En un panorama cinematográfico donde los niños prodigio suelen representarse como enigmas geniales o mártires incomprendidos, Wolfgang llega con una propuesta tan sensible como necesaria. Esta película española, dirigida por Javier Ruiz Caldera y basada en la novela de Laia Aguilar, nos presenta a un niño de diez años con altas capacidades intelectuales y diagnóstico de autismo. Pero lejos de caer en estereotipos o dramatismos exagerados, la historia apuesta por la humanidad, los matices y las emociones contenidas. Wolfgang no trata solo de la brillantez, sino de la vulnerabilidad, del duelo y, sobre todo, de la posibilidad de encuentro entre dos personas muy distintas: un padre ausente y un hijo extraordinario.
Estrenada en marzo de 2025, la cinta ha sido aclamada por su autenticidad y su mirada respetuosa hacia la neurodivergencia. A través de una puesta en escena sobria y una narrativa sin aspavientos, Wolfgang se convierte en un retrato íntimo sobre los vínculos y la dificultad —pero también la belleza— de acompañar a alguien que ve el mundo de forma diferente. Más que ofrecer respuestas, la película invita a observar, a escuchar, a permanecer. Y en ese silencio cómplice, consigue emocionar profundamente.
Para conocer más sobre el proceso creativo detrás de este proyecto tan especial, hablamos con sus dos principales artífices: Laia Aguilar, autora del libro original y guionista de la película, y Javier Ruiz Caldera, el director que dio vida a esta historia en la gran pantalla. A través de sus voces descubrimos los desafíos, las decisiones y las intenciones que construyen la esencia de Wolfgang.
“La infancia es la patria de cualquier escritor”, Laia Aguilar

1. ¿Qué te inspiró a crear un personaje como Wolfgang, un niño con autismo y altas capacidades?
Me explicaron la historia de un niño pequeño que en la escuela se daba golpes de cabeza contra la pared cuando sacaba un 9,5 de un examen cualquiera. En definitiva: no podía soportar no ser el mejor. Esa frustración – el hecho de no poder fallar, de no ser el mejor en todo – me sirvió de motor narrativo para empezar a crear el personaje. Las altas capacidades llegaron después. Y más tarde llegaron los rasgos aspergers.
2. ¿Cómo fue el proceso de documentación para reflejar con respeto la neurodivergencia en la novela? ¿Hay personas expertas en el autismo detrás de la investigación?
En todo momento estuve asesorada por una psicóloga que trataba niños con superdotación y rasgos aspergers (la doble excepcionalidad). Ella me dio mucha información y me puso en contacto con famílias con niños autistas con las que pude tener varias charlas. Más tarde, en la película, fuimos asesorados por la Asociación Espectro Autista-Asperger de Cataluña. Con ellos fuimos de la mano en todo momento e incluso revisaron el guión y nos propusieron cambios interesantes.
3. Wolfgang tiene una sensibilidad muy marcada. ¿Qué papel juega la emoción frente al intelecto en la historia?
Wolfgang es por encima de todo una historia emocional. La historia se centra en un niño de 10 años que intenta asimilar la muerte de su madre y necesita respuestas. Necesita elaborar, sentir, preguntar, dar rienda suelta a sus emociones. La emoción juega un papel muy claro y muchas veces el mundo interior del personaje se expresa a través de la música. Gracias a la música, y sobretodo al vínculo que crea con su padre, Wolfgang puede empezar a elaborar sus emociones. Y sí, la emoción gana siempre frente a la razón (al menos desde mi punto de vista).

4. ¿Qué sentiste al ver tu novela adaptada al cine? ¿Qué crees que aportó la mirada del director Javier Ruiz Caldera?
Ver la película por primera vez fue un impacto muy grande. Me emocioné mucho y le di las gracias a Javier Ruiz Caldera por su gran trabajo. Él ha sabido plasmar la emoción del libro a la pantalla, ha aportado dosis importantes de humor, ha filmado unas imágenes bellísimas y ha hecho una gran dirección de actores. Me siento feliz de haber trabajado con él!
5. Has escrito varias historias protagonizadas por niños o adolescentes. ¿Qué te interesa tanto de esa etapa de la vida?
Creo que todo lo que es importante en nuestras vidas sucede básicamente en el periodo de la infancia. Y sí, en muchas de mis novelas aparecen niños “heridos” que necesitan sanar, o entender, o comprender el mundo que les rodea y que les resulta hostil. Creo también que la infancia es la patria de cualquier escritor. Yo siempre que creo un personaje me pregunto: cómo fué su infancia? Qué sucedió?
