Un viaje por el tiempo en Cuitzeo, Michoacán


En el corazón del Estado de Michoacán, conocido como “El Alma de México”, se encuentra una joya que combina historia, cultura, tradición y belleza natural: el Pueblo Mágico de Cuitzeo, una de las diez comunidades purépechas que conquistan a todo visitante con su encanto inigualable.

A las orillas del segundo lago más grande del país, este municipio michoacano, cuyo nombre significa “Lugar de las tinajas de agua”, ofrece una experiencia que conecta al viajero con la esencia del México más auténtico. A mil 840 metros sobre el nivel del mar, Cuitzeo seduce con su aire colonial, sus templos, paisajes espectaculares y una gastronomía que conquista paladares.

El recorrido por este destino puede iniciar en el puente carretero de cuatro kilómetros, una obra monumental construida en 1882 que une la tierra con el lago. Desde allí, los visitantes pueden admirar un paisaje que combina historia y naturaleza, con aves migratorias que sobrevuelan el cielo al caer la tarde, creando un espectáculo de luz y color difícil de olvidar.

Uno de los tesoros arquitectónicos más importantes de Cuitzeo es el Ex Convento de Santa María Magdalena, una joya renacentista del siglo XVI edificada por los frailes agustinos. Este recinto combina elementos neoclásicos, góticos y barrocos, y resguarda valiosas obras artísticas, esculturas y libros antiguos. Su fachada plateresca sorprende por el detalle en piedra de enredaderas, ángeles y corazones.

En su interior destaca un vitral que representa a María Magdalena lavando los pies de Jesús. Hoy, este templo es sede del Museo de la Estampa, abierto al público, y uno de los espacios más emblemáticos del patrimonio michoacano.

El recorrido continúa por el Palacio Municipal y el Portal Hidalgo, donde se respira el ambiente de los pueblos tradicionales. El parque ecológico invita a convivir con la naturaleza, mientras que los Siete Templos -cada uno con su historia y estilo particular- ofrecen una mirada al fervor religioso de la región.

Tesoro arquitectónico. El Ex Convento de Santa María Magdalena. CORTESÍA

Para los amantes de la arqueología, la zona arqueológica Tres Cerritos es parada obligada: un antiguo centro ceremonial purépecha que conserva tres montículos, una plaza central y un adoratorio, testimonio del pasado espiritual del lugar.

Otro punto relevante para conocer es el malecón de Cuitzeo, el lugar perfecto para caminar, disfrutar de la vista y apreciar el entorno natural del lago. Es un espacio tranquilo que refleja la esencia del pueblo.

Cuitzeo también conquista por el paladar. Sus cocinas ofrecen una amplia gama de platillos tradicionales: corundas, pescados y charales del lago, rana empanizada o en caldo, enchiladas, uchepos, y las clásicas galletas de pinole y nata. Cada bocado evoca el sabor casero y la hospitalidad michoacana.

A las opciones culinarias anteriores se suman las carnitas y la cecina, platos típicos de Michoacán que se pueden disfrutar en los alrededores del pueblo. Finalmente está la sopa tarasca, un platillo tradicional de la región, hecha a base de frijoles, jitomate y chile.

Si planeas una visita, considera hacerlo durante alguna de sus festividades más emblemáticas, como la Fiesta de la Virgen de la Concepción, el convite de mojigangas, la Fiesta Patronal de Santa María Magdalena (22 de julio), la Fiesta del Señor de la Expiración (16 de octubre) o la Feria del Pescado en Mariano Escobedo.

Visitar Cuitzeo es viajar en el tiempo: caminar entre historia viva, arquitectura majestuosa y tradiciones que laten con fuerza. Es un destino que invita a contemplar, disfrutar y descubrir por qué Michoacán es, sin duda, el alma más vibrante de México.
 

Suplemento Pasaporte

Cortesía de El Informador



Dejanos un comentario: