Una catástrofe hace 79.500 años lo cambia todo: en contra de lo que se pensaba, descubren que una de las mayores erupciones de la historia no alteró la temperatura del planeta

Hace 79.500 años, un evento volcánico de proporciones colosales sacudió la Tierra. La supererupción de Los Chocoyos, en la actual Guatemala, lanzó una cantidad de cenizas y gases a la atmósfera como pocas veces se ha visto en la historia geológica del planeta. Se pensaba que su impacto climático fue devastador, incluso capaz de desencadenar una era glacial. Sin embargo, un nuevo estudio basado en registros de núcleos de hielo ha puesto en duda esa idea.

Un equipo internacional de científicos ha descubierto que, a pesar de la magnitud de la erupción, la Tierra se recuperó en cuestión de décadas. Sus hallazgos, publicados en Communications Earth & Environment, sugieren que, aunque Los Chocoyos inyectó una enorme cantidad de azufre en la estratósfera, este no fue suficiente para causar un enfriamiento global prolongado​.

Una explosión de proporciones históricas

Los Chocoyos fue una de las erupciones más grandes del Cuaternario. Ocurrió en la caldera del lago Atitlán, en Guatemala, y su volumen de material expulsado fue de aproximadamente 1.220 km³, lo que equivale a cubrir toda España con una capa de ceniza de casi un metro de espesor​.

El impacto fue global. Los depósitos de ceniza de esta erupción han sido identificados en registros geológicos en América del Norte, el Caribe e incluso en el Pacífico ecuatorial. Pero no solo dejó su huella en el suelo: el azufre expulsado alcanzó la estratósfera, donde formó aerosoles que reflejan la luz solar, lo que en teoría debería haber provocado un enfriamiento prolongado.

Sin embargo, las nuevas evidencias sugieren que la relación entre supererupciones y cambios climáticos no es tan simple. Los datos de los núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida muestran que el planeta no experimentó un enfriamiento sostenido tras Los Chocoyos, a diferencia de lo que se ha observado en otras erupciones de menor escala​.

Volcán imaginario. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.

El enigma de los núcleos de hielo

Para resolver el misterio del impacto climático de Los Chocoyos, los científicos recurrieron a los núcleos de hielo polares, registros naturales que contienen información precisa sobre la composición de la atmósfera en el pasado. Al analizar muestras de Groenlandia y la Antártida, identificaron partículas de ceniza coincidentes con la erupción y un pico de deposición de sulfato, prueba de que Los Chocoyos sí tuvo un impacto atmosférico​.

Pero había un problema: no había señales de un descenso significativo de temperatura a largo plazo. Estudios previos habían sugerido que los aerosoles de azufre de erupciones como esta podían reducir la temperatura global en varios grados y durante siglos. Sin embargo, los registros isotópicos del hielo indicaban que cualquier enfriamiento fue de corta duración.

Este hallazgo desafía una hipótesis clave sobre las supererupciones: que son capaces de alterar el clima de forma drástica y prolongada. Si Los Chocoyos no logró desencadenar una era glacial, ¿hasta qué punto son realmente peligrosas las erupciones futuras para la estabilidad climática?

Registros de isótopos de oxígeno en sedimentos marinos que marcan capas de ceniza volcánica, ayudando a datar grandes erupciones y su impacto climático. Fuente: Communications Earth & Environment

La rápida recuperación de la Tierra

Uno de los descubrimientos más sorprendentes del estudio es la rapidez con la que el planeta volvió a su estado normal. El sulfato volcánico en los núcleos de hielo mostró una señal intensa, pero de corta duración, lo que indica que la dispersión y eliminación de los aerosoles fue más rápida de lo esperado​.

Los investigadores concluyeron que la recuperación ocurrió en apenas unas décadas, una escala de tiempo muy corta en términos climáticos. Esto contrasta con otras erupciones históricas como la del volcán Tambora en 1815, que sí generó un “año sin verano” en 1816 y causó hambrunas en varias partes del mundo.

Además, el estudio destaca que las condiciones preexistentes del clima pueden influir en la duración del impacto volcánico. En el caso de Los Chocoyos, la atmósfera y los océanos podrían haber estado en un estado más estable, lo que facilitó la disipación del azufre y evitó una alteración climática a largo plazo​.

Uno de los descubrimientos más sorprendentes del estudio es la rapidez con la que el planeta volvió a su estado normal. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.

¿Qué significa esto para el futuro?

Este descubrimiento tiene implicaciones importantes para la forma en que entendemos las supererupciones y sus riesgos. Se pensaba que cualquier evento de esta magnitud podría causar un desastre climático de siglos, pero Los Chocoyos demuestra que esto no siempre ocurre.

Los modelos climáticos actuales asumen que una gran inyección de azufre en la estratósfera tendrá efectos prolongados en la temperatura global. Pero si la Tierra fue capaz de absorber el impacto de Los Chocoyos en pocas décadas, quizás sea necesario revisar estas estimaciones. Esto no significa que las supererupciones no sean peligrosas, pero sí que su impacto podría ser más impredecible de lo que se creía.

Por otro lado, la investigación también sugiere que no todas las erupciones se comportan igual. Otras variables, como la latitud del volcán, la época del año en que ocurre la erupción o la circulación atmosférica en ese momento, pueden influir en la duración del enfriamiento.

Los científicos planean continuar investigando el impacto de otras supererupciones del pasado para mejorar los modelos predictivos. Comprender estos eventos es clave para evaluar el riesgo volcánico y su posible impacto en el clima del futuro.

Referencias

  • Helen M. Innes, William Hutchison, Michael Sigl, et al. Ice core evidence for the Los Chocoyos supereruption disputes millennial-scale climate impact, Communications Earth & Environment, 2025. DOI: 10.1038/s43247-025-02095-6.

Cortesía de Muy Interesante



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