6. ¿Qué retos te planteó escribir una historia tan íntima sin caer en el dramatismo o en el estereotipo del “niño genio”?
El gran reto era no caer en arquetipos ni en un excesivo dramatismo, efectivamente. Pero creo que las notas de humor – tanto del libro como de la película- nos ayudan a sobrellevar la situación. Por otro lado, una de las cosas que acaba entendiendo Wolfgang es que pecisamente no es tan genio como se cree (tiene defectos, como todo el mundo. Y a la vez es extrordinadio, como todo el mundo). Intenté crear un personaje humano, que se equivoca, que tiene virtudes y defectos, que busca el afecto y que finalmente consigue crear vínculos que le serán de gran ayuda. En definitiva: un personaje complejo como creo que lo somos todos los seres humanos.

7. ¿Crees que la literatura y el cine pueden ayudarnos a entender mejor a los niños neurodivergentes?
Una de las cosas más bonitas que me han pasado desde que se ha estrenado la película es la cantidad de padres de niños con aspergers que se han puesto en contacto conmigo o con alguien del equipo para agradecernos la sensibilidad con la que hemos tratado el tema. Si la peli o el libro pueden ayudar a visibilizar esta realidad, me alegro mucho por ello. Hace pocos días hicimos un pase de la película en Barcelona con niños autistas y sus familias y vimos reacciones muy favorables a la película. Poderlo compartir con ellos ha sido el mejor regalo.
8. ¿Qué te gustaría que las familias se llevaran consigo después de leer Wolfgang o ver la película?
Me gustaría que las familias salieran hablando un poco del peso que damos a nuestras emociones. La idea que atraviesa todo el libro y la peli es que los conflictos hay que hablarlos y que las emociones (todas ellas) deben ocupar su lugar. Temas como el duelo, la enfermedad mental, el sentir que uno no encaja en el mundo, las segundas oportunidades… son temas de peso en el mundo que nos rodea. Poderlo hablar en família o en pareja me parece importante. No creo en los temas tabúes.
9. ¿Qué te gustaría decirle a las personas neurodivergentes que se vean reflejadas en Wolfgang o en otros de tus personajes?
Me gustaría darles las gracias. Cada día aprendo más de ellos y de su fascinante manera de ver el mundo. Creo que debemos aprender de ellos (aunque cada caso es singular, claro. Y Wolfgang es un caso único y especial, aquí no podemos generalizar). Pero si algunas de estas personas se han visto reflejadas en algún aspecto del personaje, me siento muy feliz por ello. También se de otras personas que se han visto reflejadas en el padre o en la abuela. De eso se trata. De entender, pese a los errores, a cualquier personaje. Todos aciertan y todos se equivocan. Así es la vida.
“Un niño no tiene el oficio de actuar, él juega”, Javier Ruiz Caldera

1. Wolfgang es una película contenida, sensible y muy alejada del tono cómico que ha marcado parte de tu carrera. ¿Qué te atrajo de esta historia?
Pienso que lo más natural en un cineasta es buscar nuevos retos a los que enfrentarse. Encontrar la manera más adecuada para contar una historia es lo que más me estimula como director. Es cierto que hasta ahora en la mayoría de mis películas predominaba la comedia, pero he intentado siempre jugar con los límites de los géneros, he mezclado el fantástico, el romántico o la acción combinándolos con un claro componente de cómico. En el caso de Wolfgang todo surge de mi enamoramiento de la novela escrita por Laia Aguilar. Los temas en los que ahí se tratan me interpelaron de una manera muy poderosa y tuve la necesidad de llevar esa historia al pantalla. Mi trabajo ha sido proteger esa emoción que sentí al leer las páginas de la novela hasta llevarla a las salas de cine.
2. ¿Cómo se dirige a un niño que no actúa “hacia afuera” sino desde el detalle, el silencio y la lógica interna?
Una parte importantísima de dirigir actores es saber escogerlos bien. Tenía clarísimo que el niño que interpretase a Wolfgang sería el alma de la película así que no quise empezar a imaginar esta historia hasta que no encontrasemos al Wolfgang ideal. Fue un casting de más de 9 meses, viendo a unos 700 niños. Buscamos a Wolfgang entre asociaciones de niños autistas, alumnos con altas capacidades, y escuelas de música, viendo a niños pianistas y por supuesto contamos también con niños actores. Finalmente apareció Jordi Catalán, con esa ternura en la mirada, esa inteligencia en los silencios y ese sentido del humor en las réplicas que nos enamoró a todos. Ya teníamos a nuestro Wolfgang, ahora había que estar atentos y alerta todos los miembros de equipo técnico y artístico, porque cuando hay un niño en un rodaje todo gira en torno a él. Ensayamos mucho, tuvimos la ayuda de una “coach”: Claudia Costas, para que Jordi entendiese todo el rato lo que estaba haciendo y porqué. Al final un niño no tiene el oficio de actuar, él juega. Y los adultos tuvimos que reaprender a jugar alrededor de él.
