óseos. Algunas especies incluso perforan huesos o consumen larvas de otras especies, lo que contribuye a las complejas cadenas tróficas cadavéricas.

Insectos de La Lajura
Algunos de los restos entomológicos hallados en la Lajura. Fuente: Henríquez-Valido et al. 2025

Evidencias de que los cuerpos se descomponían en el interior de la cueva

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que los insectos documentados confirman que los cadáveres se descompusieron in situ, dentro de la cueva. La presencia de puparios de moscas y de escarabajos típicos de la descomposición seca indica una exposición prolongada y progresiva de los cuerpos antes de la sedimentación definitiva.

Además, la identificación de especies como Muscina stabulans o Hydrotaea sp. —habituales en entornos urbanos o ganaderos— sugiere que la cueva se situaba en una zona ya antropizada por los bimbapes, lo que podría haber favorecido la llegada de estos insectos a los cadáveres.

Un archivo biológico anterior al mundo globalizado

El estudio no solo ha logrado documentar algunos aspectos de las prácticas mortuorias de los bimbapes, sino que ha ofrecido una valiosa instantánea biogeográfica de las especies entomológicas presentes en el extremo occidental del Paleártico antes de la expansión europea.

Por ejemplo, la mosca Chrysomya albiceps y el escarabajo Necrobia rufipes, actualmente distribuidos por todo el planeta, se encontraban ya presentes en El Hierro antes del siglo XV. Estas especies, sin embargo, no se han documentado en los contextos arqueológicos precolombinos del continente americano. Tal hecho subraya la importancia de La Lajura como punto límite occidental de estas especies en época premoderna.

Esqueletos en La Lajura
Restos humanos en La Lajura. Fuente: Sixto Sánchez

¿Indicios de ofrendas vegetales?

Más allá de los insectos estrictamente vinculados a la descomposición, el equipo también identificó especies que suelen asociarse a restos vegetales, al almacenaje de alimentos o incluso a las estructuras de madera. Es el caso del escarabajo Mezium americanum, presente en más de un millar de restos, y del también ptínido Casapus subcalvus, común en contextos alimentarios en Gran Canaria.

La abundancia de estos insectos sugiere que en La Lajura se pudieron depositar bienes vegetales como parte del rito funerario, pese a no haberse hallado directamente productos almacenados. También se han identificado restos de escarabajos xilófagos, como el Leipaspis sp., que podrían estar asociados a los tablones de madera usados para colocar los cuerpos.

Insectos, recreación ficticia
Recreación fantasiosa de varios insectos. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Una aportación clave para la arqueología funeraria atlántica

Este estudio supone un hito en la aplicación de la entomología forense al ámbito arqueológico en las Islas Canarias. Además de reconstruir con precisión las condiciones de descomposición y los usos del espacio funerario, amplía el conocimiento sobre la biodiversidad premoderna del archipiélago y sobre los patrones de movilidad de especies asociadas a la acción humana.

Gracias a la combinación de datos arqueológicos, tafonómicos y entomológicos, el equipo investigador ha logrado esclarecer con un grado de detalle sin precedentes cómo se desarrollaban los enterramientos colectivos entre los bimbapes de El Hierro. Este trabajo, financiado por el Consejo Europeo de Investigación y liderado por Pedro Henríquez-Valido (ULPGC) en colaboración con instituciones como el CNRS y el Museo Nacional de Historia Natural de París, abre la puerta a futuras investigaciones en otros yacimientos canarios y atlánticos.

Referencias

  • Henríquez-Valido, Pedro, et al. “Insects in the far West: Burial practices on El Hierro Island (Canary Islands, Spain; ca. 6th-11th centuries) reconstructed via funerary archaeoentomology.” Journal of Archaeological Science 173 (2025): 106120. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jas.2024.106120

Cortesía de Muy Interesante



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