
El cuarto de máquinas de la diplomacia mexicana ha colapsado.
El componente dogmático, agregado a la estructura diplomática por AMLO, hizo estallar el sistema institucional de Relaciones Exteriores. Su herencia a la presidenta Sheinbaum ha detonado la peor crisis de confianza en la relación con Estados Unidos desde el caso del asesinato de Enrique Camarena.
Ricardo Salinas Pliego sostiene un mayor número de interacciones de calidad con la Casa Blanca que el secretario De la Fuente.
¿Por qué razón ha desaparecido el secretario de Relaciones Exteriores en el momento más complejo de la relación entre Palacio Nacional y la Casa Blanca?
¿Qué ha ocurrido desde el mes de febrero, momento en el que Marco Rubio lanzó la primera advertencia al gobierno mexicano sobre la política de retiro de visas a quienes hayan contratado a médicos cubanos cuyo régimen de Díaz-Canel trata como esclavos?
El mensaje de Rubio a México fue demasiado claro como para que Relaciones Exteriores no tomara nota: las agendas del presidente Donald Trump y el secretario de Estado Marco Rubio se parecen, pero no necesariamente son las mismas.
Dos ejemplos sobre la desinstitucionalidad de la política exterior de Palacio Nacional ilustran el rostro actual de la diplomacia.
¿Qué tienen en común Alberto Barranco Chavarría y Bernardo Barranco Villafán? A la luz de la lectura, solo su apellido, sin embargo, debido a un error de AMLO, hoy es embajador en el Vaticano quien no iba a ser nombrado como tal, y no es embajador quien debía serlo.
Un error de un asistente de AMLO lo llevó a llamar por teléfono al periodista Alberto Barranco en lugar del maestro en Sociología del Catolicismo Bernardo Barranco. Este último le fue recomendado a AMLO para designarlo como embajador en el Vaticano.
El 25 de septiembre de 2019 AMLO recibió a Alberto Barranco en su oficina y le deseó suerte. ¿Lo confundió con Bernardo Barranco? Sí, pero era lo de menos. Alberto resultó ser un periodista afín a su movimiento.
El segundo caso ocurrió el 20 de septiembre de 2022. El presidente de Alemania Frank Steinmeier llegó puntual a Palacio Nacional. Se trataba de una visita de Estado.
Al llegar a la puerta de entrada, uno de los miembros de seguridad impidió el paso a un funcionario alemán que acompañaba a Steinmeier. “Su nombre no está en la lista”. Un miembro de la comitiva llamó por teléfono a un funcionario de la SRE. “Lo siento, el presidente AMLO no tiene un asesor de política exterior que nos pueda ayudar con el tema. Voy para allá”.
La anécdota no termina. La agenda del encuentro entre AMLO y Steinmeier no incluía una comida. Al paso de la reunión AMLO le dijo al presidente alemán: “Quédese a comer”. Sí, el presidente se quedó a comer teniendo que cancelar una reunión.
Salinas Pliego patrocinó una gala latina en Washington previo a la toma de posesión de Donald Trump. Ron Johnson y Christopher Landau acudieron. Hoy, embajador y subsecretario de Estado, respectivamente.
También lo hizo el pasado sábado, en la Ciudad de México. Acudieron el embajador Johnson y varios empresarios y directivos estadounidenses. Del gobierno mexicano, Alicia Bárcena, en campaña para la secretaría general de la ONU.
Hoy, los presidentes de EU y México representan dos vértices de un triángulo. En efecto, en el tercer vértice se encuentra Salinas Pliego. El empresario tiene buena relación con Trump.
Parecería canciller in pectore, pero sabemos que solo lo parece.
Cortesía de El Economista
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