3. El vínculo padre-hijo es el eje emocional del filme. ¿Qué te interesaba explorar en esa relación concreta, marcada por el desconcierto mutuo y la necesidad de aprender a convivir?
Últimamente se han estrenado muchas películas, algunas de ellas brillantes, que tratan sobre el tema de la maternidad. Pero de la paternidad no se habla tanto, de una nueva manera de ser padre, de combinarlo con el trabajo que también existe. Pertenezco a una generación de directores que nos esforzamos en tratar de conciliar nuestra profesión con estar presentes en la vida de nuestros hijos. Y de manera natural estos temas salen a la hora de contar una historia. Y era importante hacerlo alejados de esa figura paterna ya tan manida en el cine de padre desastre que no sabe hacer nada. Carles, nuestro protagonista está desconcertado por la nueva situación que le toca vivir, pero lo hace lo mejor que puede, desde el amor, y también desde el humor. Y Wolfgang, por su condición no se lo pone fácil. Y hay que reconocer que la verdad es que lo hace bastante bien. Encontrando la manera que considero que es la más poderosa para aprender a convivir, que es la comunicación sincera.

4. La estética de la película es sobria, íntima, sin subrayados. ¿Fue una decisión desde el guion o se fue construyendo en rodaje?
Esta historia pedía que la cámara fuese prácticamente invisible, que dejásemos espacio a los actores para que la emoción que trasmitían se sintiese verdadera, sin artifícios. Y eso influyó en toda la puesta en escena y a todos los departamentos, fotografía, vestuario, decorados. En otras películas he sido más juguetón con la cámara pero aquí la sobriedad era imprescindible. Lo tuvimos claro desde la concepción misma de la historia pero a medida que rodábamos la propia naturaleza de las secuencias y de lo que estaba pasando nos pedía la manera de contarlo. Lo mismo pasó a la hora de componer la banda sonora, Clara Peya, la compositora, tenía claro que debía dejar aflorar la emoción sin subrayarla.
5. ¿Qué importancia tuvo el trabajo con asesores o expertos en autismo durante la producción?
Para nosotros era muy importante contar con el asesoramiento de algunos expertos en el tema del espectro autista. Es cierto que la novela escrita por Laia Aguilar en la que se basa la película ya estaba muy documentada pero aún así queríamos ser lo más rigurosos posible en ese aspecto. Y encontramos en la Associació Espectre Autista-Asperger Catalunya los aliados ideales. Nos reunimos varias veces con ellos, se leyeron el guion y nos pasaron unas notas de lo más interesantes para construir al personaje de Wolfgang desde la verdad cinematográficamente más auténtica. Nos han acompañado durante todo el proceso y una vez acabada la película fueron los primeros en verla. Y la verdad es que desde que la estrenamos está siendo un viaje increíble en ese sentido, hemos hecho pases con ellos, también con la Asociación Asperger de Madrid y en el Aspercamp de Tarragona con coloquios posteriores que ha sido muy emocionantes. Gracias a todos ellos nos hemos dado cuenta de lo importante que es dar visibilidad a un personaje protagonista así. Que haya referentes cinematográficos y tratar el tema con humor es algo muy poderoso para normalizarlo.
6. El personaje de Wolfgang no se explica, se muestra. ¿Cómo lograste que el espectador empatizara con él sin recurrir a explicaciones o atajos emocionales?
No hay nada que de más pereza que las explicaciones en las películas. El cine te permite contar con imágenes cosas que de otra manera serían imposibles y hemos intentado usar todos los elementos cinematográficos que teníamos a nuestro alcance para meternos en la piel de Wolfgang y trasmitir su punto de vista. Colocar la cámara a su altura, o sentir en primera persona los ataques que tiene, mostrar sus emociones fue todo un reto. Y la verdad es que con un actor como Jordi todo ha sido más fácil de lo uno pudiese imaginar. En su mirada se muestra mucho más que lo que pudiésemos hacer con un diálogo.

7. ¿Qué te enseñó este rodaje sobre lo que significa “acompañar” a alguien distinto a ti?
Una de las cosas que hemos aprendido en el proceso de la realización de esta película es que no hay dos casos iguales. Cada caso dentro del espectro autista es único y Wolfgang solo es el ejemplo de uno de ellos, con sus características propias, algo que me perece de lo más lógico ya que cada individuo es irrepetible. Por lo tanto debería ser de lo más habitual del mundo saber tratar la diferencia con la máxima naturalidad. Lo que sucede en la película refleja una manera muy bonita de afrontar las diferencias, y es el personaje de Anna Castillo, la psicóloga, el que da las claves. Se trata de poner nombre a las cosas, dejar que salgan a la luz para poder comprenderlas y gestionarlas. Y sobretodo acompañar, estar ahí para que se produzca esa comunicación.
8. ¿Crees que el cine familiar necesita más historias como esta: honestas, sin moralejas, sin idealizar a los niños?
Yo voy mucho al cine con mis hijas y más allá de las comedias descerebradas o películas de animación (que en ambos casos algunas me encantan) echo de menos una propuesta de cine familiar que trate de personajes, de emociones y de temas con cierta profundidad que luego generen conversación. Yo recuerdo ir al cine con mis padres y ver películas que trataban ciertos aspectos dramáticos y era muy estimulante poder hablarlo a la salida. Quién mejor que tus padres para poder hablar de todo eso? A veces pienso que últimamente sobreprotegemos demasiado a los niños, evitándoles a cualquier costa que se hablen de ciertos asuntos que quizás estaría bien que empezasen a entender y gestionar. La experiencia con esta película me ha demostrado que los niños son mucho más inteligentes y están abiertos a hablar de lo que imaginamos.
9. ¿Qué reacción del público —o de alguna familia— te ha conmovido especialmente desde que se estrenó Wolfgang?
Pues la verdad es que estamos recibiendo mensajes muy emotivos por parte del público, tanto en los pases a los que asistimos con coloquio posterior como a nivel personal. Nuestra intención siempre fue hacer una película honesta y sobretodo emocionante y divertida. Que haya conectado emocionalmente a este nivel con algunos espectadores está siendo muy bonito y estimulante. Por los temas que trata la historia, más allá del autismo, se está generando una conversación muy profunda y liberadora. Me voy a reservar lo que a veces nos explican las familias, no solo por no hacer spoiler, sino también porque ya forman parte del la intimidad de las personas. Es algo que me llevo a nivel personal y que me hace muy feliz.
Por una mirada más amable del autismo (Asociación Espectro Autista-Asperger de Cataluña)
Tras conocer a fondo el universo de Wolfgang a través de las palabras de su autora y su director, parece natural detenernos un momento y mirar más allá de la pantalla. Porque detrás del personaje hay muchas realidades, y hablar del espectro autista con respeto y sensibilidad es parte del cambio que esta película propone.
Wolfgang no explica el autismo, lo muestra
A continuación, compartimos algunas aclaraciones clave, elaboradas por profesionales y personas del colectivo, que pueden ayudarnos a hablar del autismo con mayor conciencia:
- El autismo no es una línea recta. Cada persona autista es diferente, con fortalezas, necesidades y realidades únicas. No existen dos personas iguales dentro del espectro, y esa diversidad es parte de su riqueza.
- No se trata de leve o severo. El autismo se diagnostica por grados según el tipo de soporte que cada persona necesita, no por lo que “parece desde fuera”. Hay personas con pocas necesidades visibles que igualmente enfrentan altos niveles de sufrimiento interno.
- La genialidad no es lo esencial. Aunque algunos destaquen en ciertos campos, esto se debe a hiperintereses profundos, no necesariamente a un coeficiente intelectual superior. La mayoría de las personas autistas tienen un cociente dentro de la media.
- Cambiar el lenguaje es cambiar la mirada. Muchas personas prefieren hablar de condición del espectro autista(CEA) en lugar de trastorno, o decir persona autista en lugar de persona con autismo, porque esta forma respeta su identidad y experiencia de vida.
- No se trata solo de dificultades. También hay fortalezas: atención al detalle, honestidad, pensamiento lógico o sensibilidad profunda. Es importante dejar espacio para esas cualidades y no reducir a nadie a sus desafíos.
- De la inclusión a la convivencia. Las personas autistas no buscan ser simplemente “incluidas” en un sistema que no las entiende, sino convivir en igualdad y con reconocimiento de su forma singular de estar en el mundo.
Wolfgang no explica el autismo, lo muestra. Y en esa decisión narrativa hay un gesto poderoso: nos invita a mirar con curiosidad, con respeto, con ternura. Ojalá esta historia —en la pantalla, en el libro o en cada conversación que despierte— nos ayude a construir una sociedad más amable para todos.
Cortesía de Muy Interesante
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