Ver el Sol desde la Tierra ha sido siempre una mezcla de asombro y dificultad técnica. Quizás recuerdes cómo de pequeño alguien te advirtió que no miraras al Sol directamente, porque podrías dañarte los ojos. Esa advertencia, más allá de su utilidad, encierra un reto que ha acompañado a generaciones de astrónomos: observar nuestra estrella con precisión sin precedentes.
Eso es exactamente lo que ha conseguido un equipo de científicos en el Observatorio del Teide, en Tenerife. Usando una nueva cámara instalada en el Telescopio Solar VTT (Vacuum Tower Telescope), han captado imágenes del Sol con resolución 8K real, un logro inédito que les permite ver estructuras magnéticas y dinámicas solares como nunca antes. Los resultados han sido publicados recientemente en la revista Solar Physics, en un artículo firmado por Robert Kamlah y colaboradores.
El telescopio VTT: experiencia renovada
Ubicado en una de las cumbres más soleadas de Europa, el VTT lleva funcionando desde 1988. Hasta ahora, como muchos telescopios terrestres, sufría una limitación fundamental: la turbulencia atmosférica que distorsiona las imágenes. Gracias al nuevo sistema de cámaras, desarrollado por el Instituto Leibniz de Astrofísica de Potsdam (AIP), esto ha cambiado radicalmente.
El sistema no solo ofrece imágenes a 8K, sino que emplea un método de restauración basado en la captura de 100 exposiciones cortas por imagen, a razón de 25 fotogramas por segundo. Esto permite seleccionar los momentos menos afectados por la atmósfera y reconstruir imágenes mucho más nítidas. Según el artículo, “se lograron imágenes reconstruidas con una resolución de imagen 8K por primera vez”.
Esta nueva capacidad ha permitido alcanzar una resolución espacial de hasta 100 kilómetros sobre la superficie solar, un valor teórico que ahora es real. Además, con la técnica de secuencias temporales (time-lapse), pueden observarse procesos dinámicos en escalas de apenas 20 segundos. Esta frecuencia es ideal para capturar fenómenos fugaces, como erupciones o cambios rápidos en las manchas solares.

Qué hay dentro de una mancha solar
Las manchas solares son regiones del Sol donde el campo magnético es tan intenso que modifica la temperatura y el movimiento del plasma. Verlas en detalle no es solo una cuestión estética: es una vía directa para entender la actividad solar. La nueva cámara ha logrado registrar con gran nitidez las regiones activas numeradas NOAA 13685 y 13686, el 24 de mayo de 2024.
Estas observaciones se realizaron en la llamada banda G (430,7 nanómetros), una franja del espectro visible donde se resaltan detalles finos del Sol. Con esta información, los científicos identificaron cómo las manchas se integran dentro de estructuras mayores llamadas supergranulaciones, que forman patrones de convección en la superficie solar.
Además, según indica el estudio, se observó que “la orientación no radial y la torsión de los filamentos penumbrales revelaban la compleja estructura del campo magnético”. Esta configuración, explican, fue responsable de al menos tres grandes fulguraciones y múltiples eventos menores durante ese periodo.

Dos colores, dos capas del Sol
Para ver más allá de lo visible, los investigadores utilizaron filtros especiales que permiten observar otras longitudes de onda. En concreto, realizaron registros en la línea de calcio ionizado (Ca II K, 393,3 nanómetros), una frecuencia que permite estudiar las capas superiores del Sol: la fotosfera y la transición hacia la cromosfera.
Al comparar las imágenes obtenidas en la banda G y en Ca II K, se logra una visión tridimensional de los movimientos del plasma en distintas capas del Sol. Esto ayuda a trazar la evolución de fenómenos como las ondas de choque, la acumulación de energía y los movimientos verticales del gas solar.
Las imágenes generadas con este sistema, algunas de las cuales abarcan hasta 200.000 kilómetros de diámetro, también han sido clave para seguir la actividad en la región NOAA 13691, una zona altamente activa observada el 28 de mayo de 2024.

Enseñando trucos nuevos a telescopios veteranos
La tecnología que hay detrás de este logro no se ha creado de la nada, sino que se ha integrado con otros instrumentos ya presentes en el VTT. Entre ellos destacan HELLRIDE, un dispositivo de interferometría solar, LARS, un espectrógrafo de referencia láser, y FaMuLUS, un espectrógrafo multicanal. Todos ellos operan conjuntamente para ampliar las capacidades científicas del telescopio.
Este enfoque modular ha sido clave para revivir el VTT. Como señala Carsten Denker, responsable de la sección de Física Solar en el AIP: “Los resultados obtenidos muestran cómo, junto con nuestros socios, estamos enseñando trucos nuevos a un telescopio antiguo”.
Gracias a este trabajo colaborativo, el VTT se ha convertido en una herramienta valiosa no solo para estudiar el Sol en condiciones normales, sino también para monitorear eventos solares extremos, como las fulguraciones o eyecciones de masa coronal, que pueden tener impacto directo en las telecomunicaciones, la navegación por satélite o las redes eléctricas terrestres.
El futuro es 8K (y más barato)
Más allá del logro puntual, este trabajo marca una tendencia. Las cámaras CMOS de bajo coste con resolución 8K prometen ser un componente central de los próximos telescopios solares de 4 metros. Estos nuevos instrumentos podrían triplicar el campo de visión de los sistemas actuales de 4K, permitiendo cubrir áreas más amplias sin perder detalle.
Además, la capacidad de registrar imágenes en alta resolución con una cadencia tan alta abre posibilidades en el campo del pronóstico del clima espacial, una disciplina cada vez más relevante a medida que dependemos más de tecnologías sensibles a la actividad solar.
El artículo concluye que estas herramientas, integradas en telescopios bien situados como el VTT, pueden ser una vía eficaz para hacer seguimiento no solo de la actividad solar a gran escala, sino también de los procesos más pequeños y rápidos que alimentan esa actividad.